viernes, 16 de diciembre de 2022

Gabriel Raúl Cisneros da brillo a la escultura cubana

 Al ver el nombre de Gabriel Cisneros en una noticia sobre una exposición de arte en Madrid, recordé a un buen amigo cubano que bautizó al hijo con  su mismo nombre.

Le escribí y, efectivamente, el joven escultor que desde La Habana está llamando la atención de la crítica por la calidad de sus esculturas es el primogénito de mi amigo biólogo y profesor.

El artista, graduado del Instituto Superior de Arte de La Habana, en 2015, ha alcanzado en pocos años un prestigio que ya desborda las fronteras nacionales, como observamos en exposiciones suyas en Madrid, Panamá y otros sitios. Asimismo, la crítica comienza a asomarse con vivo interés a una obra que, en cada nueva pieza, serie o instalación, construye un canon propio desde  ingredientes  clásicos o contemporáneos donde se depura un estilo propio pletórico de significados que convocan a la participación del atento espectador.

Sin razón, sin aliento y sin nada, 2015. Autorretrato en resina de Gabriel
Cisneros a tamaño natural.  El autor utilizó esta obra como texto de graduación,
 invitando  a los participantes a romper la pieza para entender la tesis. Con ese acto,
 se  convirtió en el primer estudiante que logró el título sin defender
la fundamentación teórica de su propuesta. 

Siendo un escultor muy joven –apenas 32 años–, ya has tenido importantes reconocimientos y tu obra comienza a tener visibilidad en varios países como EE.UU., España, México, Panamá, e incluso países del Medio Oriente como el Líbano. ¿Qué ha significado la formación académica en tu comienzo como artista?

En Cuba, la enseñanza de las artes plásticas tiene dos niveles, medio y superior; el nivel medio lo cursé en mi provincia natal, en la Academia Profesional de Artes Plásticas de Las Tunas, y el nivel superior en la capital, en la Universidad de las Artes, más conocida como ISA.

En el nivel medio tuve mi primer acercamiento a la escultura, tuve muy buenos profesores. El claustro de esa escuela estaba muy nutrido de excelentes escultores. La academia me formó principalmente en la técnica. Mis metas de ese momento se concentraban en dominar correctamente el dibujo y el modelado académico. En los últimos dos años, participé en un excelente taller que nos enseñó a explorar zonas de la creación que iban más allá del dominio técnico, sería sin dudas el espacio pedagógico que prepararía el camino que me permitiría ingresar posteriormente al ISA.

Ya en la universidad, el enfoque estaba mucho más dirigido a una profundización teórica, aquí la técnica ya no sería protagonista de la pedagogía sino la crítica, un espacio de debate en el cual en torno a una propuesta de obra los integrantes del grupo intercambiaban criterios y puntos de vista, teniendo como profesores a algunos de los artistas más destacados del medio nacional.

Gabriel Cisneros. Ocio, 2021. Resina. 15x 15x65cm.

El ISA, sin demeritar al nivel medio, fue muy enriquecedor, no sólo por colocarme en un espacio donde compartía experiencias con estudiantes de todas las manifestaciones del arte, sino también por ser la plataforma que me abrió las puertas al mundo de las artes plásticas en Cuba. Desde la universidad, los alumnos podíamos ir poco a poco insertándonos en el medio, facilitándosenos el intercambio con galerías, instituciones y artistas que sin lugar a dudas se convirtieron en parte indispensable de nuestra formación como futuros creadores.

¿A qué concedes mayor fuerza en el proceso de creación, a la percepción o la reflexión?

Si algo me enseñó la universidad es que una está indisolublemente ligada a la otra. Un artista no es un mero productor de imágenes, su producción está íntimamente ligada a su intelectualidad. Hay obras en las que pareciera que la fuerza expresiva se concentra en uno de estos dos extremos, pero no creo que el fin último de una obra de arte se enfoque en ninguno de los dos. Una obra de arte es más ambiciosa, y la reflexión o la percepción son sólo el medio para un fin. En mi caso particular, encontramos objetos muy preocupados por mostrársenos estéticamente agradables, pero están enrarecidos de tal manera que inevitablemente invitan a la reflexión, es precisamente en ese juego formal donde encuentran su razón de ser. Es esa extraña inquietud que nos despiertan lo que los convierte en arte. Por tanto, creo están en un intermedio, ni lo uno ni lo otro, o más bien, sin lo uno no hay el otro. Como artista, propongo una experiencia visual que inevitablemente se trasforma en una experiencia racional, pero mi blanco no es la mente sino el ánimo, considero a las obras efectivas si son capaces de generar en el espectador alguna emoción, ese para mí es el fin último del arte.

En la feria de arte contemporáneo Art Madrid, presentaste las obra El ocio y La embestida. Háblame del contenido de esa serie y lo que representó para ti exponer allí.

En Art Madrid realmente mostré las versiones más pequeñas de dos obras de mayor escala que en ese momento se encontraban en producción. Actualmente, se están mostrando en una expo transitoria organizada por el Museo Nacional, titulada “Elocuencia del Silencio, Escultura Cubana Contemporánea”. La embestida y Ocio son las dos primeras obras de una serie de trabajos que irán viendo la luz en lo adelante. En esta serie, me apropio de la visualidad de los monumentos conmemorativos que colmaron nuestras plazas antes de la aparición de las vanguardias. Mi motivación no es reproductiva, voy creando personajes propios, pero empapados del espíritu y la visualidad de otra época. Una de sus particularidades es que, a diferencia de sus predecesoras, éstas no terminarán sobre un pedestal. Ven la luz siempre primero en esculturas de pequeño formato, las cuales me facilitan explorar todos los perfiles y posiciones posibles en búsqueda de nuevas calidades expresivas de un objeto que antaño sólo pretendía perennizar las hazañas de algún conmemorado. Me fascina la manera en la que un simple giro en la postura o la puesta en escena de un objeto pueden generar en nosotros emociones y significados muy distantes del sentido original de una pieza.

Art Madrid fue una experiencia nueva en muchos sentidos, fue mi primera feria en Europa, y la primera vez que mostraba estas obras, que sin alejarse de mi trabajo anterior develan nuevos matices en mi producción. Las ferias siguen siendo para mí un terreno poco explorado, en el que he de ganar experiencia. Sus dinámicas son muy distintas al trabajo en galería, y me ­confieso inexperto aún en esos terrenos. Art Madrid es una puerta que se abre.

En Cuba, ¿qué atención de la crítica ha recibido tu obra?

Mi obra ha sido divulgada en varios medios de prensa, pero la crítica especializada no se ha mostrado demasiado interesada. Su aparición en los medios ha estado más asociada a la promoción que al análisis profundo de sus luces o sombras. No puedo decir que estos han sido inexistentes, pues han contado con muy buenas reseñas, sobre todo de jóvenes que se inician en el medio.

           Gabriel Cisneros. Yunta, 2021. Resina .48 x 27 x 51 cm

¿Cómo vez la escultura cubana en la actualidad?

Yo diría que si vamos a hablar de escultura en Cuba hoy, no podemos ceñirnos estrictamente al género en sus formas más conocidas. La tridimensionalidad en el arte cubano actual se ha desdoblado en un sin fín de variantes que no se conforman con el concepto más tradicional de escultura, si bien me atrevo a decir que los grandes conjuntos escultóricos de hace algunas décadas hoy son casi un imposible; su ausencia se ha visto muy bien sustituida por un número muy satisfactorio de grandes instalaciones que, si bien no gozan de la perennidad de sus predecesoras, han dejado muy buen sabor en bienales y exposiciones en disímiles lugares de la Isla y que protagonizan un momento muy sui generis para la escultura cubana. Si bien su enfoque es muy diverso y distante de la idea tradicional de escultura, nunca antes en nuestro contexto se había mostrado tanta diversidad a la hora de enfrentar el espacio.

 ¿Con que sueña el joven escultor Gabriel Cisneros?

Recién estoy regresando de mi segunda expo en el extranjero, con toda seguridad puedo decirte que mi enfoque en lo adelante estará dirigido a promocionar y exponer mi trabajo no sólo dentro sino también fuera de Cuba. Explorar las posibilidades expositivas y la experiencia de producir obras en otros sitios minan mi curiosidad; nuevos materiales, nuevas técnicas, quizás hasta visualidades y enfoques a la hora de enfrentar la producción son posibilidades que imagino para mi futuro como creador. La diversidad de puntos de vista que uno descubre en dependencia de los lugares y los contextos que visita son infinitas, el cómo adecuar o insertar tu obra en esos nuevos sitios sin dudas son experiencias que enriquecen tu formación como artista visual.

 

 

 

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