La semana pasada, la Editorial Classic Subversive, dirigida en Tampa por el poeta Alberto Sicilia, dio a conocer la publicación del libro Carlos Camargo, de la línea instintiva a la obra de arte, fruto de mi autoría con la colaboración de Lianny Sánchez y otros autores que aportaron breves reseñas sobre el quehacer del artista colombiano radicado en Tampa desde hace casi 20 años. A través de esta columna y como invitación a conocer un libro que contiene más de cien imágenes de escuturas, pinturas y dibujos de Camargo, damos a conocer el epílogo que intenta resumir el contenido de este texto.
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La obra de Camargo Vilardy no ha sido estudiada suficientemente por críticos que justiprecien los valores que encierra, si bien Márceles Daconte, entre otros autores, la ha incluido en su libro Recursos de la imaginación. Las artes visuales del Caribe colombiano, destinado a relevantes exponentes de las artes plásticas en esa región. Asimismo, varios críticos de arte han ofrecido opiniones breves sobre algunas de sus series, los cuales en su mayoría han sido citados en este texto que constituye el primer esfuerzo por detenerse en la creación artística del escultor colombiano. Por consiguiente, precedidos de una anotación biográfica que permite conocer y contextualizar su origen y evolución, nos hemos asomado a su creación con el interés que despierta su diversidad, belleza y preeminencia.
En el esfuerzo hacia una visión crítica desde otra mirada,
invitamos a la especialista de arte Lianny Lisett Peña a escribir unas
cuartillas para este libro e incluimos anotaciones breves de algunos autores
que han abordado un momento determinado de su trabajo, una serie específica o
realizaron un examen sucinto de su creación. Asimismo, las opiniones del
artista se hacen imprescindibles en este texto, por lo que se insertan
confesiones autobiográficas y, al final, declaraciones artísticas que acompañaron
sus exposiciones.
Cuando en el siglo III a.n.e. Plotino afirmó que “el ojo no
podría ver el sol si no fuera un sol en cierto modo”, estaba enviando un
mensaje al ojo del pintor de todos los tiempos y de él se ha posicionado
Camargo al situarse frente al desafío de convertir el asalto de su imaginación
en una obra de arte. Un milenio y medio después, Dante expresó en su Canzoniere:
“Quien ha de pintar una figura, si no puede convertirse en ella no puede
dibujarla”. En esta dualidad, en que el artista es el origen de la creación y,
a su vez, se vierte en ella, se establece la correspondencia entre el credo y
el ejercicio estético (espíritu y materia) por intermedio del dibujo, la
pintura, la escultura y el grabado en los que este autor funde su entrañable
quehacer en su realidad y su tiempo.
Es oportuno destacar que las diferentes series a las que se
alude en este libro –Herederos de derrotas, De las aguas y los cielos, El Circo
y Wayuu– no constituyen la totalidad de la creación de nuestro artista. Estas
colecciones, a excepción de la primera, se han ido incrementando con trabajos
posteriores y, seguramente, seguirán enriqueciéndose. Otras producciones, como
los grabados, se suman a un horizonte inexplorado del ingenio creativo de
Camargo Vilardy.
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Mariposa de agua |
Debo confesar que este libro ha sido posible gracias a la
constante colaboración del artista con la propuesta del autor. Las continuas
reuniones de trabajo, aclaraciones, confesiones, muestras de sus obras y
apuntes autobiográficos han resultado de impredecible valor para su
culminación. Si el texto no consigue expresar todos los significantes que
contiene su fructífera labor creativa es por las limitaciones de quien escribe,
no por la riqueza de significados que atesora.
Si al contemplar una obra de nuestro artista, deteniéndonos
en una línea, en la sugerencia de un rasgo, en la gama de colores que
condicionan nuestras percepciones, en un fragmento de piel cobriza, en una
espiral de elevación, sientes que –entre luces y sombras, entre el vacío y el
espacio visiblemente ocupado, entre la forma figurada o abstracta de un ave, un
pez, un mago, una amerindia desnuda, un ser real o imaginario– es parte de ti,
entonces has llegado a la región más entrañable del artífice, de la manera que
llega un amigo. Desde esa sencillez, descubrimos que su creación no nos propone
mensajes herméticos con el fin de desafiar nuestro intelecto, más bien legitima
la apertura del pensamiento hacia propuestas estéticas y conceptuales que
enriquecen el conocimiento y comprensión del mundo. Definitivamente, cuando
alguien se detiene frente a una obra de arte y desde el fondo de su espíritu
murmura “es hermosa”, ha resumido en dos palabras todo lo que hemos querido
expresar en estas páginas.
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