viernes, 22 de febrero de 2019

Carlos Arturo Camargo Vilardy, un artista colombiano que vive en Tampa


El escultor y pintor Carlos Arturo Camargo Vilardy es un artista colombiano que radica hace varios años en Tampa, ciudad que ha favorecido su creación y, a su vez, se ha beneficiado de una producción en las artes plásticas que hemos podido disfrutar en diversas exhibiciones. He visitado el taller en que trabaja y enseña –en la Universidad de Tampa–, su estudio personal y he asistido a exposiciones suyas, espacios donde las muestras de su realización, a veces en plena fragua, sorprenden tanto por el alto nivel estético como por la profundidad del ideario propuesto.
Pero  es  mejor   preguntarle al artista, para saber de él y de su hacer.
¿Cómo compaginas tu trabajo docente y la creación artística?
Yo amo el ambiente académico y mi vínculo con la facultad de arte está fusionado con mi creación artística. La universidad es mi segunda casa aquí y me permite sentirme en un crecimiento continuo. Es maravilloso estar en un ambiente que produce pensamiento, libros, arte, ciencia, etc.
La función del artista es eminentemente educativa, se educa a través de la exposición de arte, de la galería, de una obra pública o una obra ubicada en un museo, a través de una charla o un taller que desarrolles, hablando con otras personas de temas estéticos. No se hace trabajo docente  solamente desde el aula de clase.
Camargo, en "El Cerrejón" de La Guajira,  en
una obra  de homemaje a la cultura Wayuu
Soy fundamentalmente un artista y paralelamente un pedagogo del arte, porque el artista debe compartir, libre de fórmulas e intelectualismo, lo que sabe, lo que siente y lo que se le ha rebelado como creador de formas e ideas. Mi trabajo educativo se centra en enseñar pensando, estimulando la creación y desarrollando sensibilidad.
Cuando llegas a vivir a Tampa, ya eras un escultor reconocido en Barranquilla, en cuya ciudad existen obras monumentales creadas por ti. Háblame de tu formación como artista, tanto en Colombia como en Estados Unidos.
Mi formación como artista se desarrolló en la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, en Barranquilla; en el Massachusetts College of Art, Boston y he tomado talleres en la Universidad Nacional de Bogotá y en la Universidad de Tampa.
En toda tu obra es muy significativa la presencia del mar. ¿Cómo lo explicas?
“De las aguas y los cielos” es el título de una de mis series, es un tributo a la vida en el mar. Mi contacto con el mar ha contribuido a desarrollar mi actitud de contemplación, realmente es una relación poética con el colorido de los peces, el vaivén de las olas, el viento impulsando velas y haciendo danzar palmeras, los colores del amanecer o el atardecer viendo salir o llegar a los pescadores en sus botes, los troncos arrojados a la playa con sus caprichosas formas talladas por el salitre, caracoles, algas, cangrejos, conchitas que se ocultan en la espuma de las rocas, costillares de cascos en deterioro, mascarones de proa recuperados, etc.
 Cuando era un joven universitario tuve el privilegio de hacer buceo aficionado con amigos que tenían lanchas y equipos. Cada vez que me sumergía estaba en un estado de fascinación y semejante belleza no cabía en mis ojos ni en mi sentir, hasta que me vi obligado a  recrearlo (volver a crear) en el lienzo, en el bronce, en el metal forjado y en el grabado.
Te has interesado mucho por la región colombiana de La Guajira.  ¿A qué se debe esta atención?
Trabajé por quince años en el colegio bilingüe del Cerrejón. Me fusioné con la magia de los contrastes agrestes e inimaginables del paisaje de La Guajira colombiana. Por ejemplo, el oasis de la Macuira de 25 hectáreas de bosques,  con dunas, nacimientos de agua, y una avifauna exclusiva del lugar con la que te encuentras después de viajar un día entero en carro por el desierto, o encontrar playas de arenas naranjas bañadas por un mar que cambia de colores. Un desierto con un promedio de 50 variedades de cactus, allá vi muchas veces tormentas de arena y el fenómeno del espejismo.
También me integré con la comunidad indígena de los wayuus, con su arte y sabiduría, donde la mujer es el centro del universo. Además, tengo grandes amigos entre los artistas, poetas y escritores de esa región.
El trabajo con el metal está entre tus preferencias como escultor. ¿Cómo nace y crece el proceso mediante el cual un trozo de metal se va convirtiendo en una obra de arte?
La mayoría de mis esculturas son fundidas en bronce por el proceso a la cera perdida y también trabajo en metales forjados al fuego con yunque y martillo, como se hacía la herrería antiguamente, además ensamblo maderas y metales en algunas obras. Todos estos métodos son de trabajo fuerte, duro y de calor, y a mí me encanta, tengo una relación como de alquimista con el fuego. Es el trozo de metal convirtiéndose en símbolo
Háblame de tus exposiciones personales, especialmente de los temas que se expresan en ellas.
Mis exposiciones individuales han estado en diversas galerías a lo largo  de la costa caribe colombiana y he sido invitado a exposiciones colectivas en algunas ciudades del interior del país. Aquí en los Estados Unidos, he expuesto mi trabajo individualmente en la ciudad de Tampa y Saint Petersburg.  Exhibiciones en grupo se han presentado en Miami, Sarasota, Memphis y  New York.
Con respecto a los temas que expresan mis esculturas, siempre he trabajado por series y en los últimos años he venido trabajando en mi serie “De las aguas y los cielos”, la serie “Circo” que es una metáfora del teatro de la vida y sin proponérmelo estas dos últimas series se están conjugando para dar lugar a una nueva expresión que no sé qué rumbo tomará.
En algún momento me has hablado de cómo vas convirtiendo un caos de líneas,   aparentemente sin sentido, en los rostros humanos que cobran vida en tus cuadros. ¿Tienes  una visión   preconcebida de la figura que nace, o te sorprende su aparición?
Toda mi obra nace en el dibujo y empiezo desde un juego de líneas muy elementales entrelazando círculos, óvalos y curvas,  que de manera libre y espontánea van dando nacimiento a mis figuras que siempre son una sorpresa, porque no están preconcebidas. Es como si se formaran solas, yo simplemente sigo su ritmo y armonía para completarlas.
¿Cómo te explicas el acto de la creación artística?
La creación artística es un proceso interior en el que se manifiestan desde un sentido estético y conceptual  la percepción, la sensibilidad y la capacidad de expresión, marcados por el contexto socio-cultural y geográfico en el que se ha desarrollado el artista. Es justamente en la expresión, donde se define como un comprender desde el espíritu el acto creativo que se revela como algo diferente como una verdad nueva.
Vives en Tampa, pero sigues atento a la vida cultural de Barranquilla. ¿Qué significan para ti una y otra ciudad?
Barranquilla tiene el esplendor que me alumbra hasta los huesos. En algún momento te invitaré a tomar agua de coco en un medio día ardiente en la Plaza de San Nicolás.
Mi cordón de plata hace parte de sus cordajes y está atado a sus amarraderos para buques. Barranquilla es mi punto de balance en el que gira todo mi universo, como un anclaje, porque ahí se han  consolidado todos mis temas en medio de su embrujo inspirador y de eso coruscante que sólo tiene la luz del Caribe y su brisa loca.
Tampa es la ciudad que ahora me alberga, donde forjo los metales y fundo mis esculturas, es la ciudad en la que cada día me compenetro más con el quehacer cultural. Lugar al que también pertenecen los afectos.
Barranquilla y Tampa son ciudades hermanas; por lo tanto, como artista y trabajador de la cultura me siento comprometido en promover e intercambiar las riquezas culturales de ambas ciudades y hemos logrado unas exposiciones muy significativas en estos intercambios.
¿Cómo aprecias la presencia de la cultura hispana en la ciudad de Tampa?
La hispanidad como lengua y cultura en la bahía de Tampa despierta mucho interés. Por ejemplo, han empezado a darse festivales de cine latino, invitaciones a escritores y artistas a ofrecer conferencias; aumentan los grupos de lectura en español y publicaciones de libros y más instituciones educativas están incorporando el español como segunda lengua. Por citar un caso, el trabajo de ustedes como periodistas está contribuyendo a promover la obra de diversos artistas: poetas, escritores, músicos y personajes que se destacan en la cultura latina.


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