Esta noche no es para la presentación de libros. Pero hacemos una excepción, una deferencia a uno de los más grandes escritores hispanoamericanos, al que consideramos un invitado de honor. Al presentar un libro suyo, le damos presencia en esta sala y durante todo el evento.
Porque es un escritor que cuando llegó a Tampa por primera
vez, invitado a una velada artístico-literaria, trajo consigo un pequeño libro
que hemos reeditado para esta ocasión, un libro de poemas en cuyo exordio el autor confesó su fe en el mejoramiento
humano y en la utilidad de la virtud. Claro que hablamos de José Martí y su
poemario Ismaelillo, inscrito por la crítica literaria en la fundación del
Modernismo.
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Perfil editorial y diseño de Edgar Jerez |
Como sabemos, Martí llegó al andén ferroviario de Ybor City, a pocas cuadras de aquí, en la primera hora del 26 de noviembre de 1891.
La velada artístico-literaria de aquel anochecer se
convirtió en el amanecer de la independencia de Cuba. Allí se prometió fundar
una república cuya primera ley fuera, de verdad, el culto de cada cubano a la
dignidad plena del hombre.
La dignidad plena del hombre entraña, primeramente, el
derecho a la libertad, al trabajo como fuente de progreso, la sensibilidad
hacia todos los seres humanos, al límite de sentir en la mejilla el golpe que
reciba cualquier mejilla de hombre, más allá del color de la piel, del rango
social, de la ideología, de la elección política, imaginario que echó raíces en
el alma cubana desde el discurso de aquella noche, a pocos metros de esta sala:
Con todos y para el bien de todos.
En aquella velada también hubo versos, canciones, añoranza
de patria y compromiso de redimirla. Fueron solo tres días los que en aquella
primera visita estuvo Martí en Tampa, el mismo tiempo que debe durar esta feria
del libro. El dejó el Ismaelillo en manos de Eligio Carbonell, ustedes dejarán
decenas de libros en manos de habitantes de Tampa procedentes de diversos
orígenes y serán libros útiles.
Aquel Ismaelillo de Martí, dedicado a su hijo, ha tenido
decenas de ediciones, casi todas en Cuba. Pero en Tampa, que fue tan
significativa para él y donde él mismo lo trajo, no se había editado. Por ello,
pensamos útil hacerlo ahora, en el marco de nuestra Primera Feria Internacional
del Libro, y mostrarlo en su momento de inauguración en la ciudad que él llamó
Tampa fiel.
Porque es una noche de gratitud, se hace esta excepción con
un escritor mayor de Nuestra América, al presentar un libro suyo que le da
presencia en esta sala y en todo el evento de tres días. Muchos de los
escritores que están hoy aquí y han traído sus libros, vienen a Tampa por
primera vez. Cuando Martí trajo su Ismaelillo, también vino por primera vez,
sin saber entonces que con aquel poemario se estaba abriendo el camino –como
con tanta prosa poética suya– a la fundación del Modernismo literario. Después
vino 20 veces más y esperamos que algunos de nuestros visitantes superen esa
cifra.
En esta edición del Ismaelillo que presentamos, creímos útil
un breve preámbulo donde se enlazaran el libro y Tampa y unas notas finales
para los lectores no informados sobre el destino de aquel niño a quien se le
dedicara uno de los poemarios más hermosos que un padre haya escrito a su hijo
ausente. Por ello, junto a varias fotografías de José Francisco Martí Zayas-Bazán,
se ofrecen datos biográficos suyos, para que, al leerse esta obra a los 133
años de haber llegado a Tampa por primera vez, sepamos cuál fue la vida de
aquel niño al que su padre llamó caballero, reyecillo, príncipe…
Después de todo, leer una y otra vez el Ismaelillo, además
del disfrute estético que produce siempre la buena poesía, es también sentir a
Martí entre nosotros, entonando un canto eterno a la libertad y al amor, que
tanta falta nos hace.
Muchas gracias.
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