La semana pasada conocí a la salvadoreña Ester Alvarenga, cuando coincidimos visitando a un amigo. Sin saber que es graduada de Ciencias Políticas en una universidad de su país, le pregunté, para decir algo, cómo les iba con el gobierno de Nayib Bukele. La profundidad de su respuesta rebasó los límites de mi expectativa y entonces le propuse compartir con La Gaceta sus opiniones, pues resulta interesante el proceso político que vive esa nación centroamericana.
Sin
embargo, vino a ser cuando el diálogo despertó el interés periodístico que
calibré la autoridad con que Alvarenga puede hablar de este tema, pues tiene
una maestría en Resolución de Conflictos y Mediación, por la Universidad de
Santander, en España; una maestría en Ciencias Políticas por la Universidad
Centroamericana José Cimeón Cañas, de El Salvador, una licenciatura en Trabajo Social en la
Universidad Luterana Salvadoreña, varios diplomados, experiencia académica,
Jurado en diversas tesis universitarias y una vasta experiencia laboral en
campos tan complejos como la defensa de los derechos humanos de las víctimas de
desaparición forzada de niños y niñas durante el conflicto armado 1980-1992.
Es miembro de la Asociación PROBUSQUEDA, trabaja con grupos vulnerables como
mujeres, niños y niñas, personas adultas mayores y migrantes; ha participado en planificaciones
estratégicas, operativas y formulación de proyectos de cooperación y también
en relaciones políticas diplomáticas ante organismos internacionales y
multilaterales. A quien mejor, entonces, para preguntarle:
¿Cómo
aprecias la concentración de poderes que el
presidente Nayib Bukele está impulsando en tu país?
Desde
que el señor Nayib Bukele Ortez asume la presidencia en El Salvador, el pequeño
pulgarcito está viviendo una situación de ingobernabilidad política. El estilo
de gobernar del Presidente es dictatorial y autoritario. No muestra ninguna
voluntad para entender los disensos, sino, por el contrario, impulsa una
campaña de odio y desprestigio contra sus opositores políticos y contra todas
aquellas personas e instituciones que cuestionen su actuación.
Conversando con Ester Alvarenga, en Tampa |
Desde
esa fecha, el presidente Bukele continuó la campaña de desprestigio contra el
órgano legislativo y posteriormente también lo hizo con los Magistrados de la
Sala de lo Constitucional, quienes, en reiteradas ocasiones emitieron
sentencias contra el actuar del Presidente, muchas de las cuales no fueron
aceptadas, cayendo en absoluto desacato.
En
resumidas cuentas, el presidente Bukele con la campaña de odio logró sus planes
(cautivar el voto popular) obteniendo 55 escaños en la nueva Asamblea
Legislativa 2021-2024, mayoría suficiente para quitar y poner funcionarios de
segundo grado, elegir a magistrados de la Corte Suprema de Justicia,
magistrados del Tribunal Supremo Electoral y cambiar incluso la Constitución.
Es así que, desde el 1.° de mayo tiene control del Parlamento, por lo que la
bancada del oficialismo, desde la medianoche de ese mismo día y siguiente
sorprenden con la destitución de los Magistrados de la Sala de lo
Constitucional y del Fiscal General de la República. Es decir, de nuevo se
presenció otro golpe de Estado, esta vez contra el órgano judicial.
Desde
que se instalaron los diputados del oficialismo y sus aliados, han aprobado
proyectos de ley con dispensa de trámite en obediencia al Presidente, tal como
él lo expreso en 2020: “Los diputados, sólo tienen que apretar el botón”. En
otras palabras, los diputados lo que hacen hoy es pasar y aprobar papeles sin
analizar su pertinencia, sometiendo al país a una situación política y
económica sin retorno.
Con la
concentración de poder, el presidente Bukele pone en peligro los Acuerdos de
Paz de 1992, con los que se puso fin a un doloroso conflicto armado que
desgarró al pueblo salvadoreño y, asimismo, al estado democrático de derecho
que se ha venido consolidando desde esa fecha.
¿Qué
efectos ha tenido la política del presidente Bukele en la economía de El
Salvador, incluyendo la legalización del bitcoin?
El
presidente Bukele inició su gestión sin ningún plan donde se tracen las líneas
estratégicas para la recuperación económica. En esta área, como en otras, se ha
caracterizado por la improvisación, por lo que el rumbo económico es
impredecible. Lo que sí se puede asegurar es que, desde el primero de mayo de
2021, la nueva Asamblea Legislativa está sometiendo al país a un endeudamiento
cuyas consecuencias serán insostenibles, con daños irreversibles. Lo que es
peor, se niegan a rendir cuentas de la “ejecución” de los fondos, por el
contrario, han aprobado leyes para declarar en reserva los gastos del gobierno.
Por
otra parte, está sometiendo a una aventura económica no sólo a la economía
nacional, sino también la ya deteriorada economía familiar, con la imposición
de la moneda Bitcoin, por ser una moneda altamente volátil, especulativa e
incontrolable.
El
escenario económico que se avecina para los próximos 3 años, sin duda,
agudizará la pobreza, el desempleo, e incrementará la emigración y, sin duda,
agudizará la violencia, efectos nocivos para nuestro pueblo.
¿Qué
futuro político avizoras en tu país?
El
Salvador está en presencia de una aceleración en la polarización social y
política, producto del autoritarismo con rasgos dictatoriales del presidente
Bukele, así como también por las medidas antipopulares que está impulsando. La
implementación del bitcoin es una de las medidas que ha sido rechazada, incluso
hasta por muchos de sus seguidores.
Estas
medidas han motivado a diferentes sectores sociales de diferentes expresiones
políticas e ideológicas a manifestarse y protestar. La marcha del 15 de
septiembre es el inicio de la expresión popular en rechazo a dichas medidas y
no sólo contra el bitcoin sino, también, ante el rompimiento del estado
constitucional de derecho y contra su reelección, por ser violatoria a la
constitución.
Se
puede decir que el presidente Bukele está generando el caldo de cultivo para la
expresión del descontento popular, por lo que es urgente y necesario que
recapacite y se esfuerce por la armonización de la sociedad, promoviendo una
cultura de paz en vez de la cultura de odio y violencia, pero para lograrlo es
necesario la tolerancia y el respeto a la institucionalidad democrática.
¿Qué
es la Asociación PROBUSQUEDA, en la que trabajas?
Surgió
en 1994, dos años después de los Acuerdos de Paz con los que se puso fin a un
conflicto armado que dejó más de 100 mil personas asesinadas, más de 8 mil
desaparecidos y más de un millón de desplazados. En este contexto, también
desaparecieron más de mil niñas y niños.
PROBUSQUEDA ha reivindicado el derecho de las víctimas a
exigir el derecho a la verdad, la justicia y la reparación, pero también ha
promovido procesos de formación y educación desde el componente de la memoria
histórica tan necesarios para que hechos
horrendos, como los sufridos por las víctimas, especialmente los niños y niñas,
no la sufran otras generaciones.
El
trabajo incesante de PROBUSQUEDA permitió develar la negativa del Estado de El
Salvador en reconocer que la desaparición forzada de niñas y niños constituyó
una práctica sistemática y deliberada durante el conflicto armado.
Hasta
la fecha, PROBUSQUEDA cuenta con una base de datos de más de mil denuncias, de
las cuáles ha logrado determinar el paradero de 459 jóvenes que en su infancia fueron desaparecidos, promoviendo
reencuentros con sus familiares biológicos en muchos de los jóvenes que han
sido localizados.
La
investigación de campo para la ubicación de jóvenes se robustece con la
investigación científica, para lo cual cuenta con un Banco de Perfiles
Genéticos gracias al apoyo de científicos de laboratorios internacionales.
En el
ámbito de la justicia, ha logrado condenas por la Corte Interamericana contra El
Estado de El Salvador, mediante las cuales ha permitido algunas reparaciones
para las víctimas, y ha presentado más de 50 casos de niñas y niños
desaparecidos ante el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas.
Publicado en La Gaceta, Tampa, en 11 de noviembre, 2021
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