viernes, 10 de noviembre de 2017

Entrevista a Albert A. Fox, tenaz defensor de las relaciones entre EE.UU. y Cuba

Por Gabriel Cartaya
 Conozco a Al Fox –como todos llaman a Albert A. Fox Jr.- desde que comencé a trabajar en La Gaceta. En la primera conversación que sostuve con él, comprendí que Cuba constituye para él una pasión desbordada. Ha dedicado más de 15 años a luchar a favor de que las relaciones entre Estados Unidos y la Mayor de las Antillas sean normales, debidamente abiertas como con el resto del mundo, incluyendo países con sistemas políticos de orientación comunista, como es el caso de China o Vietnan.
En ese esfuerzo, en 2001 creó la “Fundación Alianza para una Política Responsable hacia Cuba”, ha visitado numerosas veces  La Habana, ha propiciado los intercambios de delegaciones culturales y empresariales entre la ciudad de Tampa y la Isla, ha influido en la firma de acuerdos de  colaboración  entre  ambos países y fue una figura importante en el acercamiento que se produjo entre los dos gobiernos en el último tiempo del gobierno de Barack Obama.
  Ahora, cuando ha retrocedido el nivel de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, por intereses políticos que desconocen el verdadero latido de ambos pueblos, Al Fox ha vuelto a La Habana con una pequeña delegación de Tampa y Saint Petersburg, insistiendo en su convicción de que lo mejor para los cubanos, para los tampeños, para los estadounidenses y para todo el mundo, es que, respetando la diversidad de pensamiento,  de estructuras políticas y de decisiones nacionales, se fortalezcan verdaderas relaciones de intercambio y amistad entre los dos gobiernos, porque sólo así estarían cumpliendo  con el deseo del pueblo a quien deben representar.
  Para escuchar la opinión de Fox sobre el tema de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y su papel en la búsqueda de normalizarlas, le hago unas preguntas a las que respondió con amabilidad.
 Tampa ha jugado un papel importante en el esfuerzo por normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Especialmente, la Fundación Alianza para una Política Responsable hacia Cuba, que usted fundó en 2001, ha trabajado intensamente a favor de esa política que tuvo logros importantes durante el segundo período del gobierno de Barack Obama. ¿Cómo valora el trabajo realizado durante tantos años a favor de la normalización de las relaciones entre ambos países?
   Me enorgullece mucho haber podido desempeñar un pequeño papel en lograr que Elián González regresara a Cuba y también en la liberación de los llamados “Cinco”, que cumplían en Estados Unidos injustas condenas de prisión. También logramos influir en el  importante papel del senador estadounidense Jeff Flake, quien contribuyó a mejorar  las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Lo llevamos a La Habana por primera vez. Debido a las importantes contribuciones de la “Alianza…” hoy tenemos en Tampa una mayoría en el Concejo Municipal, la Comisión del Condado, la Autoridad Portuaria, la Autoridad Aeronáutica, en medios de comunicación locales y el apoyo de la congresista Cathy Castor, que están llamando a que se ponga fin al embargo impuesto por Estados Unidos a Cuba.
¿Cómo aprecia el progreso logrado en las relaciones bilaterales a partir de diciembre de 2014?
Del 17 de diciembre de 2014 al 15 de junio de 2017, las relaciones entre Estados Unidos y Cuba cambiaron radicalmente y mejoraron por primera vez, en 55 años. El pueblo cubano ha estado contento con los esfuerzos que hizo la Administración de Obama para restablecer las relaciones diplomáticas. El gobierno cubano ha permitido la venta de propiedades, las pequeñas empresas estaban comenzando a florecer, los cubanoamericanos comenzaron a viajar a Cuba en mayor número y los viajes de estadounidenses a la Isla se facilitaron. Todas las partes estaban entusiasmadas por la mejoría de relaciones.
  Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, comenzó una regresión en los logros alcanzados en esa dirección. ¿A su juicio, qué factores  contribuyen a las nuevas acciones que está tomando la Casa Blanca en relación con Cuba?
  Con la elección del presidente  Donald Trump, las relaciones entre Estados Unidos y Cuba  están volviendo a los días de “La Guerra Fría”. Las nuevas restricciones de Trump hacia Cuba son antiamericanas e inmorales. Los tipos de la “mafia cubana de Miami” deberían estar avergonzados de sí mismos por seguir apoyando una política de guerra fría impulsada por el odio, la venganza y la arrogancia.
  Es repugnante, patético y antiamericano que el presidente Trump haya permitido que una minoría de cubanos extremistas en Miami y Union City, Nueva Jersey, revierta los primeros logros después de 55 años de hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba. Anular la política de Trump hacia Cuba tomará cinco años, al menos, después de que éste abandone el cargo, que debe ser en su primer mandato. Él no es el único a quien culpar. Pocas personas entienden que fue durante la presidencia del demócrata Bill Clinton cuando, realmente, se colocó a Estados Unidos en una posición tan terrible con respecto a las relaciones entre este país y Cuba,  mediante la firma de la legislación Burton Helm. Un presidente republicano nunca la habría firmado.
Usted viajó a Cuba recientemente y pudo apreciar el interés del gobierno y el pueblo de Cuba en no dañar lo que se ha avanzado en las relaciones entre los dos países. ¿Cómo evalúa la tensión que se ha creado a partir de los supuestos ataques acústicos contra diplomáticos estadounidenses en La Habana?

Al Fox (der.), en La Habana, en octubre de 2016

  Es triste el comentario que el país con la democracia más grandes del mundo ha creado, con una propaganda de la CIA encaminada a destruir las relaciones entre los dos países. No es una noticia veraz, no hay evidencia de que el gobierno cubano esté perjudicando a los diplomáticos estadounidenses en La Habana. ¡Ni uno! Toda la habladuría sobre “ataques sónicos” es una tontería que parece más bien una película de “James Bond”. Es una mentira total.
  ¿Cómo usted ve el futuro próximo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba?
  Si los cubanoamericanos no se levantan y muestran su disgusto e indignación con esta nueva política del gobierno, va a llevar años y años para que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba vuelvan al nivel de las que empezaron el 17 de diciembre de 2914.
  Y en Cuba, no vas a encontrar un cubano que apoye la política de Trump o Marco Rubio.

 Publicado en La Gaceta, 10 de nov. de 2017

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