Es un privilegio para la cultura de Tampa que la
prestigiosa bailarina cubana Irene Rodríguez haya elegido esta ciudad para
vivir. Actualmente, es una de las figuras internacionales más brillantes de la
danza española y la coreografía. Sintetizando al máximo su currículo para este
preámbulo, he escogido algunos de sus tantos merecimientos: fue elogiada como
una “bailarina intensa y exigente” por el New York Times, laureada con el
Primer Premio en el VIII Certamen Iberoamericano de Coreografía “Alicia Alonso”
que otorga la Sociedad General de
Autores y Editores de España, posee la Orden “Isabel la Católica” –el más
alto honor civil que otorga el Rey de España–, está inscrita en el Libro de Honor del Gran Teatro de La
Habana y ha recibido varios reconocimientos
en América Latina, Estados Unidos y Europa.
La bailarina y profesora, con una Maestría en Danza,
nos visita en La Gaceta y desde la primera palabra percibimos su
exquisita gracia y sensibilidad.
Conversando con Irene en La Gaceta
Siendo muy joven eras ya la Primera Bailarina
del Ballet Español de Cuba, en una isla donde la danza es reconocida
mundialmente por su calidad. ¿Cómo llegaste a una posición tan respetada?
Desde niña mi pasión fue siempre danzar. Tenía una
vocación muy definida y aunque entonces también estudiaba piano, tan pronto
conocí la danza descubrí que nada me hacía más feliz. Luego fueron muchos años
de dedicación, sacrificio y esfuerzo. No es una carrera sencilla y requiere de
una ardua disciplina, pero lo hice con mucha ilusión hasta convertirme en una
bailarina profesional. Siendo muy joven fui ascendida a Primera Bailarina, la
más alta categoría danzaria que existe, interpretando todos los roles
protagonistas de la Compañía.
¿Cuál fue tu relación con el Ballet Nacional
de Cuba y, especialmente, con Alicia Alonso?
Fue una experiencia única. Poder interpretar una coreografía
de Alicia Alonso, compartir con ella horas de ensayo, beber de su arte, fueron
enseñanzas no sólo artísticas, sino de vida. En el 2010, la prima ballerina
assoluta Alicia Alonso me pide que asesore el repertorio de carácter
español del Ballet Nacional de Cuba. Para mí fue un gran honor que ella me
depositara su confianza. También asesoré el lenguaje del estilo español de
algunas de las danzas que ella misma coreografiaba. Posteriormente, como
Primera Bailarina invitada, bailé con el Ballet Nacional de Cuba una obra
creada por la propia Alonso y otra del coreógrafo Eduardo Blanco. Actué, en
numerosas ocasiones, en el prestigioso Festival Internacional de Ballet de La
Habana. En 2012, Alicia me otorga la responsabilidad de ser Directora Artística del Festival “La Huella
de España”, fundado y dirigido por ella desde 1988, cargo que asumí hasta venir
a vivir en Estados Unidos.
Fuiste
fundadora y directora de una compañía profesional de flamenco que llevó
tu nombre. ¿Por qué elegiste ese género cuando también hubieras podido brillar
en la danza clásica?
Muchas veces en mi vida me he cuestionado cómo sería
si yo hubiera sido una bailarina clásica pero al final me doy cuenta de que si
lo fuera, me gustaría interpretar personajes como la Kitri de “Don Quijote”,
“Majísimo”… es decir, los personajes más arraigados a las esencias ibéricas.
La creación de la Compañía Irene Rodríguez era un
sueño para mí y una necesidad. Ya mis líneas de trabajo se venían dibujando
desde hacía unos años, ya fuera en mi labor como bailarina como en mi quehacer
coreográfico, forjando un estilo muy personal en el desempeño del género
español. Esa necesidad de transmitirlo a las nuevas generaciones, esa necesidad
de hacer, de crear, de formar con mis propios códigos transformadores, fueron
los elementos fundamentales que dieron impulso a la decisión de fundar una
agrupación.
La Compañía Irene Rodríguez, que desarrollaba los
cuatro estilos de la Danza española, se enfocó desde sus inicios en crear
nuevas tendencias que hicieran evolucionar el género español, combinándolo con
todo aquello que ampliara el vocabulario escénico como lo son las artes
dramáticas, las corrientes contemporáneas de la danza, los ritmos cubanos y
todo aquello que me ha permitido hacer confluir la tradición y modernidad de un
género de carácter internacional y mi manera, muy cubana, de afrontarlo.
¿Qué representó para ti el reconocimiento en
el país donde se origina esa danza?
La más alta distinción que poseo es precisamente la
Orden Isabel la Católica: el más alto honor civil que otorga y firma el propio
Rey de España. Proviniendo de una familia netamente española y dedicando mi
vida a este arte, es un honor y un compromiso enorme para mí poseer tan alto
reconocimiento.
En Estados Unidos ya has ganado un lugar
destacado como bailarina y en 2019 fuiste la Directora del Programa de Flamenco
y Danza Española en School at Jacob’s Pillow. ¿Qué ha significado este país en
tu vida profesional?
El público y la crítica norteamericana siempre me han
acogido de una manera excepcional. En los Estados Unidos he tenido la gran
oportunidad de bailar con gran éxito en los teatros y festivales más
prestigiosos, tales como el Joyce Theatre de NYC, en el Kennedy Center for the
Performing Arts en Washigton, en el Jacob’s Pillow Dance Festival (que es uno
de los festivales de danza más importante de los Estados Unidos), entre otros,;
siendo en este último, además, la Directora del Programa de Danzas Españolas y
Flamenco de The School at Jacob’s Pillow en 2019 y la Artista Cover del
Festival ese año. También he tenido el honor de recibir el reconocimiento del
Speaker Emeritus of the Assembly en California e impartir talleres y clases
magistrales en academias, festivales y prestigiosos centros danzarios tales como
el Juilliard School, entre otros.
Bailarina Irene Rodríguez |
Estados Unidos es una gran nación que abre las puertas y brinda grandes oportunidades a todo aquel con talento y deseos de desarrollarlo. Este país es cuna de grandes artistas, tiene prestigiosos escenarios y una maravillosa crítica especializada en arte, por lo que ha sido el mejor destino para mostrar mi obra y ahora es mi nuevo hogar para hacer realidad mis sueños.
Entre los grandes triunfos que ya has
atesorado, ¿cuáles te han conmovido más?
Siempre los premios y reconocimientos recibidos son
un gran halago, una felicidad y una fuerza motora para seguir creando; pero es
el aplauso del público el mejor regalo y recompensa para un artista; ese
aplauso que tanto hemos echado de menos todos los artistas en toda esta larga
cuarentena apartados de los escenarios. Esos apasionados aplausos, a veces de
pie, esas expresiones de emoción, provocan un sentimiento que no se puede
explicar con palabras.
¿Qué ha significado para ti ser también
maestra?
El magisterio siempre me ha apasionado en gran
medida. Disfruto mucho transmitir mis experiencias y el amor a la danza a las
nuevas generaciones. Me llena de un singular orgullo el verme reflejada luego
en cada uno de mis alumnos y, aún más, el ver a esos alumnos convertidos ya en
maestros, transmitiendo mis enseñanzas.
En el apogeo de tu carrera artística, eliges
a Tampa para vivir. ¿Qué te motivó a tomar esa decisión?
Tampa es una hermosa ciudad. Cada día le descubro
más atributos y me enamoro más de ella. Muchos fueron los motivos que me
atrajeron hasta acá: extensa y hermosa es su historia vinculada con Cuba y con
España, la ciudad está en proceso de un gran desarrollo cultural, su gente es
afectuosa y solícita, su clima es perfecto; y además, es la tierra de los
campeones deportivos; así que dónde mejor para continuar desarrollando mi arte.
Tengo muchos sueños y proyectos. Me he establecido
en Tampa con muchas garras y deseos de trabajar duro para poderlos hacer
realidad.
¿Qué estás haciendo ahora y cuáles son tus
próximos planes?
Desde que llegué a Tampa he estado estrechamente
vinculada con el respetado Straz Center of the Performing Arts, ya sea
enseñando o coreografiando para el Patel Conservatory.
Próximamente, el 8 de enero, será mi primera
actuación en Tampa interpretando una coreografía como artista invitada dentro
de la competencia de ballet YAGP en el propio Straz Center.
También comenzaré el 4 de enero con mis propios
“Cursos de Formación de Flamenco” en el
Brucie Klay’s Dance Center, localizado en el 3601 S Manhattan Ave, Tampa. Serán
cursos dirigidos tanto para niños como para adultos en diferentes niveles:
principiantes, nivel medio y avanzado. También impartiré cursos para aprender a
bailar con abanicos, mantones y castañuelas. Para las inscripciones podrán
contactarme al email: irenerodriguezcompania@gmail.com.
Publicado en La Gaceta, 31 de diciembre, 2021.
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