Por Gabriel Cartaya
Conozco a Al Fox –como todos
llaman a Albert A. Fox Jr.- desde que comencé a trabajar en La Gaceta.
En la primera conversación que sostuve con él, comprendí que Cuba constituye
para él una pasión desbordada. Ha dedicado más de 15 años a luchar a favor de
que las relaciones entre Estados Unidos y la Mayor de las Antillas sean
normales, debidamente abiertas como con el resto del mundo, incluyendo países
con sistemas políticos de orientación comunista, como es el caso de China o
Vietnan.
En
ese esfuerzo, en 2001 creó la “Fundación Alianza para una Política Responsable
hacia Cuba”, ha visitado numerosas veces
La Habana, ha propiciado los intercambios de delegaciones culturales y
empresariales entre la ciudad de Tampa y la Isla, ha influido en la firma de
acuerdos de colaboración entre
ambos países y fue una figura importante en el
acercamiento que se produjo entre los dos gobiernos en el último tiempo del
gobierno de Barack Obama.
Ahora, cuando ha retrocedido el nivel de relaciones
entre Estados Unidos y Cuba, por intereses políticos que desconocen el
verdadero latido de ambos pueblos, Al Fox ha vuelto a La Habana con una pequeña
delegación de Tampa y Saint Petersburg, insistiendo en su convicción de que lo
mejor para los cubanos, para los tampeños, para los estadounidenses y para todo
el mundo, es que, respetando la diversidad de pensamiento, de estructuras políticas y de decisiones nacionales,
se fortalezcan verdaderas relaciones de intercambio y amistad entre los dos
gobiernos, porque sólo así estarían cumpliendo
con el deseo del pueblo a quien deben representar.
Para escuchar la opinión de Fox sobre el tema de las
relaciones entre Estados Unidos y Cuba y su papel en la búsqueda de
normalizarlas, le hago unas preguntas a las que respondió con amabilidad.
Tampa ha jugado un papel importante en el esfuerzo
por normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Especialmente, la
Fundación Alianza para una Política Responsable hacia Cuba, que usted fundó en
2001, ha trabajado intensamente a favor de esa política que tuvo logros
importantes durante el segundo período del gobierno de Barack Obama. ¿Cómo
valora el trabajo realizado durante tantos años a favor de la normalización de
las relaciones entre ambos países?
Me
enorgullece mucho haber podido desempeñar un pequeño papel en lograr que Elián
González regresara a Cuba y también en la liberación de los llamados “Cinco”,
que cumplían en Estados Unidos injustas condenas de prisión. También logramos
influir en el importante papel del
senador estadounidense Jeff Flake, quien contribuyó a mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Lo llevamos a La Habana por primera vez. Debido a las importantes
contribuciones de la “Alianza…” hoy tenemos en Tampa una mayoría en el Concejo
Municipal, la Comisión del Condado, la Autoridad Portuaria, la Autoridad
Aeronáutica, en medios de comunicación locales y el apoyo de la congresista
Cathy Castor, que están llamando a que se ponga fin al embargo impuesto por
Estados Unidos a Cuba.
¿Cómo aprecia el progreso logrado en las relaciones
bilaterales a partir de diciembre de 2014?
Del 17 de diciembre de 2014 al 15 de junio de 2017,
las relaciones entre Estados Unidos y Cuba cambiaron radicalmente y mejoraron
por primera vez, en 55 años. El pueblo cubano ha estado contento con los
esfuerzos que hizo la Administración de Obama para restablecer las relaciones
diplomáticas. El gobierno cubano ha permitido la venta de propiedades, las
pequeñas empresas estaban comenzando a florecer, los cubanoamericanos
comenzaron a viajar a Cuba en mayor número y los viajes de estadounidenses a la
Isla se facilitaron. Todas las partes estaban entusiasmadas por la mejoría de
relaciones.
Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de
Estados Unidos, comenzó una regresión en los logros alcanzados en esa
dirección. ¿A su juicio, qué factores
contribuyen a las nuevas acciones que está tomando la Casa Blanca en
relación con Cuba?
Con la elección del presidente Donald Trump, las relaciones entre Estados
Unidos y Cuba están volviendo a los días
de “La Guerra Fría”. Las nuevas restricciones de Trump hacia Cuba son
antiamericanas e inmorales. Los tipos de la “mafia cubana de Miami” deberían
estar avergonzados de sí mismos por seguir apoyando una política de guerra fría
impulsada por el odio, la venganza y la arrogancia.
Es repugnante, patético y antiamericano que el
presidente Trump haya permitido que una minoría de cubanos extremistas en Miami
y Union City, Nueva Jersey, revierta los primeros logros después de 55 años de
hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba. Anular la política de Trump hacia Cuba
tomará cinco años, al menos, después de que éste abandone el cargo, que debe
ser en su primer mandato. Él no es el único a quien culpar. Pocas personas
entienden que fue durante la presidencia del demócrata Bill Clinton cuando,
realmente, se colocó a Estados Unidos en una posición tan terrible con respecto
a las relaciones entre este país y Cuba,
mediante la firma de la legislación Burton Helm. Un presidente
republicano nunca la habría firmado.
Usted viajó a Cuba recientemente y pudo apreciar el
interés del gobierno y el pueblo de Cuba en no dañar lo que se ha avanzado en
las relaciones entre los dos países. ¿Cómo evalúa la tensión que se ha creado a
partir de los supuestos ataques acústicos contra diplomáticos estadounidenses
en La Habana?
Al Fox (der.), en La Habana, en octubre de 2016 |
Es triste el comentario que el país con la
democracia más grandes del mundo ha creado, con una propaganda de la CIA
encaminada a destruir las relaciones entre los dos países. No es una noticia
veraz, no hay evidencia de que el gobierno cubano esté perjudicando a los
diplomáticos estadounidenses en La Habana. ¡Ni uno! Toda la habladuría sobre
“ataques sónicos” es una tontería que parece más bien una película de “James
Bond”. Es una mentira total.
¿Cómo usted ve el futuro próximo de las relaciones
entre Estados Unidos y Cuba?
Si los cubanoamericanos no se levantan y muestran su
disgusto e indignación con esta nueva política del gobierno, va a llevar años y
años para que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba vuelvan al nivel de
las que empezaron el 17 de diciembre de 2914.
Y en Cuba, no vas a encontrar un cubano que apoye la
política de Trump o Marco Rubio.
Publicado en La Gaceta, 10 de nov. de 2017
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