“Queremos
crear un mundo nuevo”, me dijo Ariel Quintela, en un momento de la grata
conversación que sostuvimos la semana pasada, a sólo unos metros de donde, hace
más de 125 años, José Martí dijo –en su primer discurso de Tampa– que había
encontrado una comunidad “con las manos puestas en la faena de fundar”. Fundar,
entonces aludía a la creación de una república libre, democrática y próspera,
desde un sitio donde cientos de familias cubanas estaban gestando un pueblo nuevo –el pueblo de Ybor City–, junto
a españoles, italianos, estadounidenses
y personas de otras procedencias.
Más de un
siglo y cuarto después, cuando el tiempo
ha deteriorado las edificaciones que
vieron florecer a Ybor City entre finales del siglo XIX y principios
del XX, la ciudad ha encontrado un apasionado constructor que no sólo sueña con
recuperar aquel esplendor arquitectónico, sino que ha puesto manos a la obra
para conseguirlo. Es Ariel Quintela, de
origen cubano y habitante de esta ciudad, tan enamorado de su pasado histórico
como de la obra de conservación que se empeña en legar al futuro.
He visto a Quintela con un manojo de fotografías, croquis y mapas en
la mano, explicando a quienes le rodean
el origen de algunos edificios
importantes de Ybor City –los que
ha adquirido junto a Darryl Shaw–,
señalando el deterioro en que los ha recibido,
la historia que guardan y los pasos de
su recuperación. Es evidente el entusiasmo con que el urbanista, al
hablar sobre sus proyectos, imagina estos espacios convertidos en oficinas,
restaurantes y, esencialmente, poblados con nuevas familias.
¿Con qué antecedentes te has entregado a una obra de esa envergadura?,
quise saber, cuando, haciendo un breve espacio en su ocupada agenda laboral, me
recibió en una de sus salas de trabajo.
Yo no sé si uno nace con eso. Desde pequeño veía a mi padre atareado
con materiales de construcción. Me empezó a gustar ese mundo de edificar.
Cuando tenía algo más de 20 años, compré una propiedad –con la ayuda de mi
padre, claro– . Allí fabricamos 8 apartamentos y dos casas. Entonces no sabía
mucho de eso y dependía de los contratistas. Pero comencé a fijarme en todo el
proceso de la construcción y notaba que muchas veces las cosas no se hacían
como a mi me gustaba. Siendo así, decidí adquirir mi licencia para, en vez de
buscar a contratistas, dirigir yo las obras. Así empecé, comprando
solares, comprando edificios pequeños
para renovarlos. Como ya había creado mi propia oficina, comencé a buscar a los
obreros, los que seguían mis instrucciones en toda la obra de edificación.
¿Siempre en Tampa?
Sí, desde hace más de 25 años estoy construyendo en este lugar.
¿Y cómo nació la idea de invertir en edificios viejos de Ybor City?
¡Ybor City es un mundo tan diferente y tan hermoso! Tú miras estos edificios viejos y piensas en
quienes vivieron aquí, en quienes estuvieron en este lugar. En tal caso, uno
sueña con volverlos a ver como fueron. Esa fue la primera motivación para
comenzar a adquirir edificios vinculados a la historia de Ybor City.
Una motivación importante es la historia, las personalidades que
estuvieron aquí, no sólo José Martí, sino todos los que le ayudaron. Por eso
los edificios van a recibir el nombre de esas
figuras históricas.
¿De qué edificios se trata?
Uno de los edificios, que pronto vamos a inaugurar, tendrá el nombre
de “Martí”. Será un hermoso inmueble,
de 130 mil pies cuadrados, con 128 apartamentos para familias y 8 mil pies
cuadrados para espacio comercial. Es en la entrada a Ybor City por la Séptima
Avenida.
También está la “Casa Pedroso”, que se llamará así por Ruperto y
Paulina Pedroso, en cuya casa se hospedó Martí. Tendrá 7500 pies de espacio
comercial y 33 apartamentos para vivienda familiar.
Al lado estará el edificio “Bomberos”, en el mismo lugar donde estuvo
la primera unidad de bomberos de Ybor City. Tenemos las fotografías del
edificio primario y vamos a recuperar su sello original. Cuando lo terminemos,
va a lucir como cuando lo fabricaron, a fines de la década de 1880.
Otro edificio llevará el nombre de Fernando Figueredo Socarrás,
¿verdad?
Correcto. Va a ser aquí, al lado de donde está la Casa Martí-Maceo. Lo
hemos bautizado como edificio “Socarrás”, pues Fernando fue uno de los que más
ayudó a Martí, aquí en Tampa. Tendrá 18
mil pies dedicados a área comercial y 21 apartamentos.
¿Otros proyectos?
Bueno, está el edificio “Oliva”, de 38 apartamentos, ya está en
proceso su construcción. Tendrá 30 mil pies cuadrados en total. En esa obra
mantendremos la fachada arquitectónica de la antigua fábrica de tabaco Oliva.
Estará la “Casa Buchman”, cuyo primer piso tendrá 6 mil pies cuadrados
de espacio comercial y habrá 8 apartamentos en el segundo piso.
Muy pronto se va a terminar el edificio “Don Vicente”, con cuyo
apelativo se honra a Martínez Ybor,
quien le dio nombre a este pueblo.
En este edificio, situado en la calle 14, estuvieron las oficinas de
Martínez Ybor. Al frente estaba su fábrica, en cuya escalera de entrada se tomó
la fotografía de Martí. El mes que viene queda inaugurado.
También tenemos un edificio que recibirá el nombre de “Juan Gualberto
Gómez”, a quien Martí le envió la Orden
de Alzamiento para iniciar la Guerra de Independencia en la Isla. Este será de
21 apartamentos y el primer piso se destinará a un restaurante.
Queremos crear un mundo nuevo. Un edificio no es importante, ni dos,
ni diez edificios –dice Quintela– . Lo
importante es ver a muchas familias viviendo aquí, familias de todas las
edades, de todas las culturas, ver que se vuelve a poblar Ybor City y que la
ciudad recupera el esplendor que tuvo en otro tiempo. Eso es lo importante.
La conversación con Quintela se extendió a otros temas relacionados
con la historia de Ybor City, con anécdotas sobre las figuras que él ha
privilegiado para que sus nombres identifiquen estos espacios.
Al final, miro al rostro del tenaz urbanista, en el que adivino
sinceridad. Entonces, uso una broma para decir lo que pienso sin lastimar la
evidente sencillez –verdadera grandeza– de un hombre que llegó a Tampa siendo
un niño de diez años y hoy, dado su talento y voluntad, hace inversiones millonarias que enriquecen a
la ciudad: en Ybor City –le digo–, un edificio del futuro podría llamarse Ariel
Quintela, en honor a quien le devolvió el esplendor a esta ciudad.
Sonríe y le doy la mano, hasta una nueva conversación.
Publicado en La Gaceta, el 2 de junio, 2017
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