viernes, 17 de diciembre de 2021

Al conversar con Liliana Villavicencio

 Al conversar con Liliana Villavicencio se siente admiración, desde ella, hacia la mujer hispanoamericana que por su talento, tesón y optimismo triunfa en su país de origen y en el extranjero, si las circunstancias del propio le impelen a emigrar. Ella, que es venezolana y se hizo Ingeniera Electrónica en la Universidad Politécnica de Barquisimeto, confiesa que desde la niñez sintió “amor por la poesía, las letras y la música académica”. Entre las artes y la ciencia, ha vencido estudios posgraduados de Automatización Industrial, publicado libros de literatura infantil, poesías y ha ejercido la docencia como profesora en universidades de Venezuela y en la Universidad del Sur de la Florida (USF), en nuestra ciudad. Ahora, que está presentando un precioso libro infantil de aroma navideño, le pedí una entrevista a la que accedió con manifiesta bondad.

Liliana, llegaste hace poco tiempo a la ciudad de Tampa, procedente de Venezuela, y ya estás dando a conocer un libro de literatura infantil. ¿En una época donde no abundan los libros nuevos destinados a los niños, qué te motivó a su publicación?

En Tampa he vivido en dos momentos diferentes, de 2006 a 2010 y desde el 2017 hasta la fecha. La primera vez vine a cursar estudios de ingeniería en USF y lo hice con mi familia. Entonces teníamos a los hijos muy pequeños cursando Elementary School. Me di cuenta que el programa de lectura que siguen las escuelas elementales de Tampa es extraordinario, tienen una metodología muy exitosa y logran en los niños una especie de adicción a la lectura en edades muy tempranas. 

 Al regresar a Venezuela en 2010, decidí escribir para niños.  El árbol de corazones, mi primer libro, lo escribí bajo la sombra de un frondoso roble, inmenso y sano, que estaba sembrado en el patio de la escuela de mi hijo más pequeño, y los niños jugueteaban debajo de esa inmensidad, eso fue allá en Valencia, Venezuela. 

Luego vino otro libro y así fui sintiendo la emoción de contribuir al pequeño y, al mismo tiempo, gran mundo de los niños. Me encantan los niños, sus sonrisas, sus risas a carcajadas, verlos correr y jugar; por ellos tenemos que trabajar. Muchos años he trabajado para educar adultos, pero la gran obra debe hacerse en esas edades tempranas. Hay que impartir valores a los herederos del mundo. Este libro que publico en Tampa fue escrito e ilustrado en el 2014, estando en Venezuela y estuvo guardado por determinadas circunstancias y este año tomé la decisión de sacarlo al aire como regalo de Navidad para los niños de Tampa. Estoy ganada a la idea de fortalecer el idioma español en nuestra comunidad hispana en EE.UU. Aquí muchos niños hispanos/latinos que llegan pierden nuestra lengua madre a falta de programas que la promuevan y por poca disponibilidad de literatura en español. Es ahí donde quiero aportar, primordialmente, aunque sin descartar la traducción de mis libros al inglés.  

El tema navideño ya había estado en otros libros infantiles tuyos, como El árbol de corazones y ¡Que haya amor! ¿Por qué la persistencia en este contenido?

Bueno, El Árbol de corazones no está relacionado con la Navidad, pero ¡Que haya amor!, sí. Ese libro tiene como subtítulo “especialmente en Navidad” aunque la verdad es que sólo tiene el capítulo final dedicado a ella. El libro que estoy publicando ahora El niño que no quería dormir sí es una historia de Navidad. Esta fecha representa para mí la explosión de color y amor más fuerte del año y creo que los niños lo sienten así. 

Curiosamente, tu formación académica no se relaciona con el campo literario, pues te graduaste de Ingeniería Electrónica en una universidad venezolana. ¿Cómo se explica esta predilección por el arte, pues también eres pintora?

El gusto por el arte viene de mi lado materno. Mi mamá fue una pintora empírica, pintaba al óleo, hacía tarjetas en tinta y plumilla sobre pergamino, que eran unas bellísimas obras de arte. Ella pintó, al menos, 10 murales para ambientar las paredes de su escuela. Crecí con eso, mi mamá fue mi inspiración en las artes, y mi papá, trabajador de la industria petrolera, lo fue para mi desarrollo en el mundo de la ingeniería y la industria. De allí vienen mis dos vertientes naturales.  Lo que yo quería estudiar al principio era Arquitectura, hubiese sido perfecto para mezclar mis dos vertientes, el arte y la ingeniería, soy hábil para los trazos y las formas, se me da natural, pero vivíamos lejos de las universidades donde impartían la carrera y mis padres no quisieron que me fuese lejos. Así que elegí la Ingeniería y estoy feliz con eso.  La pintura es algo que me acompaña, he hecho un par de cursos para tener nociones de color, luz y sombras, el resto forma parte del amor que le pongo a lo que hago. 

Háblame de tu experiencia como profesora, cuando has tenido la oportunidad de enseñar en universidades de Estados Unidos y Venezuela.

En mi país trabajé en dos universidades, desde 1995 me he dedicado a la enseñanza de la Ingeniería Eléctrica-Electrónica. Vine a Tampa en 2006 con una beca de la Universidad de Carabobo donde trabajaba, para estudiar un doctorado. Aquí, fui contratada como profesora, pero en esa ocasión, cuando estaba ya por terminar el doctorado, me suspendieron la beca y tuve que volver en 2010 a Venezuela, sin terminar mis estudios. En 2017, decidimos volver a Tampa y fui readmitida al programa doctoral. Entonces, volví a impartir clases en el curso teórico de Linear Control Systems y en su laboratorio. He trabajado en la docencia de la Ingeniería de manera ininterrumpida desde 1995, en español y en inglés, pero siempre en mi área de competencia. 

A pesar de estar terminando un doctorado en USF, dedicas tiempo a seguir escribiendo literatura infantil, pintas e ilustras tus propios libros, impartes clases de Ingeniería, y atiendes a tu familia. ¿Como te salen tantas cosas bien al mismo tiempo?

 Ja, ja, ja, qué buena pregunta, no sé cómo lo hago, pero creo que cuando le pones pasión a las cosas, el tiempo fluye y Dios ayuda. Soy una fiel creyente en Dios, y creo que hay llamados que no deben esperar. Este libro estuvo guardado desde el 2014 y es ahora cuando sale publicado. Te comento, que en medio del punto cumbre de mi disertación doctoral, no me explico cómo este último libro ha salido al ruedo...coincidencias, casualidades, causalidades, ¡todo junto!... jajaja, de verdad, ha sido una bendición poder contar con la maestría del equipo de la Editorial CS Editions, ellos lo hicieron posible.

Tres preguntas en una: ¿por qué te vas de Venezuela, eliges Tampa para residir y regresarías a vivir en tu país?

Esta pregunta es profunda...Nunca me iré de Venezuela, mi país está dentro de mí y yo sigo siendo parte de él. Me duele en el alma lo que nos pasa. Venezuela ha vivido una involución en lo que han sido mis referencias, desde la industria petrolera, las universidades, el arte, la educación... es lamentable, pero aunque por un momento pensé que tenía que seguir allá dando mis aportes para no entregarle todo al régimen, para que ellos no se hicieran con la totalidad de los espacios de nuestro país, la situación socio-económica te expulsa y, aún más, cuando tienes que ofrecer un futuro a tus jóvenes hijos. La decisión fue difícil, pero vivo de cara al futuro y desde donde me encuentre elevaré mi bandera venezolana por la libertad y la paz que tanto necesitamos. De este lado, somos muchos venezolanos que vinimos con buenas intenciones a aportar lo que en nuestro país nos fue imposible seguir haciendo. Al final del día, estamos de paso en esta vida y los aportes no son al conglomerado de un país en particular, los aportes que hagamos son para la humanidad donde quiera que nos encontremos. Tampa nos agrada, es una hermosa y pujante ciudad, la elegí por esas causalidades de la vida, ya que el tutor de mi tesis de Maestría en la Universidad de los Andes en Venezuela, es graduado de PhD acá en USF y él me hablaba de lo maravillosa que era la Universidad, así que cuando pensé en mi doctorado de una vez vino a mi mente aquella conversación con mi tutor, el resto lo hizo Dios. Aquí también hay jóvenes, aquí tambien hay niños y, por tanto, hay mucha obra por hacer. A Venezuela regresaré, no sé si a vivir de nuevo, no lo descarto, nadie sabe su final, pero si regresaré a ver a mi familia que es lo que más amo y a pasar por los espacios donde haya dejado mis huellas...

Háblame sobre la presentación del libro que ahora estás publicando con CS Editions.

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El libro ha sido patrocinado por algunas fundaciones y empresas, asi que ya hemos tenido actividades con ellos para donar el libro a los niños de algunas comunidades hispanas y he estado autografiándolos para ellos.  Pero, la presentación formal del libro la estamos programando para antes del 24 de este mes, ya que siendo un libro de Navidad es pertinente que lo hagamos por estas fechas. Espero sea un acto simple pero muy emotivo, con mi familia, amigos allegados y algunas personalidades ligadas al medio literario de Tampa. Será una actividad en español y desde ya le extiendo mi invitación a La Gaceta para que nos acompañe, sería un gusto tenerlos conmigo en esa ocasión.

Quiero hacer llegar a través de usted, Sr. Gabriel, mi aprecio y estima a La Gaceta, por el trabajo diario que realizan y por el realce que le dan a nuestra comunidad hipana/latina de Tampa.

Publicado en La Gaceta, 12.17.21

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