viernes, 21 de junio de 2019

Diálogo con el Excmo. Sr. Santiago Cabanas Ansorena, embajador de España en Estados Unidos


El viernes pasado, tuvimos la grata ocasión de participar en la recepción que se le brindó al embajador de España en Estados Unidos en el Centro Asturiano de Tampa. Allí, durante alrededor de tres horas, el Ilustrísimo Sr. Santiago Cabanas Ansorena conversó largamente con decenas de españoles radicados en Tampa, mostrando invariablemente un rostro afectuoso y una palabra de cariño hacia cada uno de los que se le acercaron a saludarle, hacerle una pregunta, oír un comentario suyo o tomarse una fotografía a su lado que dejara ­constancia de la feliz oportunidad de compartir con el máximo representante del país originario en la nación donde hoy se vive.
Esa relación de solidaridad con los connacionales que debe corresponder a quien se le ha otorgado el privilegio de representarlos, además de las complejas responsabilidades diplomáticas que oficialmente le ocupan –que no siempre vemos en embajadores y cónsules– se hizo evidente con absoluta naturalidad en el exquisito trato dispensado por el alto diplomático español a quienes fueron a saludarle en el Centro Asturiano de nuestra ciudad.

El Sr. Cabanas Ansorena es licenciado en Derecho y tiene una larga experiencia diplomática, pues ingresó muy joven a trabajar en el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, cuando, en la década de 1980, se le confiaron responsabilidades consulares en la Embajada de su país en Irán.
Ha sido Embajador en la República Checa, Jordania y  Argelia. Ha tenido altas responsabilidades en representación de su país, como la de Director General de Asuntos Consulares y Migratorios,  Director General de Política Exterior y Asuntos Multilaterales, Globales y de Seguridad, así como Director del Gabinete del Ministerio de Asuntos Exteriores. En Estados Unidos  ha ocupado diversos cargos, entre ellos el de Cónsul General en Miami, entre 2005 y 2010, y desde septiembre de 2018 es el Embajador de su país.
Al conocer los altos cargos desempeñados por el ilustre diplomático, me sorprendió la sencillez con que me saludó cuando fuimos presentados en el Centro Asturiano y, aunque estaba rodeado de varios de sus significativos compatriotas radicados en Tampa, accedió a una breve entrevista para La Gaceta y pudimos separarnos unos minutos del bullicio para poder conversar.
Le pregunté por Irán, país que conoce bien y que, ahora, enfrenta una crisis fuerte con Estados Unidos, agravada con los recientes ataques a petroleros en el Golfo de Omán, de los que ambos países se acusan de haberlos provocado.
“Todos confiamos en que las tensiones se resuelvan de la mejor manera posible, a favor de la estabilidad en el mundo. Yo conozco a Irán hace más de 30 años. Entre 1985 y 1988 estuve trabajando en la Embajada de España en Teherán. Es un país con una rica historia y como persona que he vivido allí, lo mejor que puedo desear es que evolucione hacia un país más abierto y que las tensiones se resuelvan pacíficamente y podamos superar el conflicto actual”, comenta.
De izq. a derec.: John A. Rañón, Santiago Cabanas, Emiliano Salcines,
G. Cartaya, Gilberto Fernández y José Vivero
Le pregunté sobre México, acerca de los acuerdos convenidos con López Obrador cuando, frente a las amenazas con los aranceles, aceptó observar un rigor con los inmigrantes que complaciera las demandas del presidente Donald Trump.
“Me alegro que se haya logrado un acuerdo”, expresó Cabanas, inclinando el comentario hacia un horizonte más planetario sobre el fenómeno migratorio.
“El problema de la inmigración es un tema preocupante en el mundo. España, como país europeo que es, está muy atenta también a este asunto. Nosotros queremos dar el frente a todos estos grandes retos: a la emigración, los cambios climáticos, la violencia, la inestabilidad, las grandes tensiones. Todos estos retos queremos que se resuelvan  a través de los mecanismos multilaterales que están creados y evitar los enfrentamientos”, señala.
Luego, añade: “Confiamos en que sea mediante la cooperación y el diálogo que se solucionen los problemas en este mundo que estamos creando. Nosotros estamos pegados a África y estamos siendo muy atentos al problema de la emigración”.
Después de una pequeña pausa, aclara: “Nosotros hemos sido un país de emigrantes y Tampa es un ejemplo de la emigración nuestra a Estados Unidos. Para mí es un orgullo poder estar aquí, haber visitado el Centro Español y ahora el Centro Asturiano. Aquí vinieron muchos españoles a fines del siglo XIX y en el siglo XX y con su esfuerzo, con sus  brazos y su educación levantaron estos centros”.
Le comenté al Embajador que, como soy cubano, me gustaría oír su opinión acerca de la actitud  de España hacia la reciente aplicación del capítulo III de la Ley Helms-Burton.
Me conmueve la sinceridad, el visible sentimiento con que me habla del significado de la Isla para su país, distanciándose de una interpretación centralmente política.
“Cuba es un país hermano. Los cubanos y los españoles somos, yo no diría que primos, somos hermanos. Cuba es algo muy especial, allí tenemos familia. Por eso decimos ‘La Perla del Caribe’, pues es algo muy querido para los españoles. Yo tengo familia en Cuba y me siento muy orgulloso de ir allí, como tantos españoles. Nuestra política hacia Cuba siempre ha estado marcada por esa sensación  de hermandad, de cariño entre nosotros. Eso no se puede cambiar, ha sido una constante. El cariño ha estado por encima de los gobiernos o el régimen que haya existido en España o en Cuba. Después de la independencia, los ­españoles siguieron yendo a Cuba, es algo que es muy natural”, afirma.
Entonces, como cuando se ha dicho lo más importante, me aclara que no rehúye la pregunta y afirma: “Y por tanto, esa cercanía no se puede alterar. España siempre ha dicho que se opone a la aplicación de leyes extraterritoriales como el título III y IV de la Ley Helms-Burton.  Hemos dicho que consideramos que no es esa la manera, porque son acciones extraterritoriales. Confiamos en que se pueda llegar a soluciones que impidan que entremos en litigios durante años. Las inversiones españolas en Cuba no son tan grandes. Por el momento son limitadas. Es verdad que las hay, en los hoteles son más visibles y confiamos en que, en su día, sean mayores. No aspiramos a entrar en una espiral de demandas y contrademandas que no benefician a nadie”.
Miro hacia el amplio salón del Centro Asturiano, donde decenas de españoles esperan a su Embajador y me siento sin derecho a prolongar más la conversación. Le agradezco y le doy la mano, sumándonos al grupo. Allí converso, entre vinos y tapas, con el cónsul de España en Florida Central, Sr. José Vivero, siempre cordial; con el Honorable Juez Emiliano Salcines, con John A. Rañón, presidente del Centro Español, con Henry Echezábal, y en todos  siento el respeto y admiración por el ilustre visitante. En un momento, Vivero ocupa la tribuna y todos se acercan cuando presenta al Embajador, quien pronuncia un emotivo discurso, agradeciendo a los españoles, a los presentes y a los que, a lo largo de la historia, han contribuido al enriquecimiento de esta ciudad y conservan con orgullo la cultura de España.



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