lunes, 21 de diciembre de 2020

Conversación con el pintor cubano Erik Olivera Rubio


    La semana pasada, en el marco de una actividad cultural desarrollada en el edificio Don Vicente, en Ybor City, tuvimos la oportunidad de apreciar algunas obras del pintor cubano Erik Olivera Rubio, expuestas en la sala donde el Proyecto Art Factory, encabezado por Vicente Amor, organizó la velada artística.

    Erik Olivera es un artista que ha logrado reconocimiento internacional con una obra pictórica que pone énfasis en la cultura afrocubana, especialmente con la creación de rostros que identifican a las figuras sobresalientes de la cultura yoruba como Babalu-Ayé. Con una formación académica lograda en su país, se ha impuesto favorablemente en la crítica y el gusto popular en Cuba, Londres, Italia, Francia y finalmente en Florida.

Con el pintor cubano Erik Olivera Rubio, en La Gaceta
     

     Sobre la pintura de Olivera Rubio, ha escrito el agudo crítico cubano Roberto Zurbano: “Son los rostros de una diáspora negra que, desde su dignidad, nos observan y nos advierten sobre los modos en que una cultura se afinca a sus raíces, sobrevive y crea nuevas formas de identidad”. En Tampa, ciudad donde ahora radica el pintor, hemos tenido la oportunidad de apreciar las razones por las que sus cuadros han sido nombrados realistas, llamativos y coloridos. Asimismo, nos ha dado la oportunidad de, al conversar con él, presentarlo a nuestros lectores.

     Durante los últimos meses se ha exacerbado la lucha racial en EE.UU., a partir del momento en que un policía asfixia al afroamericano George Floyd. Es significativo que este tema lo hayas abordado en la pintura que hiciste de Eric Garner, estrangulado por la policía neoyorquina en 2014. ¿Hasta dónde el realismo artístico se funde con el social en este cuadro?

     El retrato de Eric Graner está insertado dentro de una obra instalativa que consta de varios retratos de algunos de los muchos afrodecendientes que han sido víctimas de asesinatos similares a los de Eric Garner y George Floyd.

Obra de Erik Olivera Rubio

     La crítica social ha estado siempre inherente a mi obra. Desde la estética siempre me ha atraído el realismo a través del retrato. Es la herramienta que he utilizado para comunicar el mensaje que ya llevan implícitos los personajes a los que me aproximo en mi obra

     Hay una pintura tuya dedicada a Martí y otra a Maceo, ambas con el rostro negro, aunque, como sabemos, uno era blanco y el otro mulato. En la búsqueda de un símbolo sincrético desde la antítesis, ¿no habría sido preferible el Maceo blanco?

     No hay paralelismo posible por la historia que hay detrás de la historia del pueblo negro, la que ha sido diana de años de esclavitud, exclusión e injusticias sociales. Las dos obras fueron realizadas en contextos diferentes por lo que se proponen objetivos  distintos.

     Mi Martí Negro hace ponderación al ícono, al abolicianista, a la figura que quizás como ningún otro prócer blanco de nuestra historia se pronunció y manifestó por encima de las diferencias  raciales. “Hombre es más que blanco, más que negro...”, nos dijo.

    La cultura afrocubana es sobresaliente en tu obra pictórica y dentro de ella la figura de Obatalá y la serie Los Orishas son muy destacadas. ¿Qué pesa más en ello, la historia, la religión o una síntesis de ellas como amalgama de la cultura cubana?

    En gran  medida de eso va mi obra, es todo una reverencia a nuestro  legado, trata de crear una simbiosis de características y expresiones  propias de nuestro identitario, humanizar  a los orishas  lejos de divinizarlos nos crea un acercamiento a los dioses en  nuestra vida cotidiana.

    El crítico de arte Roberto Zurbano ha utilizado el concepto posresistencia para referirse a tu obra. ¿En qué sentido legitimas esa expresión?

    Descolonizar el pensamiento es clave, ya que desafortunadamente vivimos en un mundo donde la sociedad está dando vueltas sobre sus vicios y está validando viejos errores.

    El término posrestistirse no sólo es apropiado, correcto,  sino visionario. Posresistirse es insertarse  dignamente en un contexto  global sin convertirnos en nuevos esclavos de viejas formas coloniales

¿Cuánto debes a la formación académica alcanzada en Cuba?

 Mucho debo a la formación académica alcanzada en Cuba. Empezando por mi madre, Carmen Luisa Rubio, a quien acompañé durante muchos años de mi niñez  a sus clases en la Academia de Bellas Artes San Alejandro, luego la secundaria la cursé en una escuela elemental de arte donde tuve la dicha de tener excelentes profesores al igual que posteriormente en mi ingreso a la Academia de Bellas Artes.

¿Por qué prefieres el acrílico al óleo?

La primera razón es la salud, de pequeño hacía alergias a los diluyentes de las pinturas oleosas, por lo que muy temprano conocí el acrílico y me fascinó por su inmediatez y todas las posibilidades que ofrece.

Después de exponer en varios países y alcanzar grandes reconocimientos, ¿qué significa para ti presentar tu obra, y ampliarla en la ciudad de Tampa?

Tampa me seduce mucho por su belleza, su historia, sus vínculos con Cuba, por su gente enamorada de sus tradiciones. Aprovecho para agradecer a Albert Fox, Ariel Quintela, al proyecto Ybor Art Factory, al periódico La Gaceta y a usted por esta entrevista  y por hacerme sentir en Tampa como en mi segunda casa.

Muchas gracias.

 

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