La pasión de la Dra. Kenya Dworkin por Tampa se adivina por el brillo de sus ojos cada vez que alguien le menciona esta ciudad, algún fragmento de su historia o el nombre de alguna figura relevante de su pasado o presente. Si la alusión se vincula al teatro, entonces esa vehemencia se desborda en exposición erudita sobre sus orígenes y evolución, porque lo ha investigado durante años.
Por ello, uno se extraña de que la Dra. Dworkin no sea
profesora en la Universidad del Sur de la Florida o en la Universidad de Tampa,
sino en la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, Pensilvania, donde
enseña desde 1993. Nació en La Habana, creció en Nueva York, hizo su doctorado
en California y, sin embargo, declara que es Tampa su segunda patria, de la que
ha escrito “Creación de lugares latinos a finales del siglo XIX y principios
del XX: los emigrantes cubanos y su impacto transnacional en Tampa”, y “Tablas
sin fronteras: ‘leyendo a Cuba’ en el teatro cubano de Tampa en los 1920”,
entre otros ensayos.
Hace algunos años conocí a Kenya en un restaurante de West
Tampa, conversando animadamente con un grupo de tampeños de la tercera edad,
entre los que sobresalía Emiliano Salcines. Por los cuentos y anécdotas que
hacía entre gestos y risas, me pareció que únicamente podía ser cubana o
tampeña, o, mejor, cubana-tampeña. Y lo es de corazón sin vivir en ninguno de
estos dos lugares, lo que acaba de demostrar al sumarse a la organización de la
Primera Feria Internacional del Libro de Tampa. Por esa razón le pedí una
entrevista, pues su opinión –como su acción–es valiosa cuando estamos a un mes
de celebrar este acontecimiento importante para la cultura de nuestra ciudad.
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Es manifiesta la alegría de Kenya cuando llega a la bahía de Tampa |
Es significativo que tú, sin vivir en Tampa, eres una de las más entusiastas organizadoras de su primera Feria Internacional del Libro. ¿Cómo lo explicas?
Bueno, a decir la verdad, a pesar de no residir en Tampa,
considero que esta ciudad, y sobre todo las partes más antiguas de ella, sea
como mi segundo hogar. En marzo de 2024 habrán pasado exactamente 30 años desde
que disfruté por primera vez el privilegio de conocerla por medio de los ojos y
recuerdos de orgullosos nativos de aquí. Eso, y el conocer la larga y rica
historia de la conexión entre Cuba y Tampa, el importantísimo rol que tuvieron
los cubanos de aquí en la gesta de independencia de la Isla, lo inquebrantable
de los lazos que unieron y siguen uniendo a los dos pueblos y el abundante
calor humano que he recibido aquí, fácilmente me convirtieron en fiel y
orgullosa hija de esta ciudad hasta el día de hoy, tanto así que he dedicado la
mayoría de mi labor académica a recuperar, interpretar y diseminar su historia
cultural para que reciba el reconocimiento que amerita.
Como profesora universitaria y académica con una vasta
experiencia en el mundo editorial, ¿qué significado le atribuyes a la
realización de una Feria Internacional del Libro en Tampa?
Es de saber que esa no será la primera feria del libro en
Tampa y la zona, pero sí es la primera feria internacional con la intención de
traer física o virtualmente a autores de diversos países y continentes a
concurrir en una ciudad donde históricamente coexistían una amplia variedad de
idiomas en un solo espacio, es decir, no solo el español, sino el siciliano e
italiano, inglés, alemán, yídish, rumano y cantonés. La feria también hará eco
de esto y también de la gran cantidad de multilingües periódicos y otras
publicaciones que se producían, imprimían y leían aquí y, sobre todo, de la
fascinante tradición de la lectura que se hacía en las fábricas de tabaco. Los
famosos lectores, contratados y pagados por los trabajadores mismos, no solo se
valían de esta prensa multilingüe para informar a sus oyentes, sino que también
los llevaba a otros mundos y experiencias leyéndoles traducciones de los más
importantes escritores de países como Francia, Inglaterra y Rusia. Con esa
lectura se consagró entre los trabajadores y sus descendientes la importancia
de los libros y de leer cómo una manera de conocer al mundo y la condición
humana, y de alimentar ideas y valores. La Feria constituye un intento de unir
el pasado con el presente y al mundo con Tampa y sus ciudadanos, tanto los muy
arraigados como los nuevos.
En el campo de la investigación histórica, has dedicado
mucho tiempo a desentrañar los orígenes y evolución del teatro en Tampa, ¿habrá
presencia de estos aportes en nuestra fiesta del libro?
Que yo sepa, por el momento, no. Pero sí habrá algunas
presentaciones que harán eco de personajes que sí produjeron obras teatrales,
Luisa Capetillo, la única mujer que sirvió de lectora en una fábrica, por
ejemplo, y también actividades de carácter algo teatral, como lecturas de
poesía la noche del viernes, 8 de marzo, en el teatro del Círculo Cubano,
cuando se celebrará el Día Internacional de la Mujer, y en la carpa Yborín en
el patio de HCC, con juegos y otras actividades y presentaciones para niños. Pero,
volviendo a tu pregunta, espero que para el año que viene ya esté publicado el
libro que estoy terminando ahora sobre ese teatro que mencionas.
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Converso en La Gaceta con la Dra. Kenya Dworkin |
¿Qué opinas sobre la organización de este evento, nacido más de la pasión y voluntad que del soporte económico para instaurarlo?
Es una pregunta un poco difícil porque como bien señalas,
sin pasión y voluntad sería casi imposible llevar a cabo esta enorme y
complicada iniciativa. Y, sí, para lograrla hace falta capital, pero el amor a
los libros y a los que aman la literatura puede ser más fuerte que el interés
en lucrar. Sin duda, esta primera experiencia con la Feria y su organización
nos enseñará mucho. Aprenderemos de nuestros traspiés, pero más importante aún
es que el esfuerzo atraiga bastante público y que se unan más y más socios
–autores, lectores, editoriales, maestros, profesores, negociantes, oficiales–
para que cada año que se organice crezca más y más en calidad e impacto, con la
mirada siempre puesta en la razón de su existencia: celebrar la tradición del
lector y la lectura, unir a la comunidad, enriquecerla y, sobre todo, fomentar
la lectura, la literatura y la escritura.
¿Qué esperas de la primera Feria Internacional del Libro
de Tampa?
Lo que espero es mucho trabajo, mucho corre corre, sin duda,
pero trabajo que nos va a dejar con una sensación de satisfacción y de logro.
En lo práctico, la Feria me dará motivo para viajar a Tampa una vez más, en
medio de mi semestre universitario, y de escaparme un poco del frío de
Pensilvania. Pero en lo personal, me siento muy privilegiada al tener la
oportunidad de pasarme una semana en un lugar que amo, y con seres a quienes
también amo, y sobre todo porque voy a tener la oportunidad de conocer a decenas
de autores de diversos países, presenciar y enriquecerme con numerosas
presentaciones y lecturas por personas cuya producción literaria no conozco,
compartir ideas sobre posibles proyectos de traducción y publicación y regresar
a casa muy cansada, sí, pero con una enorme satisfacción que realmente no tiene
precio. Y con numerosos nuevos amigos y libros, sin duda.
Ánimos, saludos y Salud.
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