Conversación
con Braulio en el Festival Conga Caliente
Por Gabriel Cartaya
Entre los regalos que el
Festival Conga Caliente ha hecho durante 15 años a la ciudad de Tampa, uno de
los más emotivos es la presentación de artistas famosos que, sin este evento,
miles de personas no hubieran podido disfrutar en vivo.
Por un lado, porque el carácter
popular, abierto y gratuito que ofrece permite a todos acceder a un escenario
asequible a todos y, por otro, porque el
alto nivel de apoyo logrado por este festival permite sufragar los gastos que
emanan del traslado a Tampa de tan importantes artistas.
Si el año
pasado disfrutamos el son y la salsa con Oscar D’Leon, figura
cumbre de estos ritmos, en 2018 tuvimos al que alcanza esta estatura en el
merengue, el célebre Johnny Ventura, por sólo poner dos ejemplos.
Este año, también nos visitó uno de los
grandes exponentes de la canción romántica de las últimas décadas, a quien
millones de personas en el mundo identifican cuando se dice solamente Braulio,
aun sin saber que detrás del brillante cantautor hay un excelente ser humano,
de pensamiento alerta a la sociedad donde vive, que responde al nombre Braulio
Antonio García Bautista, nacido en 1945 en Santa María de Guía, Gran Canaria,
España.
Como los organizadores del ya
imprescindible festival han tenido la meritoria idea de organizar una sala de
prensa para que los periodistas podamos dialogar brevemente con los artistas
invitados, tuve la dicha de estrecharle la mano a Braulio y sentarme frente a
él a conversar un instante, lo que preferí a un cuestionario preconcebido,
cuando él terminaba de conmover al público en medio de una tarde de excesivo
calor.
Hablo con Braulio sobre Cuba y Canarias |
Naturalmente, el primer comentario que
le hice fue sobre mi país, pues la canción suya dedicada a su padre, “Mi viejo
y Cuba”, alude a las añoranzas que por aquella tierra tuvo siempre quien lo trajo al mundo. Había
leído que en alguna ocasión él confesó haberle prometido que un día iría a
conocer aquel pedazo de la Isla donde vivió una parte de su familia paterna. De
hecho, quise saber si cumpliría aquella promesa.
–Claro que sí –me dijo–. Con una
sonrisa, me comentó que debía apurarse en hacerlo y que, si se creaban las
condiciones, iría con mucho gusto, que le interesaba mucho poderlo hacer.
Después hablamos sobre el momento
histórico en que se produce la transición de la dictadura a la democracia en
España, porque coincidió –comento– con el instante en que él comenzaba a ser
famoso como cantante. Dijo que, al igual que todos los españoles, estuvo
inmerso en aquel acontecimiento. “Fue un momento muy convulso –recordó–. Hubo
un momento en que no se sabía lo que iba a pasar. Había diferentes tendencias,
incluso las amenazas de ETA.
Indirectamente, hay que agradecerle algo a los etarras y es que al sentir
la acción de ellos, nos unimos más. Habría que darle las gracias, entre
comillas, pues muchas fuerzas se unieron ante su amenaza. En realidad, le dimos
una lección al mundo y se construyó la democracia”.
–¿Ya habías dado a conocer “Canto a Canarias?
_Sí, lo hice en el 75 y tuvo mucho que
ver con lo que estaba pasando en ese lugar. Fue censurado y, en parte,
por eso vine para América.
Le comento sobre la expresión de
nacionalismo que hay en “Canto a Canarias”, poniéndolo en relación con una
confesión suya de no ser independentista, con relación a su tierra natal,
claro.
–Yo soy un nacionalista no
independentista –afirma Braulio con convicción–. Considero que si Canarias
fuera independiente tardaría dos minutos en caer en las garras de Marruecos.
Nos tiene en el mapa de sus apetencias. Mi nacionalismo es reivindicativo de
nuestra autoctonía, de nuestras raíces, de nuestra idiosincracia. Pero podemos
pertenecer a España. Hay autonomías que son muy autóctonas, valga la
redundancia. Tenemos un marco de libertades bastante amplia. Si vemos ahora lo
que pasa en Cataluña y las divisiones. Porque en Cataluña no todo el mundo es
independentista y hay más, digamos, españolistas.
Nosotros tenemos otra posición, otra
historia. Si fuera por la geografía, podríamos decir que Canarias tiene más
razones para la independencia. Estamos más lejos de Madrid y más cerca de
África.
Yo me siento feliz con el estado que
tenemos en Canarias y soy nacionalista. En Canarias tenemos que ser
nacionalistas. Hay dos partidos hegemónicos en España: el Partido Socialista y
el Partido Popular. Si nosotros estuviéramos manejados por ellos, estaríamos
manejados desde Madrid, o sea, esperando a que nos llegaran determinadas
prebendas. Por eso necesitamos un partido nacionalista canario, que aún no está
decidido. Pero tenemos peso, exigimos, votamos, y ganaríamos con eso.
–Lo importante es la gente, que la gente
viva mejor –dice Braulio con convicción.
Siento la sinceridad en sus palabras y
el compromiso con su tierra natal. Le recuerdo una anécdaota contada por él,
sobre la necesidad de ir siempre a
Canarias, y que cuando recorre su tierra baja los cristales de la ventanilla
del coche para respirar aquel aire, a riesgo de un resfriado. Se ríe y dice:
–Me acaba de pasar. Los amigos me dicen:
te vas a resfriar. Pero necesito respirar ese aire.
Estaría más tiempo conversando con este
extraordinario artista, cuyas canciones siempre disfruto, pero otros colegas
esperan su turno y me despido de él, convencido de conocerle más por la
sinceridad de su expresión y el amor a sus raíces, a su cultura, al ser humano,
lo que es menos conocido –y más importante– que los temas a los que no hubo
tiempo de mencionar: los premios, las glorias y la fama que ha ganado con su
talento y su voz.
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