La visita a Tampa de José Raúl Capablanca
Al
cumplirse un aniversario del natalicio de José Raúl Capablanca –único
hispanoamericano que ha sido Campeón Mundial de Ajedrez–, queremos recordar la
breve estancia del genial ajedrecista en
la ciudad de Tampa cuando, en mayo de 1915 y de paso entre Nueva York y La
Habana, estuvo aquí unos días. En esa
ocasión, no sólo visitó la ciudad sino que ofreció en ella dos simultáneas del
juego ciencia, con lo que demostró el alto aprecio que tenía por un lugar tan
identificado con la historia de su país.
En
1913, derrotó en Berlín a Jacques Mieses
y a Richard Teichmann y en 1914, en el gran torneo de San Petersburgo, le ganó
al famoso Alexander Alekhine y se enfrentó a Enmanuel Lasker, el único que
quedó por encima de él. Al concluir la
competencia, el Zar Nicolás II proclamó a los cinco ganadores –Lasker,
Capablanca, Alekhine, Tarrasch y Marshall– como “Grandes Maestros del Ajedrez”.
Con 27
años, el día que llegó a Tampa era una gloria mundial del ajedrez y había
retado al campeón de mundo –Lasker– por el título principal, el que alcanzaría
seis años después (1921) y retendría hasta 1927.
En la tarde
del 28 de mayo, cuando arribó a Tampa, no sólo los amantes del ajedrez sino
miles de tampeños –estadounidenses, cubanos, españoles, italianos– fueron a
recibirle. En una nota que escribió PJ Walker, secretario del Club de Ajedrez
de Tampa, leemos:
“Capablanca
aterrizó en Tampa el 28 de mayo y fue recibido por una gran multitud de latinos
y estadounidenses, con una banda de música tocando cuando bajó. Miles de
personas lo aclamaron mientras lo llevaban al automóvil. Lo siguió una
procesión y también la banda de música hasta su hotel”.
El sábado
por la noche, según la misma fuente, un
country club ofreció un banquete en su honor
y, más tarde, el distinguido visitante brindó una partida simultánea en
el Tampa Chess Club con 32 jugadores, donde un ajedrecista local, nombrado E.
Mc Donald, logró llegar al final consiguiendo un empate.
Al día
siguiente, que era domingo, describe Walker “un picnic en honor a Capablanca,
al que asistieron gran parte del pueblo cubano y una gran multitud de
estadounidenses”. Asimismo, cuenta que el llamado “Mozart del Ajedrez” jugó
otra simultánea contra treinta oponentes, pero esta vez ninguno consiguió
llegar a un empate. Allí mismo, se hizo un acto donde asistió el alcalde Donald
Brenham McKay –fue dueño y editor del Daily Times–, quien pronunció un discurso
de elogio al distinguido visitante.
Tres días
más estuvo el ajedrecista en la ciudad, tiempo en que debió visitar sus lugares
más emblemáticos, entre ellos los sitios de Ybor City ligados por siempre a la historia cubana y a su Apóstol. El
jueves siguiente, 3 de junio, salió al puerto de nuestra ancha bahía, donde
abordó el Olivetti con rumbo a La
Habana. Dicen que en un momento Capablanca expresó, emocionado, que solamente en la ciudad de La Habana –donde nació el 19 de noviembre de 1888–
había tenido un recibimiento tan cariñoso como el que le prodigaron en Tampa.