jueves, 11 de abril de 2024

Liliana Villavicencio y la riqueza infantil de la Primera Feria Internacional del Libro de Tampa

Liliana Villavicencio, con un doctorado en Ingeniería Eléctrica, actualmente enseña en el Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad del Sur de la Florida. Tuvo su primera formación superior en Venezuela, de donde es originaria y, seguramente, estaría contribuyendo al desarrollo científico y académico de su país, si no se hubiera impuesto un régimen dictatorial en él.

Desde conocerla, se adivina en ella inteligencia, bondad y franqueza, cualidades con que se entrega a servir a la comunidad. A su vez, es escritora e ilustradora. Se enfoca en la literatura infantil, rama en que conjuga ambas cualidades para crear una literatura cuyo contenido y belleza se funden en una verdadera obra de arte.

Como Liliana organizó y dirigió el pabellón infantil en la primera Feria Internacional del Libro de Tampa, hemos considerado conveniente hacerle una entrevista para que, a través de La Gaceta, se divulgue su obra y sirva de motivación a muchos para la segunda edición de este evento, previsto para marzo de 2025.

Liliana, sé que eres una venezolana que comenzó su vida profesional en una universidad de tu país y hoy te desempeñas como profesora en la Universidad del Sur de la Florida (USF). ¿Cómo se produjo ese tránsito que, de alguna manera, te aleja de tus orígenes?

Las circunstancias me trajeron a Tampa en el 2006, cuando siendo profesora de la escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Carabobo (UC) en la ciudad venezolana de Valencia, esta me otorgó una beca para realizar mis estudios doctorales. Elegí USF porque mi Tutor de Maestría en la Universidad de los Andes, en Mérida, Venezuela, había obtenido su doctorado en USF y me había motivado a continuar mis estudios acá. También me motivó el hecho de poder conocer al Dr. Carlos Smith, por cierto, de origen cubano, quien es un catedrático de reconocimiento mundial y con múltiples publicaciones en mi área de experticia, Control Automático de Procesos, y de quien he tenido el privilegio de recibir su valiosa mentoría y hasta aceptó ser el Presidente de mi Defensa de tesis doctoral, gesto que le agradezco infinitamente y me hace sentir muy honrada.


¿Qué haces en USF?

En USF, terminé recientemente mi Doctorado en Ingeniería Eléctrica y durante mi trayecto como estudiante de doctorado me dieron la posibilidad de trabajar como asistente del Dr. Wilfrido Moreno en el área de Control de Sistemas Lineales y también imparto el Laboratorio de la misma materia. Mi experiencia de casi 30 años en la educación de Ingeniería me ha permitido seguir en este campo formando a las futuras generaciones de ingenieros, tanto en Venezuela como acá en Estados Unidos. También trabajo en investigación usando la Teoría de Control de Procesos para modelar procesos industriales y algunas aplicaciones en el área de la educación en ingeniería usando neurociencias.

Cuando se inició la preparación de la Primera Feria Internacional del Libro de Tampa, fuiste incluida en su Comité Organizador. Para su desarrollo, propusiste y se hizo realidad la apertura de un pabellón infantil al que se denominó Yborín. Háblame sobre los autores y textos que se presentaron allí, incluido un libro tuyo.

La idea de una feria del libro para Tampa comenzó a fraguarse hace un tiempo atrás, pero no fue hasta hace poco más de un año que constituimos el Comité Organizador para comenzar formalmente nuestras tareas.  Durante mi vida, me ha interesado mucho impactar positivamente a los niños. Son los herederos del mundo y es nuestra responsabilidad dejarles un mundo mejor. Desde la Ingeniería, he trabajado en proyectos para ensenar nociones básicas de electricidad a estudiantes de escuela primaria. Luego, me lancé a escribir para los niños en un intento de formarlos en valores humanos, así que mis dos primeros libros para niños están muy motivados a educar en valores. También los ilustré, porque lo de la ilustración es algo innato en mí. Comencé a dibujar y pintar desde que era una niña y esa vertiente artística la he llevado hasta mis libros. Por eso, cuando comenzamos a hablar de la Feria del Libro de Tampa, mi foco fue inmediatamente en el área infantil. De esa forma, puse todo mi empeño en mostrarle a los pequeños un mundo de colores, con variedad de literatura infantil y actividades lúdicas. Fueron muchos los textos que expusimos en el Pabellón Infantil. Se presentaron autores de Colombia, Puerto Rico, Guatemala, Honduras, México, Venezuela, Cuba, Estados Unidos y otros países. Tuvimos hasta un libro en italiano. Yo presenté El niño que no quería dormir, mi último libro, esta vez en español e inglés.  El nombre de Yborín se me ocurrió por su pertenencia a Ybor City. El personaje que lo representa es un gallito bebé, también con el objetivo de hacer alusión a la protección de los gallos y gallinas en esta ciudad. Así que Yborín es un gallito muy alegre y feliz que recibe a los niños para alegrarlos, divertirlos, pero, sobre todo, educarlos.

Fue muy emocionante apreciar en Yborín el talento infantil en diferentes manifestaciones artísticas, particularmente en la música. ¿En qué te apoyaste para conseguir un programa de tan hermosa amplitud?

Fue muy interesante mostrarles a los niños el mundo de la literatura en el medio de actividades artísticas y musicales. Tuvimos cantantes, una orquesta de cámara, bailes folclóricos con marionetas, un coro infantil, un niño violinista de apenas 6 años, dos escritores que a su vez son músicos y nos deleitaron con su cello y piano. Fue realmente una fiesta literaria y musical para los pequeños de todas las nacionalidades, en inglés y español. Honestamente, como venezolanos nos sentimos muy orgullosos de la formación musical de alto nivel que tiene nuestro país. El proyecto musical venezolano ha sido material de exportación desde hace muchas décadas. En Venezuela, hoy por hoy, tenemos músicos muy bien formados en las principales orquestas sinfónicas del mundo. Mi esposo, Omar Guerra, es trompetista y viene de ese mundo musical llamado “El Sistema” y esta cercanía a la música me permitió coordinar muchas de las actividades al contar con talentosos artistas que han llegado a este país con al ánimo de servir y formar a las futuras generaciones. En el proceso de este deber compartido, hicimos las invitaciones pertinentes y hemos quedado maravillados por la hermosa acogida a nuestro proyecto y estamos confiados que vamos a seguir contando con ellos para las futuras ediciones de la Feria Internacional del Libro de Tampa. 

¿Seguiremos con Yborín en su segunda edición? ¿Qué nuevos ingredientes lo enriquecerán?

Por supuesto, Yborín llegó para quedarse y fortalecerse cada año. Nuestros niños y familias necesitan estos espacios culturales en español e inglés. Para nuestra próxima edición queremos fortalecer la parte relativa a la literatura juvenil y ampliar el número de editoriales invitadas.

¿Cómo aprecias, en general, el desarrollo de la Primera Feria Internacional del Libro de Tampa?

Creo que nadie puede negar que fue un éxito. No es fácil llevar a cabo eventos de esta magnitud sin contar con un gran liderazgo y elevado compromiso como el que Alberto Sicilia, nuestro líder, asumió desde sus inicios. Con sus altos y bajos y, con tan limitados recursos, la Feria Internacional del Libro de Tampa es un sueño hecho realidad.  Seguiremos trabajando para que se convierta en una tradición primaveral para esta ciudad y que aporte cultura y valores provenientes de muchos países orgullosamente representados a través de los libros.

No quiero despedir esta entrevista sin antes agradecer a los autores, editoriales, patrocinadores, colaboradores y voluntarios, especialmente nuestras familias, por el apoyo que recibimos de cada uno de ellos, que nos permitió darle este hermoso regalo a Tampa: su Feria Internacional de Libro.

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