viernes, 28 de febrero de 2025

Manuel Deulofeu en la inauguración del Círculo Cubano de Ybor City

 El reverendo cubano Manuel Deulofeu Leonard es conocido en la actualidad, esencialmente, por los libros que publicó sobre la emigración cubana en Cayo Hueso y Tampa. Entre ellos aparecen Remembranzas de un proscripto (1900) y Héroes  del destierro (1904), imprescindibles para el estudio de la presencia cubana en estos dos enclaves floridanos a fines del siglo XIX y principios del XX.

Deulofeu, un habanero que desde 1886 se vio obligado  a irse del país por su adhesión a la causa independentista, se radicó en Cayo Hueso y más tarde en Ybor City. En ambos lugares, participó activamente en la preparación de la Guerra de Independencia, estuvo junto a Martí y de él mereció elogios que fueron publicados en el periódico Patria. En uno de ellos, aparecido el 7 de mayo de 1892, el Apóstol dice que  Deulofeu hablaba “lleno de fuego criollo, con su alma rica de bondad…”. En otra oportunidad ofreceremos unas notas biográficas sobre el digno reverendo cubano que vivió en Tampa, pues ahora preferimos incluir unos fragmentos del discurso que él pronunció en la inauguración del Círculo Cubano de Ybor City, que como él señala ocurrió el 1.°  de enero de 1899.

El discurso de marras aparece en su libro Remembranzas de un proscripto, publicado por primera vez en Tampa en 1900.

En los comentarios de Deulofeu, atendibles por haber sido testigo de lo que cuenta, comenta que este club, nombrado inicialmente Club Nacional 10 de octubre, fue fundado por los cubanos que se mantuvieron en Tampa después de terminada la Guerra de Independencia en su país, y nace como “un centro político de instrucción y recreo”. Asimismo, informa que fue creado por iniciativa de Manuel Granado, Joaquín Álvarez, Guillermo Sorondo, Alberto Varona, Federico y Juan Llépe y Manuel Zarza.

Para impulsar esta idea, convocaron a una asamblea popular, realizada el 10 de octubre de 1899, en la que se expuso el proyecto, se solicitó apoyo económico y se creó una comisión organizadora, en cuta dirección aparecen Raúl Adán como presidente, Carlos de Quesada y Borrero de secretario y Ramon Rubiera de Armas en la tesorería.

Deulofeu menciona otra ­reunión, fechada el 25 de diciembre de ese año, en la que se recibe el donativo de 420 pesos procedentes de una colecta popular realizada en West Tampa. La siguiente es para la inauguración de la institución en la Calle 14, esquina 9.ª Avenida, en Ybor City, donde “gallardo, modesto, pero bellísimo, se levanta el Club”. Como sabemos, aquella ­edificación de madera fue destruida por un incendio años después, pero en su lugar se levantó el moderno edificio del actual Círculo Cubano, reinaugurado en 1917.

En la inauguración del 1.° de enero de 1900, cuyo 125.° aniversario conmemoramos este año, el discurso principal correspondió al reverendo Manuel Deulofeu y de él extraemos los siguientes párrafos:

-Empezaré por daros la bienvenida a esta que desde hoy se llamará la casa del pueblo, donde en perfecta unión y harmonía nos reuniremos á departir sobre los grandes intereses de la Patria Cubana: deseando á la vez que el año de 1900 sea para vosotros la aurora que os anuncie una hermosa era de paz y felicidad.

-Considero como mi primer deber felicitar a la comisión organizadora de este Instituto por el acierto y la actividad que ha desplegado en las gestiones a ella encomendadas, pues solo en breves días de labor, hoy nos presenta este local perfectamente preparado demostrando de un modo claro y evidente que si ayer vestimos la chaqueta del soldado o todo lo abandonamos para consagrar nuestras actividades y recursos al bien y salvación de la patria en los momentos de la lucha armada, sabemos hoy responder a la necesidad de la época presente levantando esta Institución encaminada a unificar todos los elementos que constituyen la emigración cubana, para que además de consagrarse al cultivo de la inteligencia y de los hábitos de sociabilidad, puedan responder a lo que de nosotros demanda el porvenir y el bien de nuestra tierra querida.

-Muchos dicen que esta es la hora de perdonar, pues yo digo que esta es la hora de amar porque por encima de las ideas, criterios e intereses particulares, está el bien de la comunidad y el bien de la patria.

-Hay un peligro muy grande para la libertad de los hombres y de los pueblos, ese peligro consiste en la política basada en el personalismo, que nos conduce a hacer hombres ídolos, y encerrar dentro de los estrechos límites de la envoltura humana los elevados principios de las ideas que engrandecen y dignifican.

-El espíritu de personalismo ha sido una fuente de grandes males para la humanidad; convertimos un hombre en ídolo y él termina por imponerse como un tirano; nuestra raza es muy dada a estos fatales desaciertos y tenemos que velar mucho sobre ellos.

-Ciudadanos: si hemos tenido el valor suficiente de luchar para vivir libres, hoy lo necesitamos para vivir dignos; tan solo de este modo serán fructíferos los sacrificios consumados y la sangre derramada; pues de no ser así, los manes de tantos héroes y de tantos mártires llorarán sobre un pueblo que supo realizar tantos heroísmos para libertarse del despotismo extranjero, pero que no tuvo el valor ni la precaución necesaria para eludir el peor de los despotismos, que es el de las oligarquías y caciquismos: pues el yugo extranjero nos priva de la libertad, pero el propio nos priva de la dignidad y del decoro para conducirnos a la abyección y a la ignominia.

-No deseo terminar este humilde trabajo sin rendirle un tributo de amor y gratitud al Sr. Vicente Martínez Ybor, ese hombre de corazón noble y generoso, que, sin detenerse en consideraciones de provincialismo, y sólo obedeciendo a la rectitud de sus elevados sentimientos, buscaba y protegía al hombre laborioso y honrado, dispensándole, además a sus operarios el mayor aprecio y consideración. A este noble español deben las emigraciones en particular, y la patria en general, mucho del bien que se ha recogido.

 

lunes, 17 de febrero de 2025

Diálogo con el pintor Carlos Soto

 Carlos Soto es un pintor colombiano que reside en Tampa desde hace más de cuarenta años, por lo que puede inscribirse con legitimidad como un artista de esta ciudad. Lo conocí en las reuniones periódicas de la Coalición Hispana de Artistas (CHA), de la que es miembro y participante de sus diversas exposiciones en la localidad. Sus obras alcanzan un depurado nivel, resaltando en ellas un estilo impresionista apreciable en el alejamiento del academicismo y, esencialmente, en el uso de la luz y el color que le impresionan desde una niñez campesina donde la naturaleza fue –sigue siendo– una prioridad del artista. Soto no emerge de las altas academias de arte y, aunque de forma autodidacta y de clases recibidas en nivel primario, conoce la evolución de la pintura y las diferentes técnicas y escuelas de las artes plásticas, es la vocación quien lo ha conducido a la obra pictórica que nos muestra en la actualidad. Cuando he adquirido su obra Peruso frente al mar, le he pedido responder unas preguntas para esta columna de La Gaceta.

Carlos Soto. Peruso frente al mar.

Confiesas que, desde muy temprano, te atrajo la pintura de artistas del prestigio de Joaquín Sorolla, John Singer Sargent y Claude Monet. ¿Cómo llego a ti la obra de esos grandes pintores?

Durante la escuela secundaria, tomé clases de apreciación del arte. Estas clases me brindaron una comprensión de la historia del arte y me expusieron a las obras de maestros como Sorolla, quien me cautivó por su manejo excepcional de la luz y el color; de Singer Sargent, su maestría en el retrato y la pincelada suelta pero precisa; de Paul Cézanne, su enfoque en la naturaleza, pues admiro sus obras de bodegones; de Claude Monet, su enfoque en la luz y la naturaleza. A través de libros, museos y videos, su legado ha sido una fuente de inspiración en mi evolución como artista.

De hecho, encuentro muchos elementos del impresionismo en algunas de tus pinturas.  ¿Es la inspiración creadora que nace de ti o, de alguna manera la asunción consciente de una tendencia artística cuyos fundamentos has estudiado?

Si bien he leído sobre los fundamentos del impresionismo y valoro su influencia en mis pinturas, no es una elección deliberada, sino un lenguaje que me permite expresar mis propias sensaciones y vivencias.

Conversando con el pintor Carlos Soto

Háblame de tus primeras pinturas y de la aceptación que encontraste en tu entorno familiar y social...

Mi inicio en la pintura al óleo se originó en Tampa, bajo la dirección de la artista colombiana Yolanda Suárez. Mis primeras pinturas fueron una exploración del color y la forma marcadas por el deseo de expresarme.  Al principio, mi entorno familiar y social recibió mi trabajo con interés, aunque algunos lo vieron como un pasatiempo. A medida que mi técnica evolucionó, el reconocimiento y apoyo crecieron, fortaleciendo mi camino artístico.

Los grandes pintores colombianos como Alejandro Obregón y más recientemente Fernando Botero, ¿han tenido alguna significación en tu apreciación al arte?

Alejandro Obregón y Fernando Botero han sido significativos en mi apreciación del arte. De Obregón admiro su fuerza expresiva, y la manera de interpretar el paisaje y la identidad colombiana.  De Botero, su particular enfoque en la forma y volumen me han hecho reflexionar sobre la importancia de tener estilo propio. Aunque mi trabajo sigue su propio camino, es innegable que el arte de estos grandes maestros colombianos ha dejado una huella en la historia del arte.

Aprecio en tus obras una inclinación hacia el ambiente campesino, donde prevalecen plantas, animales, casas de campo.  ¿Es una manera de llevar contigo los origines o una intención de recrear un ambiente de contenido universal?

Mi inclinación por el ambiente campesino en mis obras surge de una conexión profunda con mis orígenes.  Representar plantas, animales y casas de campo es una manera de rendir homenaje a la belleza de estos entornos que forman parte de mis memorias. Sin embargo, también busco que estas escenas trasciendan lo personal, evocando en cada espectador una sensación de arraigo, nostalgia o incluso anhelo por la armonía con la naturaleza.

¿Y la presencia de las aguas, los ríos, el mar?

El agua, en sus diversas formas como ríos, mares, lagos, tiene un significado en mis obras.  Es un símbolo de movimiento y vida. Su presencia no solo refleja mi conexión con la naturaleza, sino que también funciona como un elemento que evoca emociones y recuerdos.  Es un homenaje a recuerdos que han marcado mi historia personal.

¿Como sales del lugar en que naces y creces?  ¿Lo haces hacia ciudades de mayor vida cultural o por imperativos de salir del país?

Yo salí de un pueblo muy pequeño, lugar donde nací y crecí, hacia una gran ciudad en busca de nuevas oportunidades, experiencias y aprendizajes.  Salir de mi país fue una decisión impulsada por el deseo de explorar nuevas oportunidades y experiencias.  Mi decisión de mudarme a Estados Unidos estuvo motivada por la búsqueda de oportunidades y crecimiento personal que solo un entorno más dinámico podía ofrecer.  Sin embargo, también valoro mucho mis raíces, ya que siguen siendo una fuente de inspiración en mis obras.

¿Hay en tu obra algún intento de crítica social?

Mis obras a través del color, la composición y los temas que elijo, no nacen con la intención de hacer una crítica social, aunque reflejan una interpretación del mundo que me ha rodeado.

además de la pintura al óleo, ¿qué otras técnicas utilizas?

Utilizo mucho el óleo, pero también el acrílico, que me permite explorar una mayor rapidez en la ejecución de la obra.

¿Qué es Tampa para ti?, ¿qué te ha ofrecido en el desarrollo de tu producción artística?

Tampa ha sido un espacio de crecimiento y exploración en mi desarrollo artístico. Es un lugar que me ha ofrecido oportunidades y un entorno donde el arte tiene un papel importante en la comunidad.  Además, ser parte de la Coalición de Artista Hispanos de la bahía de Tampa me ha brindado un espacio para compartir, aprender y crecer junto a otros artistas.  Ha sido una plataforma para visibilizar el arte hispano en la comunidad y fortalecer la identidad a través de la cración y la colaboración.

Muchas gracias.


lunes, 3 de febrero de 2025

Larissa R. Baía habla del campus de HCC en Ybor City

 Hillsborough Community College (HCC) es una institución universitaria que goza de un enorme prestigio en la bahía de Tampa. Fue fundada en 1968, por lo que tiene una historia de casi seis décadas.

Cuenta con cinco campus y atiende a más de 40 mil estudiantes. Ofrece múltiples opciones académicas, incluidos títulos de asociado en artes y en ciencias, así como certificados de créditos universitarios, diplomados, etc. Asimismo, HCC ofrece cursos de inglés como segundo idioma que contribuyen a la preparación de los estudiantes para sus estudios universitarios.

Entre los campus de HCC se destaca el de Ybor City por estar enclavado en ese viejo barrio de origen hispano e italiano y donde la comunidad cubana de fines del siglo XIX recibió a José Martí y se sumó a su proyecto de independencia de la Isla. Para conocer algunos aspectos sobre  este centro de enseñanza universitario conversamos con la doctora ­Larissa Ruíz Baía, quien ha sido su presidenta por más de 20 años y cuya pasión pedagógica y comunitaria contribuye al feliz desarrollo de la institución.

Larissa R. Baía, presidenta del campus de HCC en Ybor City

El campus del Hillsborough Community College en Ybor City está rodeado de lugares históricos de honda significación en la cultura de Tampa. ¿Cómo perciben y aprovechan los estudiantes y profesores del mismo esta riqueza patrimonial?

No me siento con la capacidad de saber cómo perciben los estudiantes o los profesores el estar en un ambiente tan histórico como el de Ybor City.  Lo que si puedo decir es que para mí como líder de esta institución y para mi equipo de gerencia es importante que haya oportunidades dentro y fuera del salón de aulas donde nuestros estudiantes puedan aprender sobre la historia de Ybor City.  Como ejemplo, la profesora Andrea Vicente ofrece un seminario sobre la arquitectura de Ybor City. Durante el año también tratamos de incluir charlas, lecturas y exposiciones de arte que celebren la cultura hispana y específicamente la contribución de los inmigrantes del Caribe, Latinoamérica y Europa al desarrollo de Ybor City y la ciudad de Tampa.  Ahora mismo, estamos planificando los detalles de una charla para celebrar el Mes de la Mujer con Sarah McNamara, autora del libro Ybor City: Crucible of the Latina South. La charla estará abierta al público en general y espero nos acompañen.

Con la pandemia se generalizó la modalidad de las clases online, una experiencia que se ha extendido en la enseñanza universitaria. ¿Cómo se comporta esta elección académica en el recinto que usted dirige?

En el semestre actual, lo que llamamos la primavera del 2025 (enero a abril), un 83% de los estudiantes en el recinto de Ybor están tomando clases virtuales. Esta cifra no incluye a estudiantes en programas técnicos de certificación.  Estos estudiantes pueden estar tomando clases presenciales (en Ybor o en otros recintos) a la misma vez, pero por lo menos están tomando una clase virtual con nosotros.  El que tantos estudiantes estén en un ambiente virtual significa que hay un cambio drástico en el entorno del recinto. Por ejemplo, vemos menos estudiantes utilizando nuestras instalaciones y un incremento en la demanda en los servicios estudiantiles virtuales (asesoría académica, tutoría, ayuda académica). También nuestro profesorado ha tenido que adaptar la pedagogía que en algunos casos han utilizado por ­muchos años.

¿Qué opinan los estudiantes y profesores sobre la disminución tan extendida de las clases presenciales?

No quiero quitarle la palabra ni a nuestros estudiantes o profesores, pero supongo que las respuestas son mixtas y complicadas.  Muchos de nuestros profesores prefieren clases presenciales porque los resultados académicos son mejores en clases presenciales. Sin embargo, sabemos que muchos de nuestros estudiantes prefieren la flexibilidad que las clases virtuales ofrecen.  Los administradores sabemos que tenemos que seguir trabajando esta tensión entre estas modalidades de estudio.

¿Qué presencia tiene la población de origen hispano en el campus de Ybor City?

En el semestre actual, el 33% de los estudiantes matriculados en el recinto de Ybor se identifican como hispano/as o latino/as.

¿Cómo se refleja en las actividades extracurriculares la diversidad étnica que existe en la matrícula de la institución presidida por usted?

Como mencioné anteriormente, para nosotros es importante elevar y celebrar la historia de Ybor City y es imposible llevar a cabo ese trabajo sin hablar sobre la cultura hispana.  Ese trabajo continúa durante todo el año; por ejemplo, al asegurarnos que nuestros profesores y empleados reflejen la diversidad de nuestros estudiantes.  Sin embargo, la celebración de la diversidad de nuestra comunidad es más evidente durante el Mes de la Hispanidad. Me siento muy orgullosa que el año pasado un comité de profesores y personal no académico organizó varios eventos bajo el tema de las raíces multiculturales de la comunidad latinoamericana.  Bajo ese tema, presentamos talleres de bomba y plena puertorriqueñas, la película cubana Conducta del cineasta Ernesto Daranas y terminamos con una charla de la profesora Magdalena Lamarre (retirada de Miami Dade College). Nuestro comité ya pronto comenzará a trabajar en los eventos para el año 2025.

 

 

 

 

martes, 21 de enero de 2025

Diálogo con Jesús Puerto, un cubano de cuarta generación en Tampa

 Jesús Puerto, aunque pertenece a la cuarta generación de cubanos  que habitan en la ciudad de Tampa, tiene  la esencia de la cubanía metida en la sangre y en el alma, lo que se percibe no solo en lo que dice cuando recuerda sus orígenes, sino en la mirada que parece extenderse al cuerpo de la Isla cuando oye su nombre. Y si el nombre que oye –o dice– es Guanabacoa, entonces le brillan los ojos como si estuviera caminando por una de sus calles.

Mirando esas imágenes, me dijo que su bisabuelo, Santiago González, conoció a Martí, oyó su voz y colaboró con su causa hasta el logro de la independencia de su país. Se quedó en Tampa, enamorado de la ciudad y estuvo entre los fundadores de la asociación donde nos encontramos. De manera que sus abuelos, su padre y él mismo, han sido miembros de esta entidad patriótica durante 125 años. Con ese privilegio, ¿cómo no hacerle unas preguntas y compartir sus respuestas con los lectores de La Gaceta?

Converso con Jesús Puerto en una sala de la Unión Martí-Maceo.

¿Qué significa para ti haber crecido en Ybor City?

Sabía que al haber nacido y crecido en Ybor City con raíces cubanas, teníamos una cultura ligeramente diferente a la de nuestros vecinos cuando nos mudamos a East Tampa y diferente a la de la familia de mi madre, que es afroamericana. Esta diferencia era especialmente notable en la época navideña, cuando mi familia preparaba comida cubana para la celebración de la Nochebuena y esa reunión familiar se convirtió en reuniones comunitarias a medida que pasaban los años y todavía se practica hoy. Este año, en la casa de mi madre tuvimos más de 65 reuniones familiares y comunitarias en esa fecha.

 Fui criado en parte por la madre de mi padre, la abuela Luisa “Male” Gómez González, y las personas que no se crían como cubanas todavía aprecian la experiencia de la Nochebuena y la comida porque es algo diferente para ellos y les encanta el sabor y la experiencia. Es algo que en  nuestra familia estamos compartiendo, lo que sigue la tradición de hospitalidad que nos transmitieron nuestros antepasados.

Eres miembro vitalicio  de la  Unión Martí-Maceo e integrante de su directiva.  ¿Cómo  ella contribuye a mantener viva la memoria de esos dos héroes?

Pues sí, soy miembro vitalicio de la sociedad sindical Martí-Maceo, al igual que mi padre y sus hermanos, así como mi abuela y sus hermanos. He asistido a eventos comunitarios y familiares allí, en el 1226 E 7th Ave. en Ybor City, desde que tengo memoria. Mis bisabuelos y su comunidad fueron parte de los miembros fundadores de la junta directiva de la sociedad. La sociedad lleva el nombre de los héroes de la independencia de Cuba, José Martí y Antonio Maceo.

Muchos de los miembros fundadores de la sociedad habían sido exiliados de Cuba durante la década de 1890 debido a su participación en el movimiento independentista de Cuba contra España. Cuando llegaron a Tampa y se establecieron, muchos de ellos trabajaron en fábricas de tabaco, aunque mi bisabuelo horneaba pan cubano. Ellos compraron recursos (machetes, uniformes, medicinas) y los enviaron a Cuba para que los usaran los miembros del Ejército Libertador, los llamados mambises.

 En mi último viaje a Cuba, como parte de mi investigación, viajé con un grupo de antropólogos e historiadores a Matanzas y me mostraron un monumento y una placa con los nombres de los mártires que murieron entre 1895 y 1898 luchando por este movimiento. Vi varios apellidos que probablemente estaban relacionados con mi bisabuelo. Fue muy emotivo.

¿Qué expectativas tiene en la actualidad la Unión Marti-Maceo?

Bueno, además de mantener las cuentas pagadas y el edificio en buen estado, la dirección ejecutiva de la sociedad y sus miembros continúan protegiendo esta importante historia, así como los recuerdos creados en el emblemático edificio. Aunque poco conocida, es una historia por la que tanto y tantas vidas se sacrificaron,  para que un día Cuba fuera libre, independiente y que el amor y la igualdad estuvieran a la vanguardia de su funcionalidad.

Esta fue la visión de José Martí y el General Antonio Maceo. Por eso, hasta el día de hoy, después de más de 125 años, protegemos esta memoria para que nuestras futuras generaciones puedan estar mejor informadas de la contribución social hecha por quienes vinieron antes que ellos y abrieron camino para las oportunidades que existen para ellos.

Háblame sobre tu actividad profesional...

Lo hago en forma de una experiencia cultural en un restaurante, Soul de Cuba Café, que creé hace 20 años, donde incorporo el arte sacro cubano, la música y la comida cubana de nuestra familia y comunidad con las recetas que se remontan a más de 125 años de tradición que me han transmitido. Las paredes del restaurante están adornadas con recuerdos como etiquetas de cajas de puros y carteles del pasado de Ybor City. Las fotos datan de finales del siglo XIX de mis bisabuelos y miembros de su comunidad en Guanabacoa e Ybor City.

¿Cómo valoras las relaciones históricas entre Tampa y Cuba?

Durante más de 125 años, mis familiares han mantenido relaciones con nuestros familiares en Guanabacoa, Cuba. Incluso a través de los muchos años de desafíos y disfunción entre los gobiernos y las dificultades que afectan las líneas de comunicación, casi todos seguimos en contacto. Lo hacemos para que nuestros primos de ambos lados de la división conozcan su historia y mantengan los recuerdos y los transmitan a las generaciones futuras.

Además de organizar reuniones familiares, también dirijo intercambios culturales, presentando a los estadounidenses aspectos de la sociedad cubana con los que de otra manera nunca tendrían la oportunidad de conectarse. Hago este trabajo como parte de la contribución comunitaria de una fundación que creé llamada Cubanakoa.

Aunque mi trabajo comunitario internacional anterior comenzó en las islas del ­Pacífico en los años 90 ­cuando serví como voluntario del Cuerpo de Paz en Samoa, sigo participando en una forma de esos esfuerzos a través del voluntariado para Cubanakoa, construyendo puentes de amor, paz y entendimiento entre ciudadanos estadounidenses y cubanos.

¿Algo más sobre Ybor City?

Sí, quiero incluir un poema breve que escribí,  dedicado a mis antepasados:

Rosa blanca de la Séptima Avenida

El dios del tabaco me dijo: cuídate.

Al hombre negro de la Séptima Avenida en Ybor City le dieron la espina,

y al hombre blanco le dieron pétalos blancos,

y aunque juntos forman la rosa,

su paz atraviesa todas las almas.

–Muchas gracias.