El periodista, profesor e historiador cubano Ángel Lago Vieito nos visita en Tampa esta semana. Como es uno de los investigadores que ha realizado aportes significativos al estudio de la obra del sabio cubano Don Fernando Ortiz, consideré oportuno hacerle una brevísima entrevista, recordando que el mejor antropólogo de la Isla fue amigo del fundador de nuestro periódico.
En la década de 1930, cuando Ortiz se vio obligado a exiliarse en Estados Unidos por su participación en la lucha antimachadista, sostuvo un intercambio epistolario con Victoriano Manteiga, a quien le agradeció su apoyo a la causa democrática cubana.
Al caer el gobierno de Machado, el 12 de agosto de 1933, cuando Ortiz se dispone a regresar a la Isla, Manteiga lo invita a visitar la ciudad de Tampa y desde ella salir para Cuba. No pudo ser, pues Ortiz viajó de Washington a Cayo Hueso a fines de agosto de 1933, pero le escribió una hermosa carta de despedida a su amigo de Tampa.
Aprovechando que publicaste el libro Fernando Ortiz y sus
estudios acerca del espiritismo en Cuba (2002), veamos algunos elementos que
remiten al prestigioso etnólogo y a esta práctica religiosa.
¿Por qué a Fernado Ortiz se le llamó el tercer
descubridor de Cuba?
Aunque se ha cuestionado, con certeras razones, el término
“descubrimiento” para describir la llegada de los europeos a América,
tradicionalmente se considera a Cristóbal Colón el primer descubridor de Cuba,
en 1492; al sabio Alexander von Humboldt, a inicios del siglo XIX, como el
segundo; y corresponde al polígrafo cubano Fernando Ortiz (1881-1969) ser
llamado el tercer descubridor.
¿Cuáles son sus aportes principales a la cultura cubana?
Don Fernando fue un gran humanista, estudioso de las raíces
históricas, el folklor y las expresiones religiosas de la población de origen
negroide, como parte indisoluble de la sociedad cubana. Enfocó su mirada
investigativa y divulgativa en la reivindicación y la plena integración nacional
de los portadores de esa herencia cultural.
¿Qué llevó a Fernando Ortiz a estudiar el espiritismo de
cordón en la región cercana a Bayamo?
Las primeras referencias sobre esa formación sincrética del espiritismo –que apareció primeramente en la actual provincia cubana de Granma– las recibió Ortiz de Pablo de la Torriente Brau, quien, formando parte de las brigadas internacionales cayó combatiendo durante la Guerra Civil en España; y tambien del poeta manzanillero Manuel Navarro Luna.
A mediados del pasado siglo, Ortiz viajó a la región
oriental, y como resultado de su trabajo investigativo describió prolijamente
lo referente al cordón, los rituales, los cantos, las invocaciones, las
posesiones, los despojos, la caridad. Asimismo, se refirió a la decoración de
los centros, los elementos materiales utilizados en la ceremonia, la
composición social, racial y de género de los practicantes y, en general, sus diversas caracteríticas.
¿Cómo se manifiesta hoy el espiritismo de cordón en la
región oriental estudiada por Ortiz?
Las raíces del espiritismo de cordón provienen de expresiones religiosas populares del período colonial, las que encontraron una sustentación teórica en la doctrina espírita codificada por el francés Allan Kardec en la segunda mitad del siglo XIX, y que se formalizaron institucionalmente a principios del XIX.
Desde finales del siglo XX, el espiritismo de cordón en el Oriente de Cuba ha experimentado influencias de organizaciones espíritas internacionales de disímiles tendencias, y ha logrado un mayor nivel de organización de sus miembros en asociaciones que los agrupan.
Aunque se mantiene practicamente intacta la forma original,
con una gran riqueza de cantos y movimientos danzarios que ejecutan los
asistentes formando un cordón o cadena, y persiste su sustentación teórica,
tambien han penetrado en mayor medida formas del denominado espiritismo
cruzado, con influencia de las religiones sincréticas de antecedentes
africanos.
¿Encuentras componentes de ese espiritismo en comunidades
cubanas en Estados Unidos, particularmente en Miami?
Actualmente existe un centro espiritista en la ciudad de
Miami y otro en Venezuela, formados por emigrados cubanos, que son extensiones
del centro de Los Letreros, de Manzanillo, y que practican la llamada “marcha
triunfal”, una variante específica muy impregnada con elementos del
catolicismo.