El pasado
viernes, en la mesa histórica que identifica a La Gaceta en el
Restaurante Tropicana, de Ybor City, tuve una larga y grata conversación con el
Honorable Señor Charles Anthony Rodríguez Colón –Charlie, como todos le
llaman–.
Rodríguez
Colón es miembro de la Cámara de Representantes y Presidente del Partido
Demócrata de Puerto Rico. Está afiliado al Partido Nuevo Progresista y fue el
undécimo Presidente del Senado en su país. Sus dos períodos en la Cámara de
Representantes lo señalan como un legislador firme, enfocado en la búsqueda de
vías de desarrollo económico y social para su Isla del Encanto.
Tan extensa y
clara fue la respuesta de
Rodríguez Colón a mi primera pregunta –relacionada con las opciones
políticas que hoy ve para Puerto Rico–, que opto por la síntesis de su
argumentación.
–Dos opciones políticas hay
para Puerto Rico –me dijo–: la independencia o la estatidad.
El político antillano repasa
los cambios que se han producido en la Isla siendo un Estado Libre Asociado,
mediante el que ha quedado en una especie de limbo, envuelta en un estatus de
dependencia de Estados Unidos, pero sin los beneficios que alcanzan los 50
estados que componen esta nación.
Rodríguez Colón se refirió a las
enormes desventajas que tienen los puertorriqueños por no haberse convertido en
el estado número 51 de Estados Unidos. “Los isleños nacen con ciudadanía
estadounidense, tienen pasaporte de este país, viajan libremente por el
territorio estadounidense. Sin embargo, no tienen derecho a votar por las
instituciones del gobierno y la presidencia de Estados Unidos. De hecho, no
constituyen una fuerza electoral a los ojos de los políticos de aquí”.
“La igualdad como ciudadanos
americanos no se va a lograr hasta que no se obtenga la representación en el
Congreso federal y el derecho a votar por el Presidente de la Nación y
recibiendo las asignaciones de fondos federales como un estado más de Estados
Unidos”.
“Se está ejerciendo una
discriminación geográfica contra los ciudadanos americanos en Puerto Rico”,
afirma, insistiendo en que la solicitud de reconocer la estatidad que su
gobierno actual está reclamando a Washington, no es pidiendo un ‘bailout’, no
es aspirando “a un rescate financiero para que el gobierno de Estados Unidos
asuma la deuda”, sino con el propósito de “tener todos los derechos que tienen
los otros 50 estados”.
“Somos el territorio que más
tiempo ha estado en la condición que hoy tenemos, con 119 años, a pesar de que
se ha votado por ser un estado más de Estados Unidos. En el caso de Alaska,
después que en ese territorio se votara por la estatidad, sólo demoraron 13
años en obtenerla.
Puerto Rico, con el actual
estatus político, mantiene un freno significativo a su desarrollo, entre otras
cosas por “la falta de confianza de los inversionistas en llevar sus capitales
donde el clima político no les asegure el progreso de su inversión. Los
capitalistas podrían invertir mucho en Puerto Rico, una vez que se logre la
estatidad”.
¿Qué piensa el pueblo de Puerto
Rico sobre esta opción?
En varios referéndum, el pueblo
de Puerto Rico ha votado mayoritariamente por la estatidad. Así fue en 1993,
1998 y 2012. Y en 2017, un 97% de los votantes, alrededor de medio millón de
ciudadanos, eligieron esa opción. Sin
embargo, en el Senado de Estados Unidos no ha avanzado la idea, y menos ahora
con la oposición de Trump a esa petición.
La conversación derivó al
huracán María y sus terribles efectos para la Isla, con una conclusión
inesperada para mí: la inequívoca influencia que ha tenido ese desastre natural
en la mentalidad política de la ciudadanía, al relacionar la falta de mayor
apoyo de Estados Unidos con no ser un estado más.
Rodríguez Colón compara la
atención recibida por Nueva Orleans, al ser azotada por Katrina, con la actitud
del presidente Trump y del gobierno estadounidense frente al huracán María. La
conclusión es clara: “si fuéramos un estado más, el apoyo habría sido
diferente”.
“FEMA tiene un programa de
apoyo a la reconstrucción de instalaciones públicas en casos de emergencias.
Ese programa formalmente pide un pareo de parte del gobierno estatal, para
establecer el por ciento de ayuda. Puede pedir al afectado que ponga un 20% y
se le ayuda con el otro 80%. Los
estragos que hizo Katrina en Nueva Orleans fueron de tal magnitud que hicieron
una exacción total al estado y recibieron un 100% de fondos federales para su
reconstrucción.
A Puerto Rico, donde el huracán
María hizo daños más graves aún que los de Nueva Orleans, todavía FEMA no le ha
dado la exacción del 100% y siguen en el debate de si lo aprueban o no.
Yo no tengo la menor duda de
que si Puerto Rico fuera un estado más de EE.UU., no estaría pasando por las
dificultades que tiene hoy, no estaría esperando a que se desembolsen los fondos federales. Aunque
el Congreso ha apoyado asignaciones millonarias para Puerto Rico, el desembolso
ha sido lento, pues le han exigido a la
Isla condiciones diferentes a las que se exigen a los estados.
¿La condición humanitaria no
debería ser el enfoque de los gobiernos, independientemente del grado de
prioridad que requiere la propia nación?
Yo no quiero cuestionar las
posiciones humanitarias que hayan tenido las autoridades federales. Quiero
partir de que esas existían y están presentes. Pero el resultado es que en
Puerto Rico se han demorado mucho más, en un lento proceso burocrático que no
tienen que padecer los estados. La única diferencia es que nosotros no somos un
estado.
¿Cual fue la acción del
gobierno puertorriqueño frente al desastre del huracán María y en la
recuperación del país?
Obviamente, el gobierno de
Puerto Rico ha cumplido con todos los requisitos de información y propuestas y ha presentado las evidencias que
las autoridades federales nos han solicitado. También hemos reconocido los errores
que se cometieron, porque realmente no estábamos preparados para un desastre de
esa magnitud.
Ha pasado un año del huracán María y hemos
avanzado en la recuperación. Se restablecieron las líneas eléctricas, el agua
potable, las comunicaciones celulares, todas las gasolineras están abiertas.
¿Hasta qué punto la corrupción
ha influido en la grave crisis económica que padece PR?
Es fácil mencionar la
corrupción cuando no hay una explicación clara o cuando se está disgustado.
Mira, han existido incidentes de corrupción, como ocurre en cualquier lugar. Lo
importante, cuando eso ocurre, es que se investigue, procese y castigue a los
culpables.
La criris tiene otras causas.
No recibimos el 100% de fondos para el Medicare. Entonces el gobierno tiene que
compensar con su presupuesto lo que no recibe de los fondos federales, para
darle salud a la gente pobre. Así, el presupuesto está sujeto cada día a mayor
presión. Es como estirar el chicle cuando ya no da más. Entonces se recurre al
mecanismo de la deuda.
En realidad, hasta el año 2000,
el gobierno se mantuvo dentro de los márgenes adecuados y utilizando los
préstamos en obras públicas permanentes. Pero a partir del 2001 y 2002, cuando los recursos no eran suficientes para
sus gastos ordinarios, en vez de reducir los gastos comenzó a pedir prestado
para correr el gobierno.
Encima de eso, el país tiene
problemas, y no sólo porque no tenemos equidad con los fondos federales que
reciben los estados. Te pongo un ejemplo: Según el Tax Police Center, el 44% de
los americanos que viven en los 50 estados no pagan contribución federal. Sin
embargo, tienen derecho al 100% de los beneficios federales. Es más, tienen
derecho al Income Tax Federal donde, lejos del gobierno quitarle, más bien les
da dinero.
En Puerto Rico no tenemos ese
beneficio. La mayor parte de los puertorriqueños no paga contribuciones
federales, porque los ingresos que se generan en la Isla están exentos de esos
pagos. Pero sí pagamos los impuestos
sobre nómina, el Medicare, el seguro social, y, sin embargo, no recibimos la igualdad de beneficios por
nuestra condición territorial.
No queremos que el Gobierno
Federal pague la deuda acumulada que
tiene Puerto Rico, que es sobre 70 billones de dólares. Lo que queremos es que
se nos den los instrumentos que nos aseguren la estabilidad, para nosotros
mover la economía. La base de los ingresos que vamos a recibir, cuando la
economía comience a crecer, permitirá destinar una cantidad para el pago de
nuestras obligaciones.
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