Hace unos días, nos visitó en La Gaceta un grupo
de jóvenes periodistas, magníficos representantes de la cultura afrocolombiana,
cuando viajaban por diversas ciudades estadounidenses, intercambiando
preocupaciones, vivencias y enfoques sobre las complejas realidades que
enfrentan los medios de comunicación en el mundo de hoy y, en general, la
sociedad, más allá de composiciones étnicas, religiosas, políticas, sociales,
culturales.
Al terminar la conversación con ellos, le pedí a Vanessa
Márquez Mena una entrevista a la que accedió cordialmente. Vanessa es directora
de la revista digital Vive Afro, fundada por ella en 2014 y devenida un
importante vehículo comunicacional con acento en la defensa de las raíces
africanas en la cultura colombiana. Asimismo, ha sido directora de
Comunicaciones y Prensa del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes
de su país, se ha desempeñado como directora y presentadora del Noticiero de la
Cámara de Representantes y ha sido gestora étnica de la Secretaría de Cultura,
Recreación y Deporte de Bogotá. Por ello, creí sumamente valioso que
compartiera con este medio algunas
opiniones:
Estuviste
recientemente en La Gaceta,
en medio de un viaje de jóvenes periodistas colombianos a Estados Unidos. ¿Cómo
se organizó esta visita y con qué propósitos?
Bueno, la beca de liderazgo para visitantes internacionales
nos fue otorgada a cinco periodistas de Colombia, mujeres afro e indígenas que
desarrollamos proyectos y representamos liderazgos en nuestro país. Esta beca
se nos otorgó por medio de la Embajada de Estados Unidos en Colombia. Es
patrocinada por el Departamento de Estado y ha consistido en una serie de
visitas, en una serie de reuniones, pero también en una serie de capacitaciones
en diversos temas que incluyen el periodismo investigativo y todo el tema de
Inteligencia Artificial aplicada al periodismo y sobre temas también de
representación de las minorías étnicas. También ha consistido en conocer el
trabajo de diferentes medios de comunicación que hemos visitado, así como de
periodistas, editores y colectivos.
Ha sido muy interesante porque finalmente todo esto que
estamos viviendo nos permite tener una mirada mucho más amplificada de cómo en
este país los medios de comunicación están trabajando y están representando a
las minorías étnicas o a los grupos étnicos. Entonces, el objetivo tiene que
ver justamente con potenciar el liderazgo y trabajar hacia una verdadera
inclusión en las salas de redacción de los medios. Este es uno de los programas
insignias de la Embajada de los Estados Unidos. En este programa han participado
incluso, diferentes expresidentes de Colombia, ministros, exministros, personas
con un alto liderazgo en organizaciones también de la sociedad civil. Y, bueno,
eso es un poco de lo que hemos venido a hacer a los Estados Unidos. Sobre todo,
aprender a intercambiar conocimientos, a aprender también de la cultura de acá,
de las formas de organización, de cómo las comunidades se organizan, exigen y
cumplen sus derechos civiles.
Eres fundadora y directora de la revista digital Vive
Afro, la que ha alcanzado visibilidad en tu país por la promoción y defensa
de la cultura afrocolombiana. Háblame del surgimiento, desafíos y resultados de
esta publicación que ya está en su décimo aniversario.
Yo creé la revista Vive afro como resultado de mi
tesis de grado de periodismo. Soy periodista de la Universidad de Antioquia y
en esa época, y siempre me han gustado mucho tres temas principales que son:
los medios digitales, el periodismo, obviamente, y el emprendimiento. Quería una
tesis de grado que combinara las tres cosas. Siempre he sentido una pasión muy
importante por las revistas, por como las revistas trabajan diferentes enfoques
y en esa búsqueda de la representación de lo afro no encontraba tampoco medios
de comunicación con los cuales yo me pudiera identificar. Había algunos
esfuerzos en el país de generar medios de comunicación enfocados en lo afro,
pero lastimosamente esas publicaciones no eran constantes en el tiempo, no
lograban sostenibilidad, funcionaban por algunos meses o un par de años y luego
desaparecían. Para mí, ese ha sido incluso uno de los grandes desafíos de la
revista, el poder tener un financiamiento y una sostenibilidad también a largo
plazo, ya llevamos nueve años, este sería el décimo. En ese momento la revista
estaba casi en una pausa obligada debido también a que personalmente he tenido
algunos desafíos con cargos públicos y cosas que he querido hacer siempre en mi
carrera, como la presentación, la dirección de noticias, la dirección de
comunicaciones en el Ministerio de Cultura, etcétera. Todo eso ha llevado a una
pausa necesaria, pero que ha sido una pausa también para repensarnos, para
mirar hacia el futuro y encontrar nuevas maneras de sostenernos, de lograr la
sostenibilidad y de lograr impactar a la comunidad. Sin embargo, en esta
historia que hemos tenido, han sido unos resultados maravillosos. Nosotros
podemos reconocer y podemos decir que creamos todo un ecosistema de
comunicación en el cual han participado muchísimas personas, centrándonos sobre
todo en el periodismo comunitario, en el periodismo colectivo.
El fortalecimiento de los corresponsales Vive Afro
que están en diferentes regiones de Colombia y cuentan sobre lo afro desde
estas regiones, el grupo de sus columnistas, ha logrado tener una publicación
que pasó de ser mensual en nuestro sitio web a generar publicaciones diarias y
lograr una constante publicación de contenido tanto en nuestra página como en
nuestras redes sociales. Hemos logrado impactar también a la comunidad con la
información, con las noticias, con las historias que sacamos, dándole enfoques
totalmente diferentes a los que los medios de comunicación tradicionales nos
han mostrado históricamente.

De esa manera, hemos logrado trabajos tan importantes como
Cuerpos silenciados, una investigación que realizamos con cinco mujeres
sobrevivientes del conflicto armado. Y cómo esa violencia y ese conflicto
armado atraviesan los cuerpos de las mujeres, atraviesan sus mentes, atraviesan
sus vidas y mostrarlo a través de una multimedia que, además de eso, logramos
sacar un videoclip que, ha tenido también una importante visibilidad nacional e
internacional en diferentes espacios en los que hemos podido estar. Ha sido de
los resultados más satisfactorios que hemos tenido. Realmente, el desafío que
se viene es que vamos a hacer un relanzamiento de Vive Afro. Nos estamos
preparando para ello, para hacer un relanzamiento de marca, para incluir
diferentes voces, para incluir diferentes enfoques, para hablar de diferentes
temas. Creo que el nivel de conversación sobre lo afro en el país ya debe pasar
a un siguiente nivel. Entonces, una de las perspectivas es que vamos a hablar
de lo afro, no solamente en Colombia, sino que queremos hablar de lo afro a
nivel mundial: qué está pasando en Brasil, en Estados Unidos, en Francia,
etcétera. Ese es el gran desafío, empezar a tener esas conexiones.
¿Qué otra participación tienes en el periodismo
colombiano?
Pues tengo muchas: soy columnista en el portal Nativo
digital, Kienyke (Kienyke.com) y también en La silla vacía.
Soy miembro de la Red SolidariLabs Afrocolombia, que es una iniciativa de
Skylight, una organización de Estados Unidos con presencia en Latinoamérica.
También he sido jurado en el Premio de Periodismo de Kienyke. Actualmente
desarrollo y creo un podcast que se llama Pazcíficas, que realizamos con
el Ministerio de las Culturas, las artes y los saberes de Colombia, en el que
se presenta a mujeres que han aportado y aportan a la cultura desde diferentes
áreas. Son conversaciones de vida, conversaciones donde podemos analizar y hablar
a profundidad sobre sus historias. Asimismo, presento eventos y hago asesorías
a múltiples entidades, especialmente en términos de estrategias de
comunicación.
¿Qué ha significado en tu vida profesional ser directora
de Comunicaciones y Prensa del Ministerio de las Culturas, las Artes y los
Saberes?
Ser directora de Comunicaciones y Prensa del Ministerio de
las Culturas es un paso importante en mi carrera profesional y estoy
inmensamente agradecida con la vida, con mis orichas, porque fue entrar a un
espacio soñado. Siempre soñé con trabajar en el Ministerio de Cultura. ¿Por
qué? Tengo un eslogan y es que la cultura es mi vida y emprender es mi
pasión. Entonces, llegar al Ministerio de Cultura se convierte
en ese sueño, en esa posibilidad de derrumbar paradigmas porque nos han
acostumbrado a que no podemos soñar, a que hay cosas inalcanzables, a que hay
espacios en los que no podemos estar o en los que es muy difícil estar.
Poder llegar allí, poder trabajar por una comunicación donde
todos los grupos étnicos se sintieran y se vieran reflejados desde los
diferentes temas, poder tener un equipo muy amplio también, no solamente en
cuanto a lo étnico, sino también en cuanto a su experiencia, en cuanto a las
visiones, en cuanto a sus conocimientos, fue supremamente importante para poder
potencializar esa comunicación en el ministerio, que lastimosamente había
estado muy rezagada.
Cuando yo llegué recuerdo que en las redes sociales los
comentarios eran supremamente negativos y en un término de tres meses logramos
cambiar esa narrativa de un Ministerio que tal vez estaba un poco alejado de
las comunidades por un Ministerio que trabaja de cara con los territorios y con
las comunidades étnicas, con las comunidades diversas, con las comunidades
campesinas, con la ciudadanía, artistas, gestores, etcétera.
Para mí ha sido muy significativo pasar por allí, además de
la fortaleza también profesional que me deja este cargo. Ya no estoy en el
Ministerio, en la oficina de prensa, como tal. Ahora estoy dirigiendo
comunicaciones de la Asociación Nacional Sinfónica, que es una asociación
mixta, tiene participación del Ministerio de Cultura, pero también una parte
privada. Así, adentrarme también en un mundo que en mi caso había sido poco
explorado, como es la música sinfónica, pero también con esta visión de llegar
al territorio y de llegar a esas comunidades que no han tenido acceso a la
educación en este tipo de músicas es fundamental para poderlo mostrar desde el
periodismo y desde las comunicaciones. Son retos profesionales a los que me
estoy enfrentando actualmente. Y bueno, como lo mencionaba, el paso por el
Ministerio me deja estos grandes aprendizajes. Creo que contribuí en lo que
menciono, sobre todo en poder mostrar esas diversas caras de nuestras
comunidades y de todo lo que involucra la cultura.
¿Qué apoyo gubernamental reciben los proyectos enfocados
en la defensa de la cultura afrocolombiana en que tanto te has destacado?
El apoyo gubernamental, pues yo creo que todavía hay muchos
desafíos, porque los apoyos gubernamentales generalmente son por concurso y por
convocatorias. Generalmente, estos proyectos tienen un tiempo de ejecución
entre 4 a 6 meses como máximo. Creo que uno de los desafíos es poder que a
nivel gubernamental se puedan desarrollar apoyos o convocatorias que puedan
abarcar más en un rango de tiempo mucho más amplio.
Desde el Ministerio se logró hacer, o sea, desde el año
pasado se hizo una convocatoria que es la lista bienal, entonces los proyectos
ganadores reciben apoyo por dos años consecutivos y eso es lo que genera que
realmente haya una sostenibilidad en el tiempo para encontrar también otras
maneras de sostenerse, no solamente de los apoyos gubernamentales. Pero en
particular creo que ese es uno de los desafíos. Aún estamos en un país donde
digamos que no nos podemos dedicar del todo a la defensa de la cultura afrocolombiana.
¿Por qué? Pues los recursos son escasos y porque hay que encontrar otras
maneras también de solventar el día a día y todo lo que involucra hacer tener
una familia, ¿cierto? Para poder brindarles, esa calidad de vida necesaria.
Creo que falta, aunque se han hecho esfuerzos, por ejemplo,
esa iniciativa que colocó el Ministerio me parece importante, pero que se debe
expandir también a otras áreas, porque, por ejemplo, esta convocatoria es solo
para eventos muy grandes del país, festivales y demás, entonces poderlo ampliar
como otras esferas también de la cultura. Y que haya programas mucho más
enfocados en la defensa de la cultura afrocolombiana, realmente, a pesar de que
tenemos una vicepresidenta, negra, afrocolombiana, creo que aún falta
muchísimo, sobre todo desde el Ministerio que ella lidera, que es el Ministerio
de la Igualdad. Ahí también faltan unas líneas claras sobre ese tipo de
proyectos y el apoyo a aquellos que visibilizan, que dignifican y que muestran
lo que se hace, frente a una narrativa donde los medios tradicionales están
acostumbrados a narrar lo que ocurre en las comunidades afro.
¿Cómo miras hacia Colombia, Latinoamérica y el mundo de
hoy?
Bueno, a Colombia yo lo veo como un país con un amplio
potencial en todos los aspectos, tanto culturales como económicos, como
turísticos, sociales, con grandes retos, pero con un potencial enorme, como
toda Latinoamérica. Pero creo que ese potencial primero nos lo debemos creer
nosotros mismos, que ese potencial debe procurar por generar o que el país
tiene que procurar generar mecanismos donde las personas puedan tener una
educación de mayor calidad y tanto dentro del país como por fuera, pero garantizando
que los que salgan regresen también para poder aportar esos conocimientos a
nuestro país.
Aún hay grandes retos en materia del conflicto armado. Yo
creo que la apuesta por la paz, por la reconciliación, por un mundo más
pacífico, es supremamente necesaria, porque definitivamente el conflicto deja
unas heridas que son profundas y que estructuralmente son difíciles de sanar e
involucran también todos los aspectos: educativo, familiar, económico,
territorial, creo que Colombia tiene que seguir haciendo muchas conexiones con
el mundo, que ojalá cada colombiano lograra salir también del país, porque, por
ejemplo, nosotras en este viaje nos hemos dado cuenta del enorme potencial que
tenemos en nuestro país y llegamos valorando muchísimo más lo que tenemos, con
ideas nuevas, con ideas renovadas.
En realidad, yo sí me sueño un país muy próspero, con unos
niveles muchísimo más bajos de inequidad, donde la gente pueda tener esas
condiciones básicas de vida, donde los derechos civiles sean reconocidos,
protegidos, donde las poblaciones, todas las poblaciones, sin importar la
etnia, puedan tener mayores oportunidades de trabajo, pero también educativas.
La educación es el camino, definitivamente, para salir de esas brechas de
desigualdad.
Creo que también hacen falta unos liderazgos muy potentes,
unos liderazgos dentro de los diferentes escenarios de poder y de toma de
decisiones, que tengan una conciencia muy profunda sobre las comunidades y
sobre lo que necesitan las comunidades para poder aportar soluciones reales y
concretas.