viernes, 27 de octubre de 2023

Mercedes de las Revillas y Salmonte, la digna esposa de Vicente Martínez Ybor

 Para Rafael Martínez Ybor, biznieto de Mercedes que vive en Tampa, donde mucho se le quiere.

Cuando se habla de las mujeres cubanas que desde Tampa contribuyeron a la Guerra de Independencia de Cuba, generalmente se recuerda a Paulina Pedroso por el apoyo que prestó a José Martí, especialmente cuando, tras un intento de envenenamiento, lo llevó a reanimarse en su casa, lugar donde hoy tenemos el parque “Amigos de José Martí”.

Algunas veces se menciona a Carolina Rodríguez “La Patriota”, cuyo nombre en el epistolario martiano la hace inolvidable. En algunas páginas, generalmente archivadas, encontramos nombres femeninos en  los clubes revolucionarios que se crearon para contribuir a la organización, estallido y desarrollo de la gesta bélica antillana reiniciada en 1895, pero no se ha hecho justicia histórica al papel desempeñado en aquellos acontecimientos por la Sra. María Mercedes Evarista de las Revillas y Salmonte, la digna esposa de Vicente Martínez Ybor, a la que Cuba y Tampa tienen tanto que agradecer.

Sabemos lo que significó su esposo para Tampa, desde que en 1885 decidió trasladar su fábrica de tabacos de Cayo Hueso a este lugar, iniciando con ello el desarrollo de una industria de fabricación de puros que devino en inusitada prosperidad para esta localidad. Es merecido el reconocimiento al valenciano emprendedor, como a todos los que le secundaron, pero hay que significar que al lado del gran hombre estuvo la gran mujer que le acompañó, alentándole y participando del crecimiento de su obra. Ello sería razón suficiente para recordar a Mercedes. Sin embargo, ahora nos fijamos en un ángulo no suficientemente observado: el patriotismo con que aquella cubana –nacida en Guanajay, Pinar del Río, el 26 de octubre de 1841– se sumó al llamado martiano de luchar por la conquista de una patria donde la construcción de una república democrática, próspera y justa evitara que los cubanos tuvieran que buscar su progreso en el extranjero.

La hermosa Mercedes, perteneciente a una familia propietaria de tierras en una de las villas más prósperas de la región de Vueltabajo, se casó con Martínez Ybor a los 25 años, cuando  el español triunfante en La Habana ya gozaba de prestigio como dueño de la floreciente fábrica de tabacos El Príncipe de Gales, cuyos tabacos ya eran codiciados hasta en las más encumbradas cortes europeas. Había enviudado cuatro años atrás, con cuatro hijos que se sumaron a los siete que aportó el vientre de la segunda esposa, nacidos en Cuba, Cayo Hueso Nueva York y finalmente en Tampa.

Existen muchos testimonios sobre el carácter afable y la naturaleza generosa de Mercedes, en cuya hermosa casa de Ybor City, a la que nombraban La Quinta o La Hacienda (esquina de la Avenida 12 y Calle 17) atendían con  cariño a los amigos, entre ellos obreros, intelectuales, artistas, sin distingos de clase, raza, religiosos o filosóficos. Pienso que en aquel hogar debieron reproducirse conductas como la que impresionó a Martí al ver sentado a un obrero en la silla que correspondía, en su oficina,  a Martínez Ybor.

Pero en la brevedad de estas líneas prefiero recordar a Mercedes, al cumplirse el 182 aniversario de su natalicio, como una patriota cubana, como la mujer que se sumó a su pueblo en el escenario de Ybor City, cuando la patria llamó a sus hijos desterrados a conquistar una república propia. Hay que imaginarla dentro del Liceo Cubano –nacido del edificio que fue la primera propiedad de su esposo en Tampa y que con tanto altruismo regaló a sus trabajadores–, aplaudiendo  las palabras del inigualable Maestro, aportando de su dinero a los recursos requeridos para la gesta independentista y sumándose a las filas de la organización que encabezó aquella epopeya. La historiadora cubana Nidia Sarabia, cuya obra historiográfica es reconocida, escribió para la revista Bohemia el 26 de enero de 1956: “Mercedes de las Revillas de Martínez Ybor fue fundadora y miembro del Partido Revolucionario Cubano al ser creado por Martí en 1892. Ella asistía a todos los  mítines y a las juntas que fueron presididas por el propio Maestro, quien tuvo su principal tribuna en la fábrica de Martínez Ybor”.

Una vez iniciada la guerra en Cuba el 24 de febrero de 1895, muchos de los expedicionarios que salieron desde Tampa –y fue el lugar del que salió un mayor número de expediciones– dejaron testimonios sobre las atenciones que recibieron en la casa de Mercedes. Entre ellos, elijo el ofrecido por Orestes Ferrara en sus memorias, a las que tituló Una mirada sobre tres siglos. El italiano, que llegó a Tampa para enrolarse en una expedición que lo incorporara a las tropas independentistas cubanas, recordó que fue Mercedes quien lo salvó de las penurias que padeció en el primer hospedaje que le brindaron en Ybor City. Confiesa Ferrara que “como ángel tutelar apareció inesperadamente la Señora de Ybor, viuda de aquel honorable ciudadano que había dado su nombre al pueblo. Era una cubana de vieja estampa, rodeada de numerosa familia: patriota por añadidura y de suprema bondad y cortesía. Al enterarse de nuestras quejas, nos ofreció una de sus casas, a la que nos trasladamos y donde pasamos confortablemente el mes o poco más que todavía perdimos en Tampa”.

Hay muchas razones para incluir el nombre de Mercedes de las Revillas en la lista de las patriotas cubanas que contribuyeron a conquistar la independencia de la Isla y en la fundación de la República en 1902. Su cercanía a estas filas, puede verse en el matrimonio de su hija Amalia Elena, casada en 1900 con Carlos García Vélez, hijo del Mayor General Calixto García.

Mercedes, quien enviudó en 1896 a los 55 años de edad, fue profundamente fiel a su familia, al entorno social –que es ser fiel a la humanidad– hasta el final de su fecunda existencia. Murió en abril de 1931 en La Habana, a los 89 años  –en la casa de su hija  Jenny, donde vivió sus últimos 14 años–,  siendo socia de honor de la Asociación Nacional de Emigrados Revolucionarios, lo que muestra su activo dinamismo social hasta el final de su vida.

El ejemplo de aquella mujer cubana e yborciteña, como el de tantas que en su época contribuyeron a hacer un mundo mejor, ha de seguir siendo un paradigma permanente para nuestro tiempo y el venidero.

 

 

miércoles, 25 de octubre de 2023

La Bayamesa, el himno de todos los cubanos

En la mayor de las Antillas, cada 20 de octubre se celebra el Día de la Cultura Cubana, debido a que ese día, en 1868, en la ciudad de Bayamo se cantaron por primera vez las estrofas que se convertirían en Himno Nacional. La letra, escrita por Pedro Figueredo (Perucho) sobre el lomo de su caballo, nació en medio de la efervescencia que provocó la liberación de la metrópoli española de esa importante ciudad, ante un pueblo animado por la primera victoria de las fuerzas guiadas por Carlos Manuel de Céspedes, quien diez días antes dio la libertad a sus esclavos en La Demajagua y declaró el inicio de la Guerra de Independencia. Los bayameses tomaron la ciudad aquel 20 de octubre y en medio de la plaza central cantaron las letras que exhortaban a correr al combate, acopladas  a la música que en agosto del año anterior había compuesto el mismo autor. Por ello, y ser entonadas en esa ciudad, inicialmente se le llamó La Bayamesa, aunque el bautismo aludía también a La Marsellesa, entonada por los franceses desde 1795 como un canto contra la tiranía. 

Los cantos así nombrados se remontan a los antiguos griegos, identificados en la literatura como “himnos homéricos”, los que remiten a poemas épicos consagrados al nacimiento de los dioses y cuya autoría se le atribuyó a Homero. Ya en la Edad Media, los poetas latinos cristianos le incorporaron un valor litúrgico  y comenzaron a difundirse como cánticos religiosos. Desde entonces, las figuras más prominentes de la Iglesia católica, incluidos pensadores como Santo Tomás de Aquino y pontífices como   Inocencio III o San Gregorio, se sintieron ellos mismos compulsados a escribir himnos.

Más tarde, los himnos salieron a la vida política: “Dios salve al Rey/Reina”, dado a conocer en 1619, sigue siendo el cántico que identifica al Reino Unido; así como La Marcha Real, adoptada por la monarquía española en 1770 y retomada como himno nacional en1936, sigue siendo el que entonan los españoles.

Este tipo de composición musical se extendió en América a inicios del siglo XIX,  cuando diferentes países, en medio de sus luchas de liberación nacional, alentaron  a sus tropas con himnos de combate que se convertirían, junto a la bandera, en un símbolo patrio. Se considera que el argentino fue uno de los primeros, correspondiente a 1913; el de Chile es de 1819, mientras el de México, de 1854,  es posterior a su Guerra de Independencia. El de Guatemala, curiosamente, fue escrito por el cubano José Joaquín Palma en 1879, un bayamés que estuvo  al lado de Perucho Figueredo en Bayamo  cuando éste compuso el que sigue siendo himno nacional cubano. Por su parte, el himno nacional de Estados Unidos, The Star-Spangled Banner, fue aprobado por el Congreso estadounidense en 1931, aunque su letra, atribuida a Francis ­Scott Key, se sitúa en 1814.

Volviendo a Cuba, aunque durante la Guerra de los Diez Años  se entonó La Bayamesa con variaciones en sus letras transmitidas oralmente, a pesar de  haberla publicado  El Cubano Libre desde el 27 de octubre de 1868, la partitura inicial fue recuperada en 1912, cuando la señora Adela Morell la entregó al Museo Nacional a través de Fernando Figueredo, sobrino de su autor.  Ella, siendo casi una niña y en medio de la Guerra Grande, durante una visita de Perucho a la provincia de Camagüey, le solicitó el canto patriótico y éste le hizo una copia que ella conservó y en la que se  han basado todos los arreglos musicales que se le hicieron posteriormente.

Conociendo el poder movilizador de aquella marcha patriótica, José Martí la tuvo en cuenta durante la organización de la Guerra de 1895. Por ello, el 25 de agosto de 1892, la publicó en su periódico Patria bajo el título  La bayamesa, himno revolucionario cubano de Pedro Figueredo”. Para su divulgación entre los cubanos emigrados, el Apóstol contó con el apoyo del camagüeyano Emilio Agramonte, quien le hizo un excelente arreglo musical, seguramente la que se cantaba en Tampa durante los actos patrióticos cubanos.

En 1898, se le encargó al compositor y director de banda José Antonio Rodríguez Ferrer orquestar e interpretar el Himno de Bayamo, con cuya ejecución se recibió en La Habana al primer contingente militar cubano que llegó a la capital al terminar la guerra. Esa fue la versión que la Banda Municipal de La Habana, bajo la dirección del insigne maestro Guillermo Tomás, interpretó en la Convención Constituyente  de 1900–1901, momento en que es declarado oficialmente como Himno Nacional de Cuba, como  sigue siendo hasta la actualidad.

 

 

 

viernes, 13 de octubre de 2023

Alberto Sicilia habla sobre la Primera Feria Internacional del Libro en Tampa

 Como hemos anunciado en anteriores apariciones de esta columna, se está desarrollando un proyecto en la ciudad para dar apertura a la Feria Internacional del Libro en Tampa, la que se concibe con una edición anual y cuya ­inauguración está prevista para la segunda semana de marzo de 2024. Para su organización  y desarrollo se creó  una comisión presidida por el poeta Alberto Sicilia, quien ha sido el principal impulsor de esta idea. Por ello, conversamos con él con el propósito de que quienes reciben La Gaceta  conozcan sobre este evento, pues seguramente, como permanentes lectores, se sumarán a este regocijo literario que enriquecerá la cultura de una ciudad donde los lectores –desde aquellos de las tabaquerías– son una fuente de saber y construir.

Desde hace varios años, venimos conversando acerca de que la ciudad de Tampa, por su historia y dinamismo cultural, debería tener una Feria Internacional del Libro. En este momento, a través de una comisión organizadora que presides, se están dando importantes pasos para que el próximo marzo podamos dar apertura a un espacio cultural de esa envergadura. ¿Qué estructura organizativa se ha creado para convocar, organizar y dirigir este evento?

La Feria del Libro ha sido un sueño nuestro y de otros amigos, artistas, empresarios y lectores de la ciudad. Para convocar el evento creamos Tampa Lector Consortium, una compañía con un equipo multidisciplinario y diferentes comisiones de trabajo. Es importante destacar que Tampa Lector se abre a la colaboración con todas las instituciones que decidan apoyar el evento, a partir de  la comisión que se encarga de presentaciones hasta el equipo de mercadeo, pasando por el personal encargado del aseguramiento y las finanzas.

Patrick Manteiga, Kenya Dworkin y Alberto Sicilia

En una ciudad que floreció gracias a las fábricas de tabaco, donde la figura del lector de tabaquería fue un impulsor de la cultura, es lógico que una fiesta del libro remita a la memoria de ellos. ¿Como se expresaría durante la Feria del Libro ese reconocimiento?

Nuestra primera Feria estará dedicada al lector de tabaquería y queremos rememorar ese oficio que dignifica los orígenes de Ybor City y significó para Tampa un sello de identidad cultural y un símbolo del conocimiento para la libertad. Por esas razones, estamos convocando a la mayoría de los dueños de fábricas, grandes y pequeños establecimientos de venta de habanos, sobre todo en el área de Ybor, para participar en una expo venta suigéneris, un performance para el día inaugural de la Feria, donde los actores sean torcedores de las distintas marcas que progresan en la ciudad y los lectores un selecto grupo de autores invitados, vestidos a la usanza de la época. Con el aplauso peculiar de las chavetas, queremos abrir la Primera Feria Internacional del Libro en Tampa, en el mes de marzo, el mes dedicado a la mujer, que tendrá una presencia significativa en el evento.  

A quiénes reunirá Tampa en el Círculo Cubano de Ybor City durante esos tres días de la Feria Internacional del Libro?

Editoriales y autores independientes han mostrado interés en participar, de igual manera extendemos las invitaciones a universidades, centros de estudios y escuelas de toda la región. Queremos que la diversidad, característica de la ciudad y del país, esté representada por los escritores más importantes que conforman el crisol de nacionalidades, en inglés y  español.  También hemos recibido mensajes de entusiasmo de otras regiones del mundo y ofreceremos una sala virtual para aquellos que no puedan viajar por distintos motivos.   

Además de su objetivo central –el libro y la lectura– tienen previstas otras actividades?

Estamos consolidando un programa general que comenzará con actividades previas desde el 1.° de marzo, con presentaciones online, una peña cultural, programas de radio y televisión, trasmisiones en vivo desde diferentes espacios, que tendrán por objetivo dar a conocer detalles de los principales autores y sus obras, un conocimiento más cercano de la historia de Tampa y especialmente de Ybor City, West Tampa y el lector de tabaquería. Los interesados podrán asistir a un encuentro especial dedicado a las relaciones entre autor y editor y también entre autores y traductores. Tampa Lector Consortium aspira a seguir desarrollando eventos relacionados con la cultura, fomentar las negociaciones entre distribuidoras de libros, bibliotecas y centros de estudios del mundo.

¿Como se insertan las instituciones culturales de la ciudad –universidades, escuelas, bibliotecas y otras– en el desarrollo de este evento del libro?

Algunos profesores de la Universidad del Sur de la Florida y la Universidad de Tampa han brindado su apoyo a la organización del evento. El Círculo cubano de Tampa abrirá sus puertas para consolidarse como la sede central. Organizaciones, fundaciones y compañías se han sumado a la iniciativa, pero esperamos que la mayoría de los líderes y personalidades representativas de la ciudad  tengan una presencia decisiva en la Primera Feria Internacional del Libro. Es un acontecimiento inclusivo que debe germinar como fiesta de la unidad y del entendimiento humano. 

¿Cómo colabora la ciudad a la realización de un hecho cultural de tanta significación?

Algunos lideres de las comunidades han manifestado su voluntad de despertar el entusiasmo en el gobierno de la Ciudad. Esperamos que llegue el reclamo como un eco del rescate de la historia y de las tradiciones fundacionales. Tampa es una ciudad en ascenso, un enclave paradisiaco no solamente por la cercanía de las playas, por su hermosa bahía, lo es también por su identidad cultural, por su singularidad histórica, por su patrimonio tangible e intangible del que forma parte el lector de tabaquería, el sándwich cubano, los edificios antiguos y algo más importante: su gente, esa mezcla de España, Italia, Cuba y otras comunidades e idiosincrasias. 

Seguramente la Feria Internacional del Libro de Tampa tendrá una edición anual, a la espera de cada primavera. ¿Qué contribución puede dar esta oferta intelectual al crecimiento y acervo cultural de la ciudad?

Tengo la certeza de que más allá de un evento donde los lectores tengan un acercamiento a sus autores favoritos, la Feria del libro abre puertas a una ciudad en crecimiento, espacios que enamoran e invitan al progreso. Las nuevas generaciones tendrán a buen resguardo una parte trascendental de sus orígenes y cada año podrán renovar su memoria y crear sobre esa base de conocimiento y cultura, su propia historia y su propia identidad.

Nota del editor: Tampa Lector Consortium está recibiendo donaciones para cubrir los gastos de la Feria del Libro. Agradecemos cualquier donación, por pequeña que sea. Para ello, escriba al email tampalector@tampainternationalbookfair.com o llame al teléfono 813-370 0759.

Publicaremos en La Gaceta los nombres de todos los contribuyentes. Puede ver la página web con información: https://tampainternationalbookfair.com.

viernes, 6 de octubre de 2023

“Preservando voces”, un hermoso proyecto desde la Universidad de Tampa

 “Preservando voces” es el nombre con el que los profesores Jaime López  y Denis Rey, de la Universidad de Tampa (UT), han bautizado un ambicioso proyecto que aspira –y va logrando– recuperar artículos, reseñas, epistolarios, poesía –voces, en fin– que fueron publicadas a fines del siglo XIX en la prensa cubana dispersa en Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, donde lo más profundo del latido cubano exiliado se orientaba hacia la consecución de la independencia de su país frente a una caduca y férrea dominación española. Pruebas irrefutables de ese sentimiento, vertido en diferentes publicaciones y desde los más diversos géneros y estilos,  han permanecido ocultas en los fondos documentales que atesoran algunos archivos de la geografía indicada, sin abrirse al espacio público en que pueden contribuir no solo al conocimiento del pasado, sino, esencialmente, a explicarnos los caminos de nuestra identidad en función de responder, con esa fuerza, al tiempo que nos corresponde vivir y desde el cual contribuir a cimentar el de mañana.

El proyecto encabezado por López y Rey, desde la ­dirección del Centro de Estudios José Martí (CJMSA) fundado en 2016 en la Universidad de Tampa, al encontrar financiamiento en algunas entidades, ha logrado reunir a diversos especialistas, en su mayoría profesores de nivel superior  procedentes de diferentes universidades estadounidenses,  quienes ya han ido ofreciendo los frutos del empeño y pasión con que se han sumado a tan edificante obra.

Un elemento interesante y original de esta recuperación de escritos periodísticos, ha sido la propuesta de grabar fragmentos de ellos, para que la voz reavive el rostro, el sentimiento, la pasión con que fueron concebidos y no solo conmovieron, sino que movilizaron a toda una generación en aras de un ideal común de patria. Oírlos hoy, en la voz de Emiliano Salcines, Maura Barrios, Kenya Dworkin, por mencionar a algunos, es no solo sentir la voz de nuestros antepasados, sino también su convocatoria a enfrentar los desafíos actuales.

Se han planificado cuatro conferencias gratis, abiertas al público a través de Zoom, con el fin de  exponer los primeros éxitos. La primera disertación tuvo lugar el 3 de octubre, con una segunda prevista para el 8 de noviembre, a las 7:00 p.m. En la convocatoria a estos eventos, López y Rey han sintetizado el propósito con palabras que cito textualmente:

“El proyecto ‘Preservando voces’ se esfuerza por reestablecer la tradición y el talento teatral del lector de tabaquería. Como aquellos que alguna vez leyeron a los trabajadores tabaqueros de Key West, Ybor City, West Tampa, Nueva York y más allá, nuestros distinguidos lectores muestran sus talentos al interpretar ensayos y artículos claves publicados en la prensa de la emigración cubana de la segunda mitad del siglo XIX. Además de su importancia histórica, estos artículos suelen ser vivaces y fascinantes en estilo y sustancia, y transmiten una profunda pasión, un fuerte compromiso social, una elegancia sorprendente y una visión profética. Gracias a una generosa subvención del Florida Humanities Council y el National Endowment for the Humanities, el Centro de Estudios José Martí de la Universidad de Tampa (CJMSA) ahora puede comenzar a revivir estas importantes voces, ofreciendo una forma nueva y entretenida de descubrir estas fascinantes comunidades”.

En la primera conferencia, el CJMSA desarrolló de forma virtual el primer programa público. Dentro de este,  la Dra. Kenya Dworkin leyó “El cambio de sistema es inevitable”, aparecido en el periódico La Libertad, el 15 de septiembre de 1882;  el Dr. Lisandro Pérez eligió “Miedo a la anarquía”, publicado por La Revolución el 8 de junio de 1870; el Dr. Jaime Lopez leyó “De Tampa”, dado a conocer en El Yara el 19 de junio de 1886 y presentado por Gerald E. Poyo, bisnieto de José Dolores Poyo, fundador de aquel periódico en Cayo Hueso y que durante algunos meses de 1887 fuera el primero en publicarse en Ybor City, antes de regresar al Cayo con su dueño.

Son estas las últimas actividades desarrolladas por el CJMSA, que en pocos años ha presentado serios aportes históricos e identitarios. Entre ellos, observamos la conferencia “West Tampa: cubano hasta la médula”, impartida por Maura Barrios el pasado 10 de julio en el teatro Teatro Charlene A. Gordon de la Universidad de Tampa; la charla del Excmo. Emiliano J. Salcines  “José Martí en Tampa: 20 visitas documentadas”, el 27 de junio de 2023 en el Teatro Reeves, Centro Vaughn, Universidad de Tampa; la presentación de la novela One Brilliant Flame, por su autora Joy Castro, el 25 de enero de 2023 en  el Centro Ferman para las Artes, de la Universidad de Tampa; la conferencia ofrecida el 11 de marzo de 2022 por el Dr. Denis Rey, vía Zoom, desde la Universidad de Quebec en Montreal, la que nombró “Reconstrucción de la vida de los inmigrantes cubanos a través de periódicos recuperados, 1868-1900”.

Por esta permanente y fructífera actividad de preservación de la memoria histórica, el CJMSA de la Universidad de Tampa hace honor a su nombre, al cumplir con aquella frase que escribió el Apóstol cubano a Máximo Gómez en 1877: “Las glorias no se deben enterrar sino sacar a la luz”.

Nota: Se puede acceder a los programas públicos, así como a los artículos originales y traducidos, mediante el siguiente enlace: www.ut.edu/preservingvoices.