En las últimas semanas, en medio de las acciones de celebración del Mes de la Hispanidad en Estados Unidos, la doctora Kenya C. Dworkin ha tenido la feliz iniciativa de utilizar las redes sociales –Facebook, en este caso– para recordar a muchas figuras que, provenientes de esta cultura, hicieron notables aportes al desarrollo sociocultural de esta nación, contribuyendo a la integración de sus diferentes componentes étnicos.
He
seguido las publicaciones de Dworkin, cuyos aportes al conocimiento de la
cultura hispana en Estados Unidos son bien conocidas en el mundo académico y me
ha llamado la atención que esta profesora de Carnegie Mellon University –quien
publica sus trabajos en revistas especializadas y editoriales reconocidas–,
decidiera dar a conocer en Facebook aspectos de sus constantes
investigaciones. Conozco su proverbial
generosidad y sencillez porque gozo de su amistad, pero esta vez me sorprendió,
desde un ángulo que alude a su fina agudeza, su sincera vocación de enseñar y
el amor que siente por la cultura de la cual procede.
De
hecho, hay dos servicios a la vez: mostrar algunos de los miles de rostros de
procedencia hispana –muchos apenas conocidos en nuestra época– a los que
debemos acciones enaltecedoras de nuestra cultura, y mostrar que este medio de
expresión por el que circulan millones de personas diariamente, no es sólo para
notas baladíes, chistes, pugnas políticas o domésticas y un sin fin de
cotilleos (por más que, penosamente, alcancen mayor cantidad de likes),
sino que puede ser también un medio de enseñanza. Esta vez, la profesora abre
en la famosa red social una ventana a la historia de la cultura hispana en
Estados Unidos, ofreciéndonos momentos cruciales de la vida y obra de muchas
figuras de origen hispano en este país.
En la
brevedad de este espacio, voy a retomar sólo algunas de las líneas que nos
ofrece la Dra. Dworkin, como una manera de aplaudir la clase que desde Facebook
ella nos regala, casi siempre precedida de la pregunta motivadora ¿sabes quién
es?:
Rita Hayworth |
Carlos
Santana, el
guitarrista mexicano-estadounidense creador de la famosa banda con su apellido
“cuya música combina de manera única rock, jazz, blues, salsa y ritmos
africanos con influencias latinas”.
Franklin
Chang-Díaz, el
ingeniero mecánico y físico costarricense que se convirtió en el tercer
inmigrante latinoamericano en unirse a NASA, y el primero de ellos en haber
volado fuera de la órbita de la Tierra, en 1986. Fue el primero en hablar con
la Tierra desde el espacio en español.
Rubén
Salazar, uno de
los primeros periodistas mexicano-estadounidenses en los principales medios de
comunicación. Su trabajo fue particularmente significativo porque resaltó la
vida de los chicanos. Salazar creció en El Paso y sirvió en el ejército antes
de convertirse en periodista de Los Angeles Times. En su carrera, se
centró en las injusticias cometidas contra los miembros de la comunidad
chicana. Mientras cubría una protesta de la Guerra de Vietnam, la Moratoria
Chicana en 1970, su vida fue interrumpida por un proyectil de gas lacrimógeno
lanzado por la policía.
Alirio
Díaz Guerra,
inmigrante colombiano autor de la novela Lucas Guevara, publicada en
español. Es la primera novela sobre la inmigración latinoamericana a Estados
Unidos.
Juana
Briones de Miranda, “Una mujer fascinante de Alta
California”, dice la profesora. Nació en
Branciforte, en 1802, hija de un español-mexicano con una mulata de
ascendencia africana. Se casó a los 18 años con un soldado español, cuyos
padres eran de ascendencia indígena yaqui, con el que tuvo 11 hijos. El ejemplo
de esta notable mujer en la vida del naciente San Francisco se deriva de la
fuerza con que, separada de su esposo y con una amplia prole, fue capaz de
convertirse en dueña del Rancho La
Purísima Concepción en el condado de Santa Clara y llegar a ser reconocida en
su entorno por el uso de las yerbas medicinales, especialmente en la sanación
de su pueblo ante un fuerte brote de viruelas. Asimismo, se le agradece por
haber sido partera de muchos niños cuando no existían médicos y hospitales. Esas
mujeres también son heroínas y merecen un sitial a la hora de reconocer el
legado hispano en Estados Unidos.
Octavio
Ambrosio Larrazolo, en 1928, fue elegido a ocupar el mandado no concluso del senador de Nuevo México Andrieus A.
Jones, quien murió durante su cargo. Larrazolo nació en Chihuahua, México, en
1859, pero emigró a una edad muy temprana a Nuevo México. Se le conocía por
talentoso orador y apasionado campeón por los derechos civiles de los hispanos,
la igualdad educativa y por los derechos de la lengua española.
Loreta
Janeta Velázquez (1842-1923), fue una mujer cubana que se trasladó a los Estados Unidos y se
disfrazó como un soldado confederado masculino durante la Guerra Civil
estadounidense.
Loreta
escribió el extenso libro La Mujer en Batalla: Una Narrativa de las Proezas,
Aventuras, y viajes de Madame Loreta Janeta Velázquez, donde cuenta cómo se alistó en el ejército de
los Estados Confederados en 1861.
De
muchos hispanos, o descendientes de hispanos que han sobresalido en Estados
Unidos nos ha escrito en estos días la Dra. Dworkin. Gracias a ella por
enriquecernos las redes sociales con un contenido que verdaderamente enseña.
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