viernes, 23 de mayo de 2025

María de los Dolores Lacorte Izquierdo, primera mujer taquígrafa de Cuba

  La taquigrafía, método de escritura que, a través de trazos cortos, símbolos especiales y abreviaturas  permite escribir a la velocidad con que se habla, es utilizado desde la antigüedad. La palabra tiene un origen griego, formada por taxos (celeridad) y  grafos (escritura) y la utilizó Jenofonte al escribir la biografía  de Sócrates. Los romanos la llamaron notae tironianae. En la Edad Moderna se extendió por Europa y en  España la  introdujo  Francisco de Paula Martí a principios del siglo XIX.

Si bien la taquigrafía tuvo una impronta significativa durante el siglo XIX en Cuba y a su servicio debemos la conservación de documentos valiosos para entender su historia, hay un ejemplo que no puedo dejar de mencionar. Sin ella, habríamos perdido los discursos de José Martí en Ybor City en noviembre de 1891, salvados por la presencia en El Liceo Cubano del taquígrafo cubano José María González, quien entonces vivía en Cayo Hueso.

Pero, el motivo de estas líneas es destacar la figura de María de los Dolores Lacorte Izquierdo, pues no solo fue la primera mujer taquígrafa de Cuba, sino que además legó una obra significativa para la cultura de la Isla. Al conocimiento de ella llegamos a través de su biznieta, la abogada cubana Diana Arufe, quien desde Tampa expresa el orgullo de uno de sus ancestros que, a su vez, la vincula El Carpio, un municipio español de Córdoba, lugar donde nació su bisabuela en la convulsa segunda mitad del siglo XIX.

Imagen de El Carpio, lugar donde nació María Lacorte.
Fotografía enviada por Daniel Vidal Enríquez.

Aunque en El Carpio discurre su niñez, a los 12 años emigró con sus padres para Cuba, donde va a desarrollar toda su obra hasta su muerte en La Habana, el 11 de febrero de 1946.

La inserción del nombre de María de los Dolores Lacorte en la historia de la taquigrafía fue destacada por el investigador Elio E. Perera Pena, quien la incluye en su libro Taquigrafía en Cuba. Un viaje en el tiempo y que cito en extenso:

“María Lacoste (Lacorte) estudió taquigrafía con el maestro Enrique Orellana en 1896. Su padre había leído una convocatoria en el Diario de la Marina. En la quinta lección María era la única mujer que quedaba a la tutela de Orellana. Concluyó con notas de sobresaliente”.

“Con un gran empeño María trató de ocupar un peldaño digno en la igualdad de la mujer, al probar fuerza en un nuevo oficio que podría brindarle mayores ganancias económicas.

El 4 de mayo de 1998, día señalado para la apertura de las Cámaras Autonómicas, en el salón de sesiones al terminar el acto, el entonces capitán general Ramón Blanco se le acercó y le dijo: Permítame usted, señorita, saludar a la primera mujer que ejerce la Taquigrafía en Cuba, y a la que ha dado el primer paso para demostrar la eficiencia de las cubanas en los cargos públicos”.

Perera Pena destaca en su libro que María Lacorte contrajo matrimonio con el también taquígrafo Emilio Arufe y Almansa, quien tuvo que emigrar a Estados Unidos por su adhesión a la independencia de Cuba. En el exilio, prestó apoyo a la causa defendida por el Ejercito Libertador de su país.

Ya en la república cubana, María Lacorte y Arufe ejerció una importante labor intelectual, destacándose su nombre en la publicación del libro Poesías, discursos y cartas de José María Heredia (dos tomos, 1939) , precedido por una biografía del poeta cubano escrito por ella. El libro, que hoy constituye una rareza bibliográfica, incluye valoraciones sobre Heredia de José Martí, Enrique Piñeiro, Manuel Sanguily y otros. Esta obra bastaría para señalar la contribución de María Lacorte a la historia de la literatura cubana.


Sin embargo, a su nombre de mujer pionera en las luchas por la igualdad de la mujer en Cuba, debe agregársele su esfuerzo en mantener y divulgar la historia, costumbres y valores de su pueblo original, lo que la hace también una defensora de El Carpio que la vio nacer y la cultura andaluza.  Esa pertenencia está en sus letras en español, tanto en las abreviadas desde la taquigrafía, como en las escritas y pronunciadas a lo largo de su vida. Es por ello, seguramente, que su nombre puede pronunciarse con orgullo no solo en Cuba, sino también en El Carpio, desde donde el Sr. Daniel Vidal Enríquez, Secretario del Juzgado de Paz, nos ha expresado el orgullo de saber que una mujer de esta historia es hija de su ciudad.

Tampa, con tan hermosas páginas de la historia de Cuba salvadas por la taquigrafía, es un buen lugar para rendir honor, desde La Gaceta, a María de los Dolores Lacorte de Arufe, una mujer que, adelantada a su tiempo, es también del nuestro.

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