lunes, 14 de febrero de 2022

En el centenario de La Gaceta: Victoriano Manteiga, un defensor de la democracia

 Como anunciamos anteriormente, iremos publicando algunos artículos relacionados con el homenaje que en 2022 realizamos a La Gaceta por su centenario. Entre ellos, daremos  a conocer escritos de su fundador, Victoriano Manteiga, publicados en su columna diaria titulada “Chungas y no chungas”.

Una recopilación de esos artículos la presentaremos en un libro en el que, a través de sus confesiones y actuación, apreciaremos el pensamiento democrático del notable periodista cubano radicado en Tampa, como lo muestra su firme enfrentamiento a gobiernos dictatoriales de su época. Estuvo comprometido en la lucha frente a la tiranía de Gerardo Machado en Cuba, defendió a la República Española frente al arribo del franquismo, tuvo una constante actitud antifascista y en la década de 1950, cuando la lucha contra el gobierno impuesto por un golpe de estado de Fulgencio Batista anunciaba el restablecimiento de la Constitución y el curso democrático de Cuba, prestó su apoyo al líder –Fidel Castro– que entonces prometía cumplirlo.

Aunque en el marco de la violencia política cubana, que polariza hacia los extremos la ubicación de sus exponentes, algunos calificaron de comunista a Victoriano Manteiga, no encontramos en sus pronunciamientos y actuación ninguna prueba de ello. Con el filo irónico que imprimía a muchos de sus escritos, llamaba “comunillas” a muchos representantes de esta ideología, la que consideraba extranjeriza, exótica y alejada de las proyecciones democráticas que propugnaba para su país de origen.

Esta vez, sólo quiero mostrar unos fragmentos de un escrito suyo, publicado en su columna de La Gaceta, el 5 de septiembre de 1952, a  sólo unos meses del golpe de estado que el 10 de marzo de ese año dio el general Batista en Cuba, interrumpiendo el curso democrático establecido en la Constitución de 1940, una de las más avanzadas entonces en Latinoamérica. En esa fecha, declaró su postura frente a una imposición dictatorial desde el machadato, subtitulando el escrito “En lucha para abatir a los tiranos”. Es el siguiente texto:

Cuando Gerardo Machado tiranizaba a Cuba, alzamos nuestra voz contra él y  no dejamos de atacarle hasta que Sumner Wells, cumpliendo instrucciones del presidente Roosevelt, le echó de la presidencia.

Apoyamos a Grau, en los cuatro meses que gobernara entre 1933 y 1934, pero cuando el estudiantado cubano le retiró su apoyo en una asamblea a la que asistimos, verificada en el Anfiteatro de la Universidad, dijimos que su caída era inevitable.

Después Fulgencio Batista le pegó por la espalda a Grau, aconsejado por Jefferson Caffery, que sustituyera a Mr. Wells como embajador de los E. Unidos en Cuba.

En el año 1929 vinieron a Tampa tres jóvenes revolucionarios que combatían el machadato, Eduardo Chibás, Enriquito de la Hoza* y el joven Agramonte, hermano del Dr. Roberto Agramonte, candidato de los ortodoxos a la presidencia de la República.

Eduardo Chibás en Tampa. A su izquierda
vemos a Victoriano Manteiga

Con ellos organizamos el primer acto celebrado en este país contra el régimen del “Carnicero”. En el Centro Obrero se verificó. Mantuvimos la amistad con los tres, y particularmente con Chibás, a través de los años.

Al convertirse en dictador el sargento Batista, en 1934, traicionando a la revolución, le combatimos sin descanso y le dimos publicidad a sus delitos de sangre y saqueo del tesoro público.

Grau estableció su domicilio en Miami, en los primeros años de Fulgencio, Pedraza y Marine, y allí le visitamos en varias ocasiones. Chibás y nuestro director creían que Grau, si llegaba a la presidencia, gobernaría honradamente; pero se equivocaron…

Cuando Chibás enarboló la bandera de la “Vergüenza con el Dinero”, en defensa del pueblo y contra los ladrones, nos colocamos a su lado con el cariño y desinterés de siempre.

Hace dos años vino a visitarnos y aquí dijo: “Los ortodoxos vigorizamos en Tampa nuestra fuerza espiritual”. Le dimos, como siempre, sinceras pruebas de amistad. A la colonia cubana le pedimos que apoyase, por medio de cartas, etc., a Chibás y a los candidatos de la ortodoxia.

Al morir Eddie, que se sacrificó por Cuba y los cubanos, hicimos la promesa de apoyar a su partido mientras luche por la decencia política y respete el dinero del pueblo.

Ahora que Fulgencio con cinismo incalificable es de nuevo dictador, por despreocupación e infamia de una parte del ejército, estamos de nuevo en lucha con su perversidad…

Este diario tiene abiertas sus columnas a la Ortodoxia, como las ha tenido abiertas, desde antes de 1936, para los republicanos españoles. Es un modesto periódico al servicio, mientras su dueño pueda mantenerlo, de la libertad y de la justicia.

Combatimos a los tiranos de América y ansiamos el establecimiento de la democracia en todo el mundo y particularmente en Cuba, España y la América Latina.

Como se aprecia en estas palabras, Victoriano Manteiga no sólo fue un defensor teórico de la democracia, sino un luchador permanente por preservarla.

*Se refiere al periodista Enrique de la Osa.

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