Desde el inicio de la agresión de Rusia a Ucrania hemos visto imágenes impactantes que muestran la muerte de civiles en el marco de una guerra injustificable. En los últimos días, nos ha conmovido el rostro de Victoria Amelina, una escritora ucraniana que murió a consecuencia del bombardeo de los rusos contra un restaurante en Kramatorsk, una ciudad ubicada en el este del país invadido. Allí, el pasado 27 de junio perdieron la vida 11 personas –entre ellos tres niños–; dos periodistas colombianos resultaron heridos, al igual que la joven escritora, quien murió cinco días después, al no poder rebasar las lesiones recibidas en aquel brutal ataque.
Victoria Amelina es el nombre con que se conocía a Viktoriya Yuryivna Amelina, de 37 años, autora de dos novelas y un libro infantil. Una de las dos novelas, Un hogar para Dom, ha sido traducida al español. La autora había merecido el premio literario Joseph Conrad y ser finalista del Concurso de Literatura de la Unión Europea.
Amelina, un modelo de mujer que enfrentó con éxito diversos
desafíos, se propuso y logró ser piloto de aviación en un medio en que ese
oficio está dominado por hombres y, desde el aire, dio vuelo también a la
escritura.
En el momento de su
muerte, inscrita entre los crímenes de guerra cometidos por los
agresores, estaba entregada a la defensa de su país desde el frente al que mejor podía servir: la escritura para
la denuncia de los crímenes de guerra perpetrados en su tierra, de los cuales
ella misma resultaría una víctima más.
Como investigadora de campo, logró documentar muchos testimonios sobre
los crímenes de guerra de Rusia en los territorios liberados del este, sur y
norte de Ucrania, incluido Kapitolivka, cerca de Izium, donde encontró el
diario del escritor Volodymyr Vakulenko, asesinado por los rusos, logró que se
publicara y fuese otro documento que denuncia
esos crímenes.
Amelina participó
activamente en diversas ferias del libro, siendo una de las organizadoras del
desarrollado en octubre 2022 en Lviv Bookforum, la feria del libro más grande
de Ucrania, donde participaron varios autores y periodistas internacionales que
mostraron apoyo a la nación atacada.
Según cuenta en El Tiempo Cristina Fuentes La Roche,
directora internacional del Hay Festival en Cartagena de Indias, en el que
también participó Amelina en enero pasado,
“ella nos contó entonces sobre su libro en proceso, Diario de
injusticias de guerra: mirar a las mujeres que miran a la guerra, obra que
seguramente no llegó a concluir, pero en la que daba vida a mujeres víctimas
del desastre bélico”.
La misma autora informa que la escritora ucraniana había
creado años atrás el Festival de
Literatura New York, en un pequeño pueblo de ese nombre cerca de Bajmut, lugar
que conocemos por los encarnizados combates de esta guerra. Un mes después,
sigue contando, Amelina le envió una foto para que viera que la sede de aquel
evento literario había sido destruida por los ataques rusos.
Héctor Abad Facioline, uno de los dos periodistas
colombianos heridos junto a Victoria, dio a conocer en el periódico El Tiempo que escribirá un libro dedicado a
ella: “Esto ha sido muy triste y duro. Mi editora ayer me envió un poema que
escribió Amelina, que se llama Alerta y dice: alerta aérea por todo el país,
como si cada vez nos estuvieran ejecutando a todos, pero apuntan solo a uno, al
que está al margen. Hoy no fuiste tú, fin de la alerta. El martes pasado sí fue
ese tú, sí fue ella, sí fue esa alerta, cayó ese misil, que ya averigüé que es
un iskander, un misil ruso”.
Relató que el misil cayó a apenas tres metros de donde ellos
se encontraban y una esquirla le dio a Victoria en la cabeza, “ella duró varios
días, pero nunca recuperó la conciencia”.
Pero cuánto ayudó la valiente escritora ucraniana, desde su
vida y su muerte, a hacer conciencia acerca de una guerra que su nación no
provocó, pero en cuya victoria, como su nombre, creía desde el corazón.
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