Por Gabriel Cartaya
La semana pasada, publicamos en
esta columna una reseña sobre Elvira de la Fuente Martínez, mujer que desempeñó
un papel prominente en el servicio de
espionaje inglés durante la Segunda Guerra Mundial. En esas líneas se hizo
referencia al escritor peruano Hugo Coya, por ser el autor del libro Los
secretos de Elvira, donde encontramos la apasionante biografía de la
biznieta de Vicente Martínez Ybor –fundador de Ybor City–, escrita con un rigor
histórico de tan alto nivel como su calidad literaria.
Al informarnos sobre el intelectual
peruano, supimos que hasta hace sólo unas semanas fue Presidente del Instituto
Nacional de Radio y Televisión de su país. Periodista de una amplia y respetada
trayectoria dentro y fuera de su país, fue uno de los fundadores de CNN en
español, en Atlanta, en 1993. Ha sido productor general de Red Global, América
Televisión y otras cadenas televisivas y ejerció la
presidencia de la Editora Perú.
Sus artículos periodísticos aparecen en diferentes publicaciones americanas y
europeas. Es profesor de Periodismo Televisivo en la Pontificia Universidad
Católica del Perú y ha impartido cursos de Periodismo Literario en la
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
Ha publicado los libros Estación final (2010),
Polvo en el viento: esplendores y miserias de un narcotraficante (2011),
El periodista y la televisión (2014), Los secretos de Elvira
(2014), Genaro (2015) y Memorias del futuro (2017).
Al leer el
libro Los secretos de Elvira –cuya protagonista se vincula a Tampa por
la línea sanguínea de Martínez Ybor–, envié a su autor unas preguntas que me
respondió con prontitud y suma gentileza,
contenido que ahora comparto con los lectores de esta columna.
Tu libro Los
secretos de Elvira se lee como una novela, pero está basado en hechos reales.
¿Cómo llegaste a la figura de Elvira de la Fuente Martínez, la protagonista de
esta obra donde se juntan tan bien historia y literatura?
La historia de esta mujer, en realidad, se parece
más a una novela que a la vida real por su apasionante y rica biografía. Mucha
gente, al leer mi libro, me lo dice porque hay diálogos, escenas,
descripciones. Era una mujer cosmopolita, muy avanzada para su época. Libre de
ataduras en un mundo tan distinto al actual que, quizás, por ello sorprende
tanto y fascina. Mi primer contacto con su historia ocurrió en el 2005 cuando
estaba haciendo la investigación para mi libro Estación final acerca de
los peruanos que murieron en los campos de concentración durante la Segunda
Guerra Mundial. Sin embargo, los datos eran parciales y sólo se conocía una de
las falsas identidades que empleó: Elvira Chaudior. En esa época, hice algunas
búsquedas, pero hallé muy poco.
Hugo Coya, presentando Los secretos de Elvira |
¿Llegó a
tener ciudadanía peruana o se le atribuye por ser hija del peruano Edmundo de
la Fuente? ¿Tuvo ella otros vínculos con tu país?
Era una
autentica ciudadana del mundo ya que, al ser heredera de la fortuna de familias
ricas de Cuba y el Perú en aquella época, pasaba mucho tiempo viajando por
diferentes lugares. Tenía la ciudadanía peruana por su padre, quien era el
encargado de negocios de la embajada en París durante la guerra. A su madre
también la valoraba mucho y se enorgullecía de sus raíces cubanas y españolas.
Su madre y su abuelo ayudaron a numerosos cubanos pobres que emigraron a
Estados Unidos, principalmente en el sur de la Florida y Nueva York. Estuvo
varias veces en Perú, pero pasó la mayor parte de su vida en Europa: Londres,
París, la Costa Azul francesa, Madrid, etc.
¿Cómo fue el
proceso de investigación que te permitió adentrarte en la vida real de una
figura que, en el torbellino de acontecimientos, lugares y actitudes en que se
desarrolló, parece de ficción?
Fue una
investigación que llevó casi tres años. Viajé a lugares como Londres, Madrid,
París, Miami, Tampa, Nueva York. Recorrí bibliotecas, hurgué en archivos, etc.
Con estos elementos, pude recrear varios aspectos de su vida porque ella
mantenía un diario personal donde anotaba sus memorias. Además, como murió en
1996, entrevisté a sus familiares y varias personas que la conocieron. También
tuve acceso a su expediente completo y a documentos desclasificados del
servicio de inteligencia británico.
Cómo evalúas
la contribución de Elvira de la Fuente en
los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial donde participó?
No se le ha
dado el verdadero sitial ni el reconocimiento que merece por el extraordinario
papel que cumplió en la Segunda Guerra Mundial. Arriesgó su vida numerosas
veces porque, si los nazis la descubrían, hubieran ordenado su muerte sin
contemplaciones.
Tuvo un papel decisivo para salvar Londres y
sus habitantes de un ataque inminente con armas químicas. En 1943, les dio
información falsa a los nazis diciendo que los británicos ya sabían del plan y
que, en caso de que atacaran, los británicos contraatacarían con armas mucho
más letales a Berlín. Lo cierto es que, en ese momento, los británicos no
contaban con armas de ese tipo.
Otro hecho
importantísimo para el triunfo de los aliados fue su papel en el Día D. Engañó
a los nazis sobre el lugar donde se iba a producir el desembarco que se
concretó el 6 de junio 1944 en las playas francesas de Normandía. Había
convenido con los alemanes en enviar un telegrama en clave al Banco Espíritu
Santo de Lisboa, solicitando un dinero para supuestos pagos a su dentista. El
monto correspondería a las coordenadas del presunto lugar del desembarco. Los
alemanes creyeron en sus informaciones, movilizaron la mayor parte de sus
tropas a ese lugar y los aliados llegaron por otro sitio.
En la cultura peruana, donde su fuerte acento católico ve muy mal la
unión matrimonial de personas del mismo sexo, ¿cómo se recibió un libro donde
la relación amorosa de la protagonista en sus últimos años es otra mujer? ¿O
prevaleció la mirada hacia una especie de heroína que contribuyó a la derrota
del fascismo?
No cabe duda de que se trata de una persona polémica, muy controversial.
Sin embargo, el libro ha sido un éxito de ventas en el Perú. Ha recibido muy
buenas críticas. Es cierto, algunos sectores conservadores se mostraron
escandalizados por las revelaciones, tomando en cuenta su condición de
bisexual. Sin embargo, en general, el público peruano y de otros países ha
recibido la historia muy bien. Con cierta frecuencia, recibo correos de
personas que acabaron de leer el libro y lo elogian. Muchos de esos correos
son de mujeres fascinadas con la vida de esta mujer de raíces peruanas,
cubanas y españolas y que fue tan importante para la historia contemporánea.
En una entrevista para El Comercio, declaraste que “sobre Elvira hay
muchísimas más historias, pero no las incluyo porque no las pude confirmar”.
¿Quisieras compartir alguna de ellas con La Gaceta?
Ella no es la clásica heroína de la Segunda Guerra Mundial. No, al
menos, en la forma que Hollywood y el cine, nos la presentan tradicionalmente.
Le gustaba la buena vida, la buena comida, las fiestas, la diversión, en un
momento en que muchas personas se sentían satisfechas apenas con sobrevivir.
Frecuentaba los bares y cabarés. Fue protagonista de numerosos escándalos por
su carácter vehemente, ajeno a las hipocresías y a los formalismos. Numerosas
veces fue expulsada de reuniones donde asistía la realeza británica por no
haberse contenido y decir lo que realmente pensaba. Algunas veces llegó a
agredir a más de uno porque no podía contenerse ante una agresión verbal. Cada
cierto tiempo, sus vecinos la denunciaban por las fiestas escandalosas que
realizaba en su apartamento en Londres y que se prolongaban varios días.
Sus noches eran largas para una vida que se
temía fuese corta. Su filosofía era que había que pasarla bien si la muerte
podía llegar en cualquier momento, y llevó ese pensamiento al extremo.
Como sabes, los antepasados maternos de Elvira
tienen mucho que ver con la ciudad de Tampa. Ella es biznieta de Vicente
Martínez Ybor, el fundador del actual barrio de Ybor City, que se convirtió en
la capital mundial del tabaco entre los límites del siglo XIX y XX. Cuando, en
tu libro, veo a Elvira en los principales salones de París, o en Londres,
recuerdo que su bisabuelo llamó “El Príncipe de Gales” a su marca más famosa de
tabacos, en honor al Príncipe Eduardo, quien tuvo un romance con una joven de
la familia de Ybor y fue Rey de Inglaterra (Eduardo V) cuando Elvira vivía.
¿Tendría alguna conexión la vida de Elvira en París con estos antecedentes
familiares? ¿O fue el rango diplomático de su padre quien la inserta en la
élite social parisiense?
Creo que todos sus antecedentes familiares
fueron determinantes para convertirse en lo que después ella fue. ¿Por qué una
mujer millonaria, guapa, políglota, decide convertirse en una doble agente y
ayudar a los británicos en su lucha contra los nazis? ¿Por qué correr el riesgo de morir a mano de
los alemanes, si la descubrían? A mi entender influyeron mucho sus padres y
abuelos, que tenían ideas libertarias, democráticas y a favor de los derechos
humanos. Ser heredera de dos familias ricas de Cuba y el Perú le otorgaba
acceso a los círculos más exclusivos de la élite europea. Estaba rodeada de
aristócratas, reyes, princesas, autoridades, altos funcionarios, empresarios.
Ella podía tener conocimiento de primera mano de información secreta y nadie lo
dudaría. Eso fue usado por los aliados para darle datos falsos que se los entregaba
a los nazis sin que ellos desconfiaran.
Finalmente, ¿qué mensajes a nuestro tiempo
emergen de Los secretos de Elvira?
La Segunda
Guerra Mundial marcó la vida de demasiadas personas, familias y países. El
mundo que conocemos ahora se gestó, de alguna manera, en este terrible y
vibrante período de la historia de la humanidad. Millones de personas murieron,
ocurrió el holocausto, pueblos enteros desaparecieron o surgieron, las
fronteras se modificaron, hubo grandes olas migratorias, se construyeron y
emplearon numerosas armas de destrucción masiva, se hicieron numerosos
descubrimientos científicos. Si queremos entender mejor nuestro mundo, conocer
más acerca de la Segunda Guerra Mundial, nos puede ayudar.
Publicado en La Gaceta, en 9 y 16 de febrero, 2018
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