No he encontrado suficiente información sobre la vida de José García Granell, hijo de asturianos radicados en Ybor City a principios del siglo XX. Pero lo que sabemos sobre él es suficiente para considerarlo un hijo glorioso de este pueblo, por la pasión con que se incorporó a las Brigadas Internacionales para combatir a favor de la República Española, cuando fue agredida, en 1936, por fuerzas conservadoras apoyadas por el fascismo.
Buscando
información sobre el papel desempeñado por Victoriano Manteiga y La Gaceta en
defensa del pueblo español, encuentro que García Granell fue corresponsal de
este periódico en aquella contienda antifascista europea y que se incorporó
como soldado a combatir por los ideales democráticos. Desde Tampa, como el propio Manteiga, estuvo
entre los primeros en levantar la voz en defensa de la República española. Y en
cuanto pudo enrolarse como soldado para ir al frente lo hizo, junto a un grupo de tampeños que se
incorporaron al Batallón Abraham Lincoln de las Brigadas Internacionales.
Atravesó el Atlántico el 28 de enero de 1937 en el barco Aquitania y muy pronto
participa en las batallas que se libran en Jarama y Brunete. Es herido y
llevado a Madrid a recuperarse, momento en que el periódico Mundo Gráfico le
entrevista y, en sus confesiones, prefiere extenderse en hablar de su pueblo,
su Ybor City querido. El que escribe (sin firma) lo advierte: “Apenas habla de él. Apenas habla de la
campaña. El pensamiento se le va allí, hacia Ybor City, hacia los lugares que
abandonó poniendo entre ellos y España una inmensa frontera de mar. Su palabra
es el recuerdo emocionado de todo lo que –hombres, cosas– quedó lejos”.
Resultan
tan significativas las palabras del soldado de Ybor City en España, que las
cito íntegras:
“Yo creo –dice– que Ybor City es, quizá lo que mejor representa a España en los Estados Unidos. Fue ciudad, y si políticamente, admirativamente, dejó de serlo, en lo espiritual continúa siéndolo. Hoy es una zona importantísima de la ciudad de Tampa, que reúne la mitad de la población de esta y el ochenta por ciento de su fuerza viva, industrial y comercial. Otro barrio latino hay en Tampa: West Tampa. Pero no tiene la personalidad ni el profundo sabor español de Ybor City. Tres periódicos en castellano publicamos allí: La Traducción, La Prensa y La Gaceta. A través de ellos se sigue con anhelante emoción la lucha de España.
José García Granell, uno de los jóvenes de Ybor City
que fue a España a combatir en defensa de la República.Tenemos la Casa del Pueblo. Ella es allí como el cuartel general de la causa popular. En su teatro habló un día Fernando de los Ríos, entre el entusiasmo de sus oyentes (…) Tenemos el Centro Asturiano, con un teatro capaz para tres mil personas, salones de baile, biblioteca, gimnasio, boleras, billares, bar, café, jardines bellísimos… Cuenta el Centro, además, con una gran Quinta-Sanatorio y con una Sociedad benéfica, familiar. En Ybor City también hay otras sociedades de carácter humanitario. El Centro Español cuenta, por ejemplo, con un gran edificio en West Tampa y con otro en Ybor City, con su correspondiente Quinta-Sanatorio. Todos allí somos trabajadores (la industria del tabaco es la principal fuente de riqueza de Tampa), y por eso seguimos apasionadamente la guerra de España. Se ayuda eficazmente a la causa, y esto lo saben bien el Socorro Rojo Internacional, cuantos han desfilado por la ciudad (…) Las noticias favorables o adversas de la guerra son comentadas con el interés de las cosas propias.
Pero no es sólo, por decir así, un interés platónico, a distancia. La ayuda es efectiva, tangible. Todos los días, un grupo de guapas muchachas recorre las calles de Tampa recogiendo fondos para la causa del gobierno. Semanalmente se recoge también dinero a la puerta de las fábricas de tabaco. Recuerdo aquellos primeros días de la lucha. Muchos se apuntaron para un banderín de enganche. Se envió un telegrama a Madrid ofreciendo esos hombres. ‘Disponemos de combatientes –se nos contestó desde Madrid–; agradecemos la ayuda financiera’. Se empezó a trabajar en este sentido, e inmediatamente se habían reunido miles de dólares. Se amontonaban cantidades enormes de ropas y material sanitario. Crecía a diario la organización del Socorro Rojo Internacional. Se forma una Comisión de Propaganda. Surgen por todas partes carteles y fotografías. Los oradores inflan continuamente los auditorios.
Un periódico –La Gaceta– mantiene en continuo fervor ese espíritu de lucha. Y hasta un grupo de hombres de Ybor City viene a combatir a España, enrolados en el Batallón Lincoln, de las Brigadas Internacionales. Somos doce. Y todos han caído muertos o heridos. Estos son los camaradas muertos: Salsita, Pérez, Guijarro, Maldonado, Abelardo Valdés, Arturo Tamez… Supieron morir como buenos. Los demás del grupo hemos sido heridos. Ybor City puede sentir el orgullo de sus muchachos que aquí vinieron a defender la causa de los trabajadores. El pobre Salsita, el pobre Guijarro, el pobre Valdés….
El cronista –después de insertar las declaraciones de Granell– afirma: "El pensamiento de este combatiente de la Internacional va ahora hacia los compañeros caídos. Los que en Ybor City compartieron con él afanes y trabajo y los que ahora, sobre el suelo de España –amado desde Ybor City– han encontrado la muerte”. (Mundo Gráfico, 16 de junio de 1937).
Desde
España, Granell escribió varias veces a Victoriano Manteiga, informándole del
avance de la guerra, de las campañas que se libraban, de la pasión con que
defendían desde España la democracia. Una de aquellas cartas se conserva y la
publicaremos en otra oportunidad.
No
existen datos claros sobre el destino final de aquel joven de Ybor City que se
fue a la guerra española y tuvo un vínculo tan cercano con La Gaceta. Hay una
nota en un archivo de Valencia que lo mencionan como prisionero. Otra
información apunta que estaba en Orduña, Vizcaya, y lo indica como desaparecido
desde abril de 1938.
No
sabemos. Pero deberíamos investigar y aspirar a que en una tarja de Ybor City
esté su nombre e imagen y la de aquellos hijos de la ciudad que cayeron en
tierras españolas defendiendo la libertad del hombre.
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