No es posible explicar la historia y cultura
de la ciudad de Tampa sin mencionar la presencia centenaria de España en esta
ciudad. Fue un español, Hernando de Escalante y Fontaneda, quien primero
escribe su nombre, al relatar sus peripecias entre los indígenas calusas,
después de sobrevivir a un naufragio en estas costas floridanas a mediados del
siglo XVI.
Aunque hay diversas versiones, se cree que
Fontaneda fue rescatado hacia 1566 por Pedro Menéndez de Avilés, quien fuera el
fundador de San Agustín y a quien sirvió de intérprete ante
los pobladores nativos gracias al tiempo que estuvo
viviendo entre ellos.
Al regresar a España, este explorador de origen cartaginés escribió Memoria
de las cosas y costa y indios de la Florida (1575), en el que se refiere a
varios sitios floridanos: “Primeramente, un lugar que se dice Tampa, pueblo
grande...”. Muchos historiadores de aquella época, entre ellos, Antonio Herrera
y Tordesillas, otorgaron mucho valor al texto de Fontaneda.
Hernando de Escalante y Fontaneda (1536-1575) |
Como parte de Florida, Tampa fue una posesión española hasta 1821,
cuando pasa oficialmente a Estados Unidos. Aunque durante ese tiempo, a
diferencia de San Agustín y San Carlos de Pensacola, aquí no se asentó una
población española. Vino a tener una gran significación la presencia ibérica en
Tampa a fines del siglo XIX, cuando comienza el florecimiento de esta ciudad a
partir del desarrollo de la industria del tabaco, que en pocas décadas contó
con decenas de fábricas construidas en Ybor City, Wets Tampa y Port Tampa y
elevó a millares su nueva población, sumando a los estadounidenses cientos de
españoles, cubanos, italianos y de otros diversos orígenes.
En este proceso, inaugurado en
1886 –cuando apenas llegaba a un millar la población del lugar– muchos hijos de
España tuvieron una posición preponderante. Fue el valenciano Vicente Martínez
Ybor quien inauguró esta ruta de desarrollo a la ciudad y a quien debemos el
nombre de uno de sus más emblemáticos barrios.
También era español el ingeniero
Gabino Gutiérrez, hijo de Cantabria,
quien marcó las primeras calles y casas de Ybor City. Asimismo, el
primer industrial a quien Martínez Ybor llamó para que le acompañara en el
fomento de la industria del tabaco en Tampa fue a Ignacio Haya, quien llegó
junto a su amigo Serafín Sánchez, ambos españoles, e inauguraron la fábrica La
Flor de Sánchez y Haya, de la que salió el primer tabaco tampeño al mercado, en
abril de 1886.
He mencionado a Martínez Ybor, Gabino Gutiérrez, Ignacio Haya y
Serafín Sánchez por ser los españoles pioneros en el desarrollo de la industria
del tabaco en Tampa, pero podrían anotarse cientos de nombres procedentes de la
nación ibérica que, en esta y otras industrias, contribuyeron al crecimiento
económico, social y cultural de esta ciudad. Los apellidos Pendás, Bustamante,
Nistal, Avellanal, Vega, Cuesta, Riaño, González, Salcines, Vivero, son sólo
algunos de los que, hasta hoy, dignifican la prosapia española en la bahía de
Tampa.
Cuando se camina por Ybor City y West Tampa, la huella española es
persistente y llamativa. Si se entra al restaurante Columbia, pudiera creerse
que se está en una ciudad de España, más que por comidas procedentes de ese
país, como la paella, por las imágenes en las paredes, especialmente en el
salón Don Quijote. Detenerse frente a los edificios que tuvo el Centro Español,
tanto en Ybor City como en West Tampa, remeda el papel jugado por estas
instituciones durante décadas como entidades de socorro mutuo, actividades
recreativas y culturales, conservación identitaria, en las que miles de
españoles encontraron crecimiento y apoyo. Asimismo, el Centro Asturiano es un
paradigma de la presencia de la nación ibérica en Tampa y al igual que el
edificio del Centro Español guarda en el interior de su bella arquitectura
fragmentos significativos de la historia española en nuestra ciudad.
La fuerte presencia de la cultura de España está viva en la generación
actual y aunque con la evolución de la sociedad se ha prescindido de servicios
que hicieron de varias de sus organizaciones un referente de fuerte solidaridad
entre sus nacionales, están vivos los aportes de su cultura. Un ejemplo ha sido
el Teatro Lírico Español, fundado por René González, en cuyo repertorio la
puesta en escena de una “Verbena de la Paloma” hace sentir el maravilloso
influjo de su identidad. En restaurantes, funciones teatrales, música, bailes,
libros, acentos de conversación, frases
e idiosincrasia en general, tenemos la suerte de encontrarnos en Tampa,
cada día, la presencia de España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario