miércoles, 29 de marzo de 2023

Sotero Figueroa, tan puertorriqueño como cubano

 Cuando se habla de la contribución de Puerto Rico al proceso independentista cubano en el siglo XIX, generalmente se piensa en algunas figuras que ocuparon altos cargos en el Ejército Libertador, como es el caso del general Juan Rius Rivera, el coronel  Guillermo Fernández Mascaró o el teniente coronel Modesto Tirado, por solo mencionar algunos de los más de 300 boricuas que se incorporaron a las tropas que peleaban por la libertad de Cuba.

Sin embargo, esta vez quiero referirme al periodista puertorriqueño Sotero Figueroa, quien no fue miembro de las fuerzas armadas libertadoras, pero desde Nueva York apoyó la organización del  estallido armado en Cuba bajo la conducción de José Martí, de quien fue amigo  y uno de sus más cercanos colaboradores.

Figueroa llegó a la gran urbe estadounidense en 1889, con 38 años de edad, siendo ya una figura reconocida de las luchas puertorriqueñas frente al despotismo de la metrópoli española. Nació en Ponce,  pobre y con piel mulata por su ascendencia afroamericana. Ya joven, aprendió el oficio de tipógrafo, profesión que le abrió el camino al periodismo, desde el que manifestó sus opiniones políticas a favor de cambios en el régimen de dominación española en Puerto Rico. En 1887, su nombre aparece entre los fundadores del Partido Autonomista de su  país, creyendo –como el autonomismo cubano–  que esta vía podría facilitar reformas socioeconómicas y políticas a favor de la Isla.


En 1888, escribió una obra titulada Ensayo biográfico de los que más han contribuido al progreso de Puerto Rico, de gran importancia hasta nuestra fecha para el estudio de diversas figuras que marcaron momentos significativos de la historia de su pais. Sin embargo, después de su llegada a Nueva York  se entrega a la lucha por la solución independentista que en la gran urbe estadounidense están planteando juntos cubanos y puertorriquenos. En ese movimiento, del que es José Martí el guía supremo desde la fundacion del Partido Revolucionario Cubano (PRC), Sotero ocupa  un lugar cimero, al lado del Apóstol cubano. Desde estas filas, en 1892, fue uno de los principales organizadores del Club Borinquen, el primero de varios clubes puertorriqueños que fueron integrándose al PRC, en cuyos  estatutos se incluía fomentar la independencia de la isla hermana.

Desde ese momento, Figueroa está al lado de los principales líderes del partido martiano y aunque prestó servicios importantes en toda su actuación,  es en el marco editorial donde más sobresalieron sus aportes. Desde sus primeros tiempos en Nueva York fundó la Imprenta América, donde se publicaron importantes periódicos  –El Americano y  El Porvenir, entre otros–, pero vino a ser la edición del periódico Patria, fundado por Martí el 10 de abril de 1892, donde su colaboración al proyecto independentista antillano cobró mayor relieve histórico.   Es precisamente en Patria donde Figueroa publicó su ensayo “La verdad de la historia”, donde ubica las aspiraciones emancipadoras del pueblo puertorriqueño  en el marco de la unidad antillana.

La labor de Figueroa como editor e impresor de Patria le ofrece un sitial de honor al lado de José Martí, quien lo consideró un verdadero amigo. Hay muchas cartas del cubano al ilustre puertorriqueño, pero hay dos que quiero citar.

La primera, del 12 de diciembre de 1890, porque es entre poetas. El entonces presidente de la Sociedad Literaria Hispanoamericana en Nueva York, le  escribe al puertorriqueño: “Mi amigo y  mi poeta, de seguro nos juntamos mañana y le he dicho a los pocos que se han de reunir que usted llevará versos nuevos en el bolsillo”. La otra, fechada en octubre de 1893, ofrece la profunda reflexión política que comparten: “Valgámonos a tiempo de toda nuestra virtud, para levantar, en el crucero del mundo, una república sin despotismo y sin castas”.

Después de la muerte de Martí, Figueroa se mantuvo como editor de Patria. Después de terminada la guerra, cuando Puerto Rico transita de la dependencia española a la estadounidense y en Cuba se abre el camino  al establecimiento de una pronta República, Figueroa decide vivir en la mayor de las Antillas. Fue recibido con beneplácito en el país al que tanto aportó y al crearse la Gaceta Oficial de la República fue designado su  director. Además de su trabajo en este medio, dio a conocer sus escritos en diferentes periódicos, los que tal vez un día puedan agruparse en un libro que reúna su obra. También publicó poemas y artículos dedicados a su país de origen, muchos de los cuales aparecieron en  la revista  semanal Puerto Rico Ilustrado, entre 1911 y 1915.

El 5 de octubre de 1923, a los 72 años de fructífera existencia, se extinguió la vida de Sotero Figueroa en La Habana. Sus restos descansan en la necrópolis de la ciudad, donde otros puertorriqueños también sienten la paz que envuelve el espíritu de las dos islas allegadas.

 

 

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