Yosvany Martinez
tiene una obra plástica que ha alcanzado relieve internacional, especialmente
por su carácter innovador al utilizar una fibra vegetal –el espatrillo macho–
como fuente vital de unas composiciones donde la riqueza de matices, texturas y
tonalidades encuentran un inusitado soporte del que emerge la obra de arte.
Ello le ha abierto las puertas a exposiciones en diversos países y ha recibido
múltiples reconocimientos. Pero, esencialmente, la crítica ha coincidido en
evaluar los aciertos experimentales con que el pintor juega en ese mundo de
fibras, óleos, acuarelas, dibujos, donde su sello personal lo inscribe con
nombre propio.
Yosvany nos visitó
en La Gaceta, donde platicamos agradablemente y nos concedió la
entrevista que compartimos con nuestros lectores.
Yosvany Martínez, en La Gaceta, conversa con Gabriel Cartaya. |
¿Cómo recibiste la
invitación de venir a exponer a Tampa, una ciudad de tanta historia cubana?
En mi primera
visita a la ciudad de Ybor City, bien recuerdo que fue en la noche y me
llevaron a la arteria principal, donde el ajetreo de las personas y el marcado
entrar y salir de los transeúntes a los comercios me resultaba actual, pero su
arquitectura y atmósfera antigua me hizo sentir emocionado, al visualizar el
caminar a José Martí. Al tener un encuentro con Vicente Amor, de Ybor Art
Factory, en mi Estudio galería “La Fibra” de Cuba, hablarme de la posibilidad
de llevar a cabo visitas a lugares importantes de la cultura en Tampa y
realizar una muestra personal de mis obras, así trabajar en conjunto para el
seguimiento del intercambio cultural que viene realizando desde hace muchos
años, no se habló más. Dicho y hecho, fui atraído por el legado de José Martí
en Tampa y todo lo que esta ciudad ha significado en la historia de Cuba. Y
como dijo nuestro apóstol: “Rompió de pronto el sol sobre un claro del bosque y
allí, el centelleo de una luz súbita, vi sobre la hierba amarillenta erguirse,
en torno al tronco negro de los pinos caídos, ¡los racimos gozosos de los pinos
nuevos! ¡Eso somos nosotros, pinos nuevos!”.
Probablemente
después de la música, sean las artes plásticas la manifestación artística que
con mayor fuerza sitúa la cultura cubana en el mundo.
La plástica cubana
ha tenido un crecimiento en las últimas décadas y se ha dado a conocer a nivel
internacional gracias a la excelente preparación profesional y exquisita
búsqueda y experimentación de materiales y empleo de técnicas, no podemos dejar
de mencionar el intercambio cultural con muchas naciones. Recuerdo que en mi visita
a Shanghái estuve por 5 provincias haciendo trabajos comunitarios en vivo y
compartiendo experiencias con jóvenes aficionados y pintores consagrados. En
una ocasión estaba dibujando la vista de una montaña de Luchan y todo estaba en
silencio; cuando me voltee a mirar, todo el equipo de pintores estaba mirando
como yo realizaba el dibujo. Les comenté que empezaran a realizar sus obras y
todos me dijeron que no… que ellos sólo mirarían como yo lo estaba haciendo.
Para mí fue como si diera una clase magistral a pintores en un país de una
riqueza tradicional y con una cultura milenaria.
La cultura siempre ha sido un puente importante, todos los seres humanos tenemos la sensibilidad de apreciar las cosas bellas de la vida y el arte es una de ellas, en todas sus expresiones, es muy lindo sentirnos útiles sabiendo que de alguna manera hacemos el bien a otras personas. Por ejemplo, en el 2007 participé con la donación de una obra inspirada en la memoria del joven canadiense Terry Fox, para la gala benéfica celebrada el 9 de marzo con el objetivo de recaudar fondos para la X edición de la Carrera Terry Fox/ Lucha contra el cáncer. en la subasta realizada por la Embajada de Canadá en Cuba cuyos fondos como cada año, fueron entregados al Instituto de Oncología y Radiobiología de La Habana, para contribuir al financiamiento de los proyectos de investigación contra el cáncer que se desarrollan en el mismo.
Alicia Alonso. Técnica mixta. Obra de Yosvany Martínez Pérez. |
Otro ejemplo de
cómo las artes plásticas obran en calidad de embajadora cultural fue en el
2016, cuando fui invitado por la Cátedra
Martiana de la FIU a una exposición personal y subasta benéfica para recaudar
fondos para niños de Florida, acompañado de importantes figuras de las artes en
Cuba como Fernando Echevarría e Irene Rodríguez, en la 16.ª edición de José
Martí Breakfast/Florida Internacional University.
Tu formación como
artista no procede de las instituciones en que se han formado la mayor parte de
los pintores cubanos, como es el colegio San Alejandro o el Instituto Superior
de Arte. ¿Cómo nace y crece tu formación, cuánto tiene de autodidacta y de la
propia vocación?
Al igual que yo,
existen muchos pintores que no han tenido estudios en instituciones dedicadas a
las Artes. Se puede citar al Maestro de la plástica Raúl Martínez que su
formación académica fue Diseño y cuando se habla de la plástica cubana no se
puede pasar por alto. Nos reconocen como autodidactas, en mi caso, soy graduado
del Instituto de Diseño Informacional, con profesores de altos estándares,
recibí clases de Historia del Arte, Ilustración, Dibujo Académico de la figura
humana, además de muchas otras asignaturas que me han servido para aumentar mi
conocimiento en la rama del diseño. Tampoco soy graduado de estudios en la
técnica del grabado y cuando existe el deseo y las ganas de crear, uno
investiga , estudia y se interna en ese mundo. En en una ocasión, Niurka, gran
amiga y excelente pintora, que fue la primera persona en explicarme cómo eran
los principios del grabado; me dijo que el día que me atrapara nunca más podría salir de ese universo. Tuvo
toda la razón, recuerdo que ella con una cajita de madera muy pequeña creaba
los grabados, pero daban unos resultados muy grandes, esa es la magia del arte,
como sin apenas recursos somos capaces de crear obras que pueden competir a
escala mundial sin perder la esencia del arte, que es la creación de lo bello.
De la generación
de pintores cubanos anterior a la tuya –Roberto Fabelo, Mendive, José Bedia,
Zaida del Rio, Nelson Domínguez, por citar a algunos)– y que se formaron
después de 1959, ¿hay influencias en ti?
Si, mucha
influencia e inspiración, tuve el honor en el 2006 de ser invitado a participar en una exposición
colectiva con pintores de primer nivel en Cuba, algunos Premio Nacional de las
Artes Plásticas y pude apreciar de cerca sus originales. Yo nací en Alquízar,
un pueblo que entonces pertenecía a la provincia Habana y fue una experiencia
única que en muy corto tiempo de haber decidido tomar la pintura como el motor
impulsor de mi vida, para sacar de adentro de mi ser todo mi universo y poder
compartirlo al mundo. Recuerdo estar frente a la obra de Nelson Domínguez, con
todo su universo de texturas visuales y su trazo es único; delante de un
original de Fabelo, el mayor regalo visual y derroche de sentimientos que puede
percibir un ser. Pudiera seguir mencionando a todos y lo que representan sus
grandes trabajos, y comprendí el valor de la dedicación y el esfuerzo por cada
día hacer una obra mejor.
¿Consideras que el
primer compromiso del artista es con su propuesta estética?
Claro que sí, uno
como artista debe tener el compromiso de ser fiel con su propuesta estética, de
ahí es cuando uno va madurando y dándole consistencia a su obra. En mi caso
desde muy niño pinto, pero al empezar profesionalmente quise hacer un cambio diferente a todo lo que estaba mirando y empecé a incursionar en
la plástica pero mirada desde la óptica de la fibra. Utilizo una hierba
conocida como espartillo macho, familia de las gramináceas, la que cortada,
secada y entintada –también con elementos naturales–, le da a mi obra un sello
personal. Por supuesto, al hacer algo diferente tuve muchos premios y
reconocimientos, pero también muchas personas que no compartían mi forma de ver
el universo plástico. Yo me decía, si eres capaz con una simple fibra, de pensar
como un pintor y darle un tratamiento de degradaciones tonales y sombras,
limpieza, profundidad, equilibrio, pues encontraría la esencia de mi obra y su
fuerza radicaría en eso. En cierta ocasión una crítica de arte muy respetada en
Cuba me comentó que no le gustaba una obra; le confesé que seguramente estaba
mirando una foto, que no es igual. Entonces contestó que no le gustaba porque
la cara de la figura humana transmite mucha tristeza. Le respondí que ese era
el sentido de la obra y me sentí feliz de haber logrado algo único.
En ese momento,
empecé a introducir visualmente la huella de la fibra en diferentes técnicas de
la plástica, grabado a la técnica de la calografía, linografía, taco perdido y
óleos; hay muchas personas que se confunden y tocan las piezas pensando que es
la técnica de la fibra.
Creo que tu obra ha
sido bien reconocida hasta hoy, tanto en Cuba como en el extranjero. La
cantidad de exposiciones y premios así lo manifiestan. ¿Cómo actúan en tu
proceso de creación esos reconocimientos?
Soy un artista que
me pongo retos y metas que pueda cumplir. Mi padre, cada vez que me veía
trabajando, me decía que cada obra que me veía hacer era más difícil que la
anterior. Yo le explicaba que esa era la razón de la creación y el gozo del
artista, superarse uno mismo en cada nueva obra. Siempre empiezan generaciones
nuevas que son los seguidores, mentes y manos frescas, llenos de deseos de
comerse al mundo, pero soy del criterio que no debemos cansarnos, ni
repetirnos, creo que es una de las formas de sentirnos vivos y creativos; mi
mente no cesa de pensar en nuevas formas y texturas, haga lo que haga nunca
descansa de generar nuevas formas.
¿Cómo miras las
tendencias actuales de las artes plásticas en Cuba y su relación con la
realidad sociopolítica de la Isla?
En la historia de
la humanidad, desde que el mundo es mundo y empezaron a verse los primeros
destellos de las artes en las cavernas, los artistas han sido seres casi
siempre incomprendidos, Por ejemplo, Toulouse-Lautrec llegó a vivir en lugares
del bajo mundo francés y de ahí extrajo su esencia; otro caso, Vincent van Gogh
vivió también en su mundo postimpresionista, sólo vendió una obra y dependía
del dinero de su hermano; también han existido pintores en contra o a favor, en todas las épocas. Soy del criterio que en
el camino que se tome, sólo se piense en una sola cosa: en el arte y en hacer
un buen arte. A veces las necesidades y la escasez hacen surgir obras geniales,
como El sueño de la razón produce monstruos, de Francisco de Goya. Lo
importante es el respeto a cualquier forma de credo, sexualidad y pensamiento.
¿Había antecedentes
en Cuba del trabajo con el espartillo macho como fuente de creación artística?
¿Cómo logras tan preciosas obras de arte con esa fibra vegetal?
Cuando empiezo a realizar
los primeros trabajos en fibra, en realidad estudio, nunca tuve conocimiento de
que existiera esa técnica. Cuando terminé mi primera pieza la llevé a la UNEAC,
un amigo se la mostró a Fremes, un maestro en diseño información y gran artista
plástico. Quedó impresionado y comentó que posiblemente en América Latina nadie
hacía ese trabajo de llevar la fibra a la escala de la plástica. Años después,
presento una exposición y la visita el gobernador de un estado de México, quien
me comenta que en su país existía una tribu que se dedicaba a esta tradición,
pero eran muy primitivos.
Desde que concreto
la idea, empiezo con un dibujo y luego le doy los contrastes y escalas tonales
en la gama del negro al gris; a veces no sé cómo lo logro, sólo fluye, es algo que
me supera, empiezo a trabajar y son muchas horas al día durante largos
períodos, meses.
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